En el río Madre de Dios 546 dragas explotan oro

Desde hace muchos años deben pesar en la conciencia de los gobiernos numerosas denuncias sobre la explotación de los ríos Madre de Dios y otros. Recientemente, se anunció que 546 dragas extraen oro y que solamente el 50% sería legal y contaría con las autorizaciones necesarias por parte de las autoridades del sector. Tal situación revela muy poco control, falta de honestidad y responsabilidad de los gobiernos de turno, que, al parecer, aplican un principio repudiable: “Dejar hacer y dejar pasar”. Sin embargo, mostrar indiferencia ante hechos como el mencionado es conveniente solamente para encubrir la corrupción. Ahora surge la pregunta, ¿el otro 50%? será legalizado? ¿Será que funcionarios corrompidos dieron su visto bueno para que esa explotación en el aludido río pase como si fuera “legal”? Una denuncia al respecto es reciente. Sin embargo, ¿qué pasó antes en ese lugar?
Pesan las actividades de esas 546 dragas y ¿cuánto daño causaron al medio ambiente? Se requiere una auditoría al respecto, inspeccionando todos los ríos donde se sabe que empresas o cooperativas extraen oro y hacer conocer verdades. No hacerlo implicaría dejar pasar el tiempo hasta que todas las acusaciones e investigaciones, muchas por parte de organizaciones civiles dedicadas a la protección de la naturaleza, queden en el olvido. Pero la población en general no debe aceptar con pasividad que tan delicado tema quede en manos de quienes prefieren dejar que todo ocurra y sean unos cuantos los beneficiados que aprovechan el trabajo de comunarios que, en este caso, son los que navegan y trabajan en los ríos, haciendo muchos esfuerzos para conseguir recursos económicos para solventar a sus familias.
En cuanto al oro que se saca de los ríos, su comercialización debe servir para lograr el desarrollo de toda la región; para abrir caminos de conexión de los sitios alejados con los centros de consumo. Con esa inter-comunicación benéfica muchos pueblos indígenas podrían llevar sus productos a las zonas populosas. Además, esos pobladores podrían recibir mejor atención en materia de salud, educación, construcción de viviendas, etc.
Fuera de toda duda está la necesidad de mantener los ríos sin deterioro, pues son importantes vías de comunicación y su agua dulce sirve para el consumo humano y de animales. Por ello se requiere reforzar la vigilancia por parte de miembros de la Fuerza Pluvial y Lacustre de las Fuerzas Armadas. En todo caso, corresponde que el gobierno asuma medidas para evitar la explotación irracional de oro en los ríos del país, actividad que contamina esas aguas con mercurio, químico que implica graves daños para la salud de seres vivos.