Bolivia a partir del 2009 tiene como denominación “Estado Plurinacional”. Las premisas para generar el cambio de República a Estado se cimentaron en el concepto de “empate catastrófico” propuesto por el ex vicepresidente Álvaro García Linera. El cual señala, que en situaciones en la que existen proyectos políticos y sociales en conflicto, solo se puede desembocar en un punto muerto, sin que ninguna de estas visiones políticas logre imponerse sobre la otra.
El concepto de plurinacionalidad surge como una propuesta hegemónica, donde, supuestamente, todos los grupos étnicos se sientan representados y su cultura sea respetada. La idea detrás de la plurinacionalidad es que cada grupo tiene el derecho a autogobernarse y preservar su identidad cultural dentro de un Estado unificado. Sin embargo, este concepto llevó a Bolivia a consecuencias altamente negativas y peligrosas para la estabilidad y la unidad del país.
Para empezar, el fracaso del concepto de plurinacionalidad radica en su propia definición. La plurinacionalidad implica una fragmentación y una segmentación de la sociedad, donde se da a cada grupo étnico independencia política y territorial. Esto creó divisiones sociales y políticas internas muy fuertes dentro del país, generando conflictos y tensiones que dificultaron una gobernabilidad con respeto al Estado de Derecho, dando lugar a rivalidades territoriales y disputas fronterizas entre municipios y regiones.
La plurinacionalidad plantea el desafío de definir quién pertenece a cada grupo étnico y cómo se establecen los límites y las divisiones territoriales; la identidad étnica y cultural no siempre es fácil de determinar. Esto llevó al país a conflictos y debates sobre la inclusión o exclusión de personas que no se sienten parte de ningún grupo étnico en específico. Los habitantes de las ciudades, por ejemplo, se sienten avasallados en sus derechos políticos y sociales.
El concepto de plurinacionalidad en Bolivia solo fomentó el nacionalismo étnico y la exclusión de aquellos que no pertenecen a ningún grupo en específico. El concepto de Estado Plurinacional de Bolivia solo dio lugar a la creación de una sociedad segregada, donde cada grupo vive aislado del resto y se enfoca en la preservación de su propia cultura, lo cual solo genero tensiones y conflictos intergrupales.
El conflicto y la tensión en el país no disminuyeron, la premisa del “empate catastrófico”, por ende, fracasó, pues la imposición de una “cultura hegemónica” no generó el “punto de bifurcación” predicho por el ex vicepresidente García Linera.
En conclusión, el concepto de plurinacionalidad apareció de manera interesante al principio, pero con el tiempo surgieron muchos peligros y conflictos que llevaron al fracaso y la desestabilización del concepto de Estado Plurinacional. La fragmentación de la sociedad y la posibilidad de fragmentación del territorio generó y seguirá generando tensiones y conflictos internos. Sumado a esto, tenemos una especie de nacionalismo étnico muy fuerte, todo está ha agravado las divisiones sociopolíticas en Bolivia. Es importante buscar opciones más inclusivas y coherentes para promover la diversidad y la convivencia pacífica dentro del país. El empate catastrófico no es necesariamente negativo; el empate obliga a la negociación y a la madurez política, mientras que el punto de bifurcación hegemónico solo conlleva abuso e imposiciones ideológicas, económicas y políticas.
Quizás sea tiempo de desempolvar a la vieja República.
El autor es Teólogo, escritor y educador.