Al concluir la Segunda Guerra Mundial (1945), emergió como nueva potencia mundial, el Estado federado de Estados Unidos, que con su participación en la guerra definió el triunfo aliado, y con su potencial económico expandió su influencia a buena parte del mundo no alineado al régimen comunista de la ex URSS. Al derrumbarse este régimen en la URSS y sus satélites de Europa en 1989, luego de la guerra fría con USA y sus aliados, quedó en el mundo sólo el sistema capitalista-democrático, aunque pervivió la China comunista.
Estados Unidos comenzó a tener influencia en América Latina desde fines del Siglo XIX, pese al dominio mundial del imperio inglés, la pérfida “albión”, en especial sobre Centro América y el Caribe, protagonizó una guerra contra España, a la que le privó de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Invadió varios países del área, pero también puso sus recursos económicos en ayudas; en Bolivia, al régimen de la Revolución Nacional, apoyó con más de 200 millones de dólares de ese tiempo. Durante la “guerra fría con la ex URSS”, dispuso su potencial para evitar que otros países cayeran en el comunismo, como sucedió con la Cuba de Fidel Castro. El anti imperialismo yanqui, fue el discurso de las corrientes socialistas-comunistas y nacionalistas.
La China dejó su régimen comunista cerrado, cuando el sucesor de Mao Zedong en 1976, Deng Xiao Ping, inició un período de “apertura, reforma y pragmatismo”, de tal manera que en tres décadas China se convirtió en el Estado que más rápido se desarrolló y creció en todos los órdenes. Su apertura al mundo occidental capitalista fue fundamental para su desarrollo, aunque en lo político mantuvo la dictadura socialista que pervive hasta este tiempo, en que la China es la segunda potencia mundial. Y con miras a ser la primera del mundo, ha expandido sus intereses a buena parte del orbe.
Debido al bajo costo de mano de obra, la mayoría de las empresas capitalistas, acudieron a China para la elaboración de productos, de tal suerte que llevaron tecnología y “know how” gratuito, que luego los chinos la utilizan para producir muchos bienes. Muchos de los millonarios en el mundo están en China, de tal suerte que en lo económico es un modelo “ultra capitalista” y en lo político (administración del Estado) es autoritario.
Una de las características de los imperios, es la expansión territorial, es decir la búsqueda de ampliar sus fronteras (China pretende ocupar la China nacionalista o Taiwan, y ocupó, mediante convenio con Inglaterra, Hong Kong). Otra de las características es expandir su influencia económica y política, a través de créditos, servicios, construcción y venta de tecnología. Es así que en Latinoamérica, la presencia china en préstamos, contratos de construcciones, adjudicaciones en explotación de recursos naturales y obras de infraestructura, es la más importante, para lo cual ha dispuesto importantes cantidades de recursos económicos. En nuestro país las obras públicas y explotación de recursos naturales están en buena medida en manos de los chinos, que en algunos casos contribuyen al deterioro del medio ambiente, como en la explotación de oro en el norte paceño y en el oriente. También acompaña a las empresas chinas, un alto índice de corrupción, como en el caso de la empresa CAMC y otras.
Nuestro país que vive, desde antes de ser república independiente, de los recursos naturales, en especial no renovables, luego de casi agotar el gas, ahora, pese a los importantes recursos que ingresaron al Tesoro público, en los años que gobernó el populismo de izquierda, el gobierno sólo mira a la explotación del litio, que ya en el gobierno de Paz Zamora se intentó, pero hubo rechazo por la opinión pública.
El litio se ha convertido en la materia prima para remplazar el uso de energía que contamina el medio ambiente, por energía limpia que proporciona el litio, convertido en un recurso importante. El gobierno del régimen populista que nos gobierna durante 16 años, ha encomendado la explotación del litio a empresas chinas y rusas, que responden a la misma línea imperialista, capitalista y autoritaria, cuando podía buscar un equilibrio entre los intereses del occidente democrático capitalista y el capitalismo autoritario.
Con el argumento de explotar el litio por y para los bolivianos, fueron destinados más de 800 millones de dólares a una empresa estatal, sin que los resultados hayan sido medianamente exitosos, pues la tecnología para la explotación es muy específica. Ahora se pretende investigar judicialmente, por ese fracasado emprendimiento público, a los responsables, lo que seguramente quedará en nada. Sabemos que las investigaciones sobre actos de corrupción en actividades públicas, quedan en nada, y sus autores impunes.
El alineamiento del gobierno del populismo-masista, con regímenes de la corriente autoritaria en el mundo, encabezada por China, Rusia, Irán y los gobiernos del populismo izquierdista de Latinoamérica, no responde a los intereses de nuestro país, que debería tener una política exterior de buenas relaciones con todos los países del mundo, y no ser “encasillado” por la opinión internacional, como parte de los “perturbadores de paz democrática” a que aspiran los pueblos. Recordemos, el imperialismo yanqui donó al país, más de un millón de vacunas contra el Covid-19, China sólo unas cajas de barbijos.
El autor es Abogado, Político, escritor y docente universitario.