España desapareció ante Japón (4-0). Fue superada por las niponas, en el terreno de juego y en la clasificación, y en ningún momento del partido supo protegerse de las contras que una y otra vez acababan entre las redes de Misa Rodríguez. Una dura derrota que puede hacer daño moral a las estrellas de La Roja, pero que no supone un gran agravio para la clasificación española. Con el pase para octavos de final ya lograda, es un partido que deben olvidar lo antes posible para avanzar.
Las futbolistas asumieron ese mensaje optimista y comenzaron a trabajar en las mejoras nada más terminar el partido. “Vamos a sacar lo positivo, todo lo que aprendamos hoy del partido nos hará más fuertes. A veces necesitas un palo de estos para crecer y ser más equipo que nunca», decía Aitana Bonmatí.
Esa actitud constructiva se mezcló con la autocrítica, necesaria para mejorar. “El único responsable soy yo”, dijo Jorge Vilda tras la dura derrota. Al técnico español le esperan cinco días de intenso trabajo para revertir las malas sensaciones del equipo en este último partido de la fase de grupos. Pero precisamente por tratarse de un partido no determinante en el resultado, le deja muchas lecciones que aprender para la fase decisiva.
Habiendo identificado los problemas de su esquema antes de las eliminatorias finales, el tiempo corre a su favor. El equipo de Jorge Vilda tiene tres días de entrenamiento para mejorar sus prestaciones. El sistema 4-3-3 habitual en el técnico se vio previsible y superado por el análisis táctico del rival, mientras que las grandes estrellas tuvieron dificultades para interactuar. Ni Aitana Bonmatí ni Jenni ni Alexia podrán mostrar su mejor versión en un entorno muy incómodo para ellas.
En defensa, el equipo se vio superado por contras muy sencillas a la espalda de las centrales. En esta tarea, las acciones de las laterales y de la pivote son determinantes en el equilibrio, y estas posiciones se vieron superadas por unas situaciones que abandonaron a Misa Rodríguez la ardua tarea de sostener al rival.
La ausencia de Ivana Andrés por lesión deja abierta la lucha por un puesto en el centro de la zaga . Con Rocío Gálvez y Laia Codina, Jorge Vilda tiene que encontrar la pareja de Paredes que se ajusta más a las necesidades de un equipo dominante y que asume muchos riesgos en la creación. La central del FC Barcelona había encontrado a Ivana una buena aliada para esta causa, pero la ruptura de este dúo deja a la vista las costuras de una defensa que necesita ajustarse para dar seguridad a su portera.
En esta tarea del equilibrio, de una España que quiere dominar pero que asume errores, es fundamental el rol de la pivote. Hasta ahora, la versión de Tere Abelleira se había sorprendido a todo el mundo por sus prestaciones ante Costa Rica y Zambia, pero en el encuentro ante Japón estuvo lejos de su mejor. En el banquillo esperan perfiles muy diferentes, desde las veteranas Claudia Zornoza e Irene Guerrero, hasta la jovencísima María Pérez. La competencia en esta posición es alta y todas ellas esperan ser la solución para un equipo que, pase lo que pase en octavos de final, no perderá su idea de juego.
LA BUSQUEDA DE EFECTIVIDAD
Si España rompió carencias defensivas, también manifestó la falta de un plan B en el ataque. Aunque el seleccionador hizo cambios en la última hora, poco afectaron a un resultado que fue decisivo en la primera mitad (3-0). España dejó 57 oportunidades de acercarse a la portería rival y tuvo la posesión, fue Japón quien mostró su eficacia con tan solo siete aproximaciones a Misa.
Con estas dos carencias, España tiene trabajo para mejorar de cara a los días decisivos. Y en esto, los futbolistas y el técnico mostraron un mensaje unido. Aitana Bonmatí pidió perdón por su actuación, Irene Paredes asumía que el vestuario estaba afectado, y Tere Abelleira insistía en el equilibrio: “Ni antes éramos tan buenas, ni ahora tan malas”.
En este aprendizaje, España recibió una lección de eficacia que debe aplicar en octavos de final si quiere superar su primera eliminatoria ante Suiza, donde tendrá que darle la vuelta a las sensaciones del equipo para competir. “Estoy convencido de que el equipo está frustrado y con rabia, y eso se perdió en ganas”. (FIFA)