martes, octubre 1, 2024
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Tiempos mejores para Bolivia

En el transcurso de varias décadas de trabajo periodístico en diarios impresos, emisoras y TV, hemos tenido la oportunidad de observar muy de cerca diversos acontecimientos desarrollados en nuestro suelo y, por supuesto, también no podía faltar la actividad política (o politiquera).
Y en el transcurso de varios gobiernos, escuchamos las promesas de siempre: “trabajar para la felicidad del pueblo”, “creación de empleos”, “lucha contra la corrupción administrativa”, “los culpables serán procesados caiga quien caiga”, etc.
Transcurrieron inexorablemente las décadas y todas esas promesas se las llevaron los vientos del olvido, lejos, muy lejos.

NOTICIEROS
Especialmente los noticieros de TV (afines y no afines a “los de arriba” ), informan todos los días, desde la hora del desayuno, sobre denuncias relativas a negociados de toda naturaleza con el dinero del Estado, desaciertos, prepotencia, soberbia, incapacidad administrativa, sofismas, falsas promesas y todo un ramillete de actitudes negativas que impiden el progreso de Bolivia, país sumido en la desconfianza, la duda, la injusticia, el regionalismo discordante entre bolivianos de oriente y occidente, peleas entre hermanos de un mismo suelo, politiquería barata, etc.

CAMBIO, CAMBIO
En épocas recientes, la palabra “cambio” estaba (y está) en boca de muchos políticos, tanto que hasta un diario tabloide tenía ese nombre. Y tal vez porque sus fundadores se dieron cuenta de que tal situación no ocurría en la realidad del país, el pequeño periódico dejó de circular.

ESPERANZA
La psicología nos aconseja ser permanentemente positivos y no negativos. Entonces con esa creencia, aún tenemos la leve, levísima esperanza de que algún día, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, vivan días y tiempos mejores en nuestra patria, cuando imperen sobre todas las situaciones, el raciocinio, la unión entre bolivianos y sobre todo una verdadera justicia.

SUGERENCIAS
Y permítasenos también, emitir algunas sugerencias bienintencionadas para que más de un gobernante del futuro pueda convertirlas en realidades para beneficio del hasta ahora resignado pueblo boliviano:
– Terminar con el odio, el revanchismo y el insulto hacia los que no tienen los mismos criterios y las mismas tendencias políticas y partidarias.
– “Quién siembra odios, cosecha tempestades”, afirma el sabio refrán. Todos los nacidos en este suelo, blancos (si es que todavía quedan), mestizos e indígenas de diferentes etnias, debemos mirar el futuro unidos y sin rencores absurdos e insensatos. Hay que terminar con esa horrible terminología de “invasores”, “extranjeros”, “originarios”, etc. Todas esas palabras de contenido negativo son ofensivas. Veamos el futuro con lentes prístinos de optimismo, bondad y paz, sin exclusiones de alguna naturaleza.
– Deberían ser actitudes de un triste pasado las falsas promesas, el engaño, la mentira y el sofisma.
– Acabar con la politiquería, los “avales” partidarios para la obtención de cargos en la administración pública. Esa es la enfermedad más grave de Bolivia, mal que ocasiona atraso e impide progreso.
– Ya no más otorgación de cargos de responsabilidad a partidarios incapaces, fracasados en el pasado y resentidos sociales.
– ¿Se podrá acabar con el nepotismo, la corrupción administrativa y la abominable injusticia?
– Ciudadanos sin militancia partidaria, responsables y honrados deberían ser convocados para la conducción de entidades públicas (¿somos unos ilusos?).

OTROSÍ
El que sepa leer que lea; el que sepa oír que oiga; el que sepa entender que entienda. Y el que quiera gobernar Bolivia en el futuro, que se ponga una mano en el pecho y razone: el pueblo boliviano anhela vivir en tiempos mejores.

El autor es dibujante, escritor y periodista.

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