domingo, diciembre 22, 2024
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Cuándo se conoce verdaderamente a una persona

Por Cristina Roda Rivera, psicóloga

Hay situaciones que ponen a prueba lo mejor y lo peor de cada persona. Lejos de juzgarlas por ello, se pueden utilizar para llegar a conocerlas a fondo.

Muchos de nosotros tenemos amigos de toda la vida, algunos nos siguen sorprendiendo para bien y en otras ocasiones nos defraudan. También vamos conociendo gente nueva que nos resulta encantadora y a la que queremos seguir conociendo y compartir cosas con ellos, porque su compañía es agradable. Por ello, hay determinadas situaciones en las que se conoce realmente a una persona a las que debemos prestar atención.

Pero conocer a una persona en profundidad, con toda su parte positiva y negativa, es algo que implica más intimidad, muchas horas, muchas situaciones distintas y compartir algo más que una cena o una noche de fiesta.

Aun así, habiendo compartido mucho tiempo y muchas experiencias en las que ha habido cosas buenas y malas, hay situaciones concretas en las que se conoce realmente a una persona. Vamos a repasarlas, algunas más serias y otras más banales, pero todas ellas nos han podido hacer ver aspectos internos de esa persona que desconocíamos.

  1. Situaciones de estrés en las que se conoce realmente a una persona

Esta frase puede simbolizar el hecho de que, cuando una persona se encuentra con una situación estresante. Esto ocurre aunque no sea grave, así que podremos saber muchísimas cosas de ella por la forma en la que afronte esa situación.

Puede ponerse nervioso, agresivo, incapaz de pensar con claridad, no buscando soluciones sino tan solo quejándose (a las personas menos indicadas) o incluso culpabilizar a otros de lo que le ha pasado. También podemos ver una actitud de evitación, delegando responsabilidades en otros porque considera que no es capaz de hacerlo o que no tiene por qué hacerlo.

Estas situaciones son de tipo menor pero la forma en la que se comporte una persona ante los estresores menores nos va a dar una idea de cómo puede afrontar situaciones de un mayor estrés vital por asuntos más serios. Así se conoce realmente a una persona.

  1. Situaciones en las que te necesita y en las que ya no te necesita

No se trata de que una persona solo te hable para pedirte un favor y deje de hablarte cuando tú ya se lo has hecho. Se trata de esas relaciones en la que una de las partes se relaciona con otra pero, cuando ya no le interesa por varios motivos, deja de tenerte en cuenta.

 

Por ejemplo, una compañera de instituto con la que hacías todos los trabajos y compartías tiempo libre, y al acabar el instituto se muestra fría o distante. Con esa amiga con la que salías y al empezar una relación de pareja poco o nada sabes de ella.

Saber cuándo tu amigo o amiga te necesita y cuando no, te dará una pista de cómo es esta persona realmente. A pesar de lo que diga, observar sus actos es lo más importante.

  1. Situaciones de convivencia

La convivencia es la prueba definitiva si quieres saber cómo se comporta en realidad una persona. La manera de respetar tu espacio, de respetar tus cosas, de no discutir por ideas absurdas son algunos ejemplos. Te das cuenta si es capaz de compartir o solo de hacer su vida en su casa, que en muchas ocasiones parece de todo menos algo compartido.

Si es capaz de sacar tiempo para hablar un rato de las cosas que les preocupan,  si te ayuda estando enferma,  si no se compromete en los asuntos de facturas, reuniones o de una simple avería en el hogar. Te das cuenta de si es una independencia sana, o si es un egoísmo más que claro y evidente en todo lo que hace.

  1. Situaciones en las que te habla de los demás

Comentar acerca de los demás es algo normal, y más cuando dos personas comparten el mismo grupo de amigos o se desenvuelven en un ámbito común (laboral, deportivo, social…). Pero hablar de los demás no implica faltar el respeto.

En cambio, juzgar continuamente lo que hacen, analizar si su vida es mejor o peor que la tuya o contar cosas íntimas de esa persona, puede darte alguna pista sobre la persona que tienes al lado.

  1. Situaciones de apuro económico

Es difícil saber cuándo un amigo es realmente egoísta. Uno debe darse cuenta cuando una persona te hace un favor solo porque tú les has hecho otros y sabe que quizás le recompensarás de nuevo. Pero esa generosidad es falsa, eso no deja de ser interés.

Cuando pasamos por un apuro económico y esa persona no tiene en cuenta nuestra situación es cuando nos damos cuenta de qué tipo de persona hemos tenido como amigo.

Incluso puede llegar a prestarnos algo, pero lo hará de mala gana, nos preguntará continuamente cuándo se lo vamos a devolver (sin que lo necesite en ese momento) o hablando con otros acerca de la cantidad de cosas que ha hecho por nosotros, dejándonos en una posición bastante desagradable.

  1. Situaciones relativas a tus alegrías

Un amigo debe estar para las alegrías y para las penas. Muchas veces se dice que las personas que no son amigas de verdad te dejan solo cuando estás pasando un mal momento y solo se acuerdan de ti cuando sea algo divertido.

Pero puede suceder lo contrario: el amigo que parece escucharte y acompañarte cuando todo te va mal y, sin embargo, te desvaloriza y te boicotea emocionalmente cuando algo te ha ido muy bien. Si tu vida empieza a remontar y siente envidia o una falsa alegría, no te conviene.

  1. Situaciones complicadas en las que necesitas su ayuda

Las personas vivimos situaciones angustiosas en nuestra vida y es de vital importancia contar con un apoyo social percibido que a nosotros nos parezca válido y cálido.

“Es en los momentos difíciles cuando la amistad pasa por una prueba de fuego”.

Sorprendentemente, en esos momentos en los que necesitamos más la atención y el cariño de alguien, podemos encontrar indiferencia, malas palabras o infravaloraciones de nuestro estado de ánimo. Incluso, podemos notar una actitud fría, en la que los problemas de la otra persona sigan estando por encima de los nuestros, aunque nosotros estemos viviendo una situación realmente dramática.

Por ello, rodéate de las mejores personas y sé tú también una de ellas. Y nunca olvides, tratar a los demás como quieras que te traten a ti. Una red fuerte de amigos es un tesoro muy valioso que hay que saber construir, mantener y apreciar.

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