lunes, septiembre 30, 2024
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Una obra en varios actos

En varios artículos con diferentes fuentes periodísticas internacionales, sobre el uso de los celulares y las edades de los usuarios, encontramos lo siguiente: a los 11 años, más de la mitad de los niños suelen tener su propio teléfono inteligente; a los 12 años, más de dos tercios lo tienen, y a los 14, los adolescentes tienen la misma probabilidad que los adultos de poseer este recurso tecnológico. Por otra parte, se plantea que casi el 72% de los niños de 8 años han hecho uso de un celular.
En cuanto al uso de computadoras, ordenadores o laptop, expertos mencionan que ya a partir de los 2 o 3 años, hacen uso de ellos.
Primer acto: Se levanta el telón y vemos a un niño de unos 4 años (su profesora previamente impartió una clase en vivo de unos 30 minutos, donde intercambia con los niños y niñas), sentado y sobre la mesa se observa una especie de cartillas, con juegos, donde escribe la letra con la cual inicia la figura (animales, vegetales, etc.). En otra tarea, matemática, el pequeño cuenta ¿frutas, pelotas? En las tardes. ya que la mamá y el papá trabajan regresando en ocasiones en la noche, la abuela lo refuerza en las tareas (también de educación física y culturales), inclusive en fines de semana.
Segundo acto: Se observa a una madre, que recibe a través del celular de su hija (10 años) un correo –a través de una de las tantas plataformas– contenidos, tareas y orientaciones del colegio, la señora (mamá soltera) con experiencia en informática, amplia la información en la televisión y se sienta con la menor. apoyándola para la solución de la información virtual recibida.
Tercer acto: Se observa a un joven ¿14-16 años?, visualizando su celular, pasa su mano por la cabeza en señal de preocupación, brazos que se levantan como evidencia de agobio. Mira el reloj de la pared, gira su rostro en señal de negación, boca cerrada y dientes fuertemente apretados, ojos y cejas ligeramente inclinados para expresar además enfado.
Coloca el celular sobre la mesa, no de buena gana; lo toma una vez más y al parecer, busca otra opción, “abandonando” la clase, desliza su dedo a través de la pantalla buscando nuevas opciones, su rostro cambia, sonríe maliciosamente, contesta un correo y retorna “al aula de clase”, hace 3 minutos la clase ya había concluido. Si había un texto de la docente, reclamándole por qué se había desconectado de la clase antes de tiempo, además de no haber participado en la misma.
Entra a la escena, en ese momento su mamá, ella le pregunta “Hijo, ¿qué tal te fue hoy en las clases?; como respuesta “…bien…”. Fin del acto.
Estimado lector, padre o madre, tutor, si desea poner nombre a la obra, pensaría en varios títulos, pero en estos tiempos actuales, no queda duda, a los niños, jóvenes estudiantes hay que atenderlos más, preocuparse mucho más. El rol de la familia, se incrementa significativamente en Educación, por cierto, los invito a que sean actores y actrices principales de esta puesta en escena.

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