Importa que las virtudes se conviertan en valores

Nuestra vida hecha fe y caridad, decencia, honradez y honestidad conjuntamente otras virtudes, conforma un cuerpo homogéneo de valores precisos y necesarios para la fortaleza familiar. Es una realidad que, si las familias no consiguen tener fe y caridad basadas en la obra de Dios, que nos ha creado a su modo y semejanza, el ser humano no tendría la fortaleza debida para enfrentar el cúmulo de problemas que se debe vencer en el curso de la vida. Es decir, para enfrentar los desafíos que se presenten y, sobre todo, en bien de las familias y del bien común que se conforma con el paso del tiempo y que, luego, muy luego, pueden fortalecer la fe en Dios y en nosotros.
Todo ello, importa que nuestras virtudes alcancen dimensiones mayores, que se hagan valores al servicio del bien común, del que son parte nuestras familias y amigos que encontremos, de amistades que acompañan nuestro diario existir. Y se convierten en factores de formación y educación de quienes pueden ser aptos para lograr el perfeccionamiento que se requiere para conseguir altos niveles de vida, superando y mejorando las fuentes de producción. Y conseguir formación y profesionalización, como medio de fortalecer los emprendimientos en que estemos, para mejorar la propia formación y contribuir al mejoramiento de todo el entorno en que estemos inmersos. Que las virtudes que aún poseemos se hagan valores y principios en bien del todo que nos ayuda y fortalece con sus conocimientos y capacidad para la realización de labores y obras que ayuden al bien común, como medio de fortalecer la economía y ampliar los límites de creación de nuevas fuentes creativas para la población.
Debe tener mucha importancia que los niveles de educación y cultura, profesionalismo y especialización de nuestros técnicos medios y obreros, sean superados, no solamente para alcanzar altos niveles de producción, sino para tener situación competitiva en el conjunto de creación y formación de industrias fortalecidas por la cantidad y calidad, a fin de dejar los caminos dependientes de la producción foránea.