La equidad en salud se logra cuando todos los ciudadanos pueden tener acceso a todos los servicios de salud y así lograr plena atención, pues nadie puede estar en desventaja.
Un componente fundamental de la justicia social, indica la ausencia de diferencias evitables, injustas o remediables, entre grupos de personas debido a sus circunstancias sociales, económicas, demográficas y geográficas.
Las organizaciones internacionales de salud determinan que la equidad en salud es una misión. Es decir, “Liderar esfuerzos colaborativos estratégicos entre los estados, para promover la equidad social en salud”, y valorar la IGUALDAD, la lucha por la imparcialidad y la justicia mediante la eliminación de las diferencias que son innecesarias y evitables.
Tomando como referencia estos argumentos, todos deberíamos tener acceso a los servicios de salud sin limitación alguna, pero sabemos que no es así. Duele en lo más profundo del ser, que una persona enferma en nuestro país, que no tiene recursos económicos para acceder a una consulta privada, tenga que hacer filas en días previos para acceder a una ficha que le dé acceso a una consulta médica pública. Consterna en lo profundo del ser. Mientras que las autoridades llamadas a hacer cumplir el artículo 18 de la Constitución Política del Estado, brillan por su desconocimiento u omisión.
La búsqueda de equidad es un constante desafío para todos los sistemas de salud, pues los países vecinos han logrado grandes avances en el campo de la salud, debido, en parte, al desarrollo económico y social, a la consolidación y al fortalecimiento de sus sistemas de salud y a la capacidad de incorporar y aplicar nuevas tecnologías para mejorar la salud y el bienestar. A pesar de los logros alcanzados, la pobreza y las inequidades siguen aquejando a la región y a nuestro país.
Según datos recientes, América Latina y el Caribe continúa siendo la región más inequitativa del mundo; un 29% de la población se encuentra por debajo del umbral de la pobreza y el 40% más pobre de la población recibe menos del 15% del total de los ingresos. Estas inequidades se reflejan en la salud: por ejemplo, la región de las Américas no alcanzó los objetivos de desarrollo del milenio de reducir la mortalidad materna para el 2015 y a pesar de que ha habido grandes reducciones de la mortalidad en los menores de 1 año, existen diferencias muy marcadas entre un país y otro.
La 10ª Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, marcó el comienzo de un movimiento mundial en torno al concepto de bienestar en las sociedades y equidad social en el acceso a los servicios de salud. Bolivia es signataria del mismo. En ella se hizo hincapié en la necesidad de fortalecer los sistemas de salud para lograr el acceso y la cobertura universales, sobre la base de reducir las inequidades en materia de salud, ampliar el acceso a una atención integral de calidad y mejorar el bienestar de la población. También se subraya la necesidad de invertir más en salud y de hacerlo mejor, particularmente con miras a fortalecer el primer nivel de atención y dar pasos decisivos hacia la integración de los servicios de salud.
Para lograr que los servicios de salud sean equitativos, integrales e integrados habrá que efectuar grandes cambios en el modelo de atención y en la manera en que esté organizada la prestación de dichos servicios. Ciertos cambios serán esenciales, entre ellos una mayor equidad en el financiamiento de la salud; la creación o modificación de marcos normativos; la aplicación de métodos innovadores para la capacitación y asignación de los recursos humanos y el ejercicio de un firme liderazgo por parte de las autoridades nacionales de salud.
El autor es Médico y Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz-Bolivia.