A casi un año de haber presentado ante el Comité de Bioseguridad Alimentaria la solicitud de evaluación y aprobación del evento transgénico en trigo HB4 tolerante a sequía, la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) plantea disponer de la tecnología al Gobierno.
El pedido expreso fue manifestado por su presidente, Fernando Romero, durante el evento tecnológico que se desarrolló en Okinawa 1, en conmemoración al Día Nacional del Trigo.
El pasado año, debido a la sequía prolongada, un evento climático cada vez más recurrente, se llegó a uno de los rendimientos promedio más bajos de los últimos 25 años, con 850 kilogramos por hectárea. Pese a ello, muchos productores continúan cultivando el grano con esfuerzo.
El panorama este 2023 “es más esperanzador” pues se estima llegar a una producción de 140 mil toneladas métricas, pero aún siguen siendo insuficientes para abastecer la demanda nacional de trigo.
La necesidad de reducir las pérdidas productivas causadas por la sequía, un fenómeno cada vez más recurrente, se acrecienta entre los productores el apremio por acceder a la mencionada tecnología.
“Con su aprobación inmediata por el Gobierno, esta innovación tecnológica nos brindará la oportunidad de asegurar nuestras cosechas, y aumentar la superficie de siembra y la producción para alcanzar la ansiada soberanía alimentaria del país”, dijo Romero.
Al cumplirse 30 años de celebrar el Día Nacional del Trigo, Anapo destacó el lugar crucial de este grano, no solo para garantizar la seguridad y soberanía alimentarias de los bolivianos, sino para el manejo sostenible del sistema productivo.
Durante el evento tecnológico, el presidente de la Asociación que aglutina a cerca de 14.000 agricultores destacó las prácticas conservacionistas que realizan sus afiliados mediante la tecnología de siembra directa y la rotación de cultivos, “que ya están arraigadas en los campos productivos, desde hace muchos años”.
“En nuestra región, el trigo se integra de manera armónica con otros cultivos importantes como el sorgo y el girasol. Esta diversificación es clave para mantener la fertilidad de nuestros suelos y evitar la proliferación agresiva de plagas y enfermedades”, realzó al explicar que los productores, en invierno, rotan sus cultivos con la producción de insumos clave para otras cadenas alimenticias, como la avícola, porcina, lechera y ganadera.
“No estamos dedicados al monocultivo de soya, como algunos activistas pretenden que crea la población. Somos un sector productivo versátil y adaptable, que entiende la importancia de diversificar la producción para garantizar la seguridad y soberanía alimentaria y proteger nuestro medio ambiente”, dijo.
En la última década, se han destinado más de 1.100 millones de dólares para la importación de grano y harina de trigo de países vecinos, principalmente de Argentina, sin considerar lo ingresado por contrabando. “Debemos cambiar este panorama, no podemos depender de la producción de otros países para alimentar a los bolivianos. Hoy tenemos menos soberanía alimentaria en el trigo para asegurar el consumo de pan a las familias bolivianas”, dijo el representante de los agricultores.
“Ser más eficientes y productivos, es nuestro norte”, aseveró a su vez el presidente en ejercicio de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), luego de exigir al Gobierno seguridad jurídica para los productores y mejores condiciones para aumentar las exportaciones, de tal forma que se incentive la producción de alimentos.
Avances en investigación y tecnología
El XXX Día Nacional del Trigo reunió a más de 2.000 productores. Instituciones públicas y privadas presentaron cinco nuevas variedades del grano, con características de resistencia a plagas y mejor rendimiento. El Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) presentó las denominadas Tarumá EG y Jarajorechi, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal Santa Cruz (INIAF), a sus variedades San José y Vallegrande; ALTEI lanzó Curupaú y MDO, la Klein Paraba.
A pesar de los esfuerzos de investigadores y productores en incrementar la cantidad de cosecha, la superficie de siembra y la producción de trigo en Santa Cruz disminuyó en los últimos años. Esto “debido a las condiciones climáticas adversas, principalmente de extrema sequía, que han disminuido de forma considerable nuestra productividad”, explicó Romero.
El trigo es un componente principal en la dieta alimentaria del país; por ello, ingenieros agrónomos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en los últimos años encaminaron investigaciones para determinar las dosis óptimas de aplicación de urea como fertilizante para su cultivo. “En la región de Okinawa, los ensayos con aplicaciones de 75 kg de urea por hectárea han logrado incrementar los rendimientos de trigo hasta en un 50%”, informó la gerente de Productos Derivados e Industrializados de YPFB, Gabriela Delgadillo Salazar, presente en el evento.
Evento tecnológico de larga data
En la trigésima versión del Día Nacional del Trigo se homenajeó a seis instituciones y empresas que apoyaron de forma constante para la realización del evento en el transcurso de los años. El CIAT, la Cooperativa Agropecuaria Integral Colonias Okinawa (CAICO), el Gobierno Municipal de Okinawa 1, Agripac, Interagro y Mainter recibieron un justo reconocimiento por su aporte y compromiso con el desarrollo del sector triguero.
El evento tecnológico permitió que los visitantes accedan a paquetes tecnológicos, servicios y maquinaria de las más de 50 entidades privadas y públicas que ocuparon las áreas de parcelas de campo y el área ferial.
El alcalde interino de Okinawa 1, Iver Surubí, aseveró que el evento anual que alberga su localidad demuestra el potencial productivo de su región, que puede ser optimizado con el acceso a tecnología y maquinaria de última generación. “Los agricultores hacen lo posible para que Bolivia pueda tener garantizada la seguridad alimentaria; sin ellos, flaquearíamos en cuanto a la producción de alimentos”, manifestó.