Como estuvo previsto, el desenlace de la épica, como conmovedora vigilia de Dña. Amparo Carvajal, Presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, concluyó afortunadamente bien, luego de permanecer más de 50 días, primero; sobre la acera de la avenida 6 de agosto y después; en la terraza de las instalaciones de la APDHB, violentamente avasalladas por individuos, afines al Movimiento al Socialismo, que ocuparon dicho recinto el pasado 2 de junio. Cabe destacar las curiosas coincidencias simbólicas de este hecho, al discurrirse en la 6 de agosto, día de nuestra independencia y finalizado, en vísperas del 24 de julio, día en que se celebra el natalicio del Libertador Simón Bolívar.
No habría sido posible el feliz epílogo de este lamentable trance, de no mediar la oportuna intervención del cónsul de España, Guillermo Gil, en virtud a que Dña. Amparo es súbdita española y nacionalizada boliviana desde hace 40 años. De ahí que es fácil suponer que la indicada intervención diplomática fue posible, gracias al impacto mediático que tuvo en la opinión pública internacional, el tormento al que estaba siendo sometida tan distinguida dama, por una parte y, por la otra, el impacto que habría tenido sobre las elecciones presidenciales en España, cuyo actual presidente, Pedro Sánchez, a más de presidir la coalición socialista, muy afín al MAS, terció en dichos comicios para procurar su reelección.
Por su parte, el motivo que habría primado para el violento avasallamiento de las oficinas de Amparo, por hordas evistas, se explica como una acción de venganza típica del líder cocalero, que no olvida las declaraciones formuladas por Amparo Carvajal en 2019, en las cuales, dentro del marco del paro cívico en defensa de la democracia y el voto, ella afirmó: “en el periodo de gobierno de Evo Morales, esta institución registró alrededor de 132 personas fallecidas en diferentes conflictos sociales, por la intervención de la Policía o por enfrentamientos entre grupos”.
Es bueno recordar que, en la extensa relación de bajas que respalda la afirmación de la presidenta de (APDDHB), no se incluyeron la de compatriotas que corrieron la misma suerte, como: José María Bakovic, Marco Antonio Aramayo, Guillermo Fortún, Fernando Kieffer, etc., quienes perdieron la vida en las mazmorras de la cárcel. Tampoco se citó a aquellos que se encuentran en sala de espera, como Jeanine Añez, Fernando Camacho, o Marco Pumari, víctimas propiciatorias de una forma de hacer política, que los bolivianos ya la considerábamos superada.
Providencialmente, el doloroso drama de Amparo concluyó sin ninguna de las opciones previstas por los salteadores, que ya habían incluido en el equipo de tormento a tres centuriones femeninos que, fuera de insultarla y ultrajarla, faltaba que la flagelen y le claven una corona de espinas, para luego sacarla en un cajón, como ella misma había presagiado.
Entretanto, esperemos que este triste desenlace sirva de lección al gobierno, encargado de velar por nuestra seguridad y la vigencia de los derechos humanos, sin discursos rimbombantes y lejos de los nuevos colonizadores españoles, encarnados en los Iglesias, Monederos, Zapateros y Garzones que buscan, con mayor sofisticación que los Pizarro, Almagro, Cortez y otros, llevarse la blanca plata en polvo y por avión, ante la mirada absorta de un Inca aimara y un MAS, en situación de Desamparo.