Junto a Archie Madekwe y Harbour veremos a Orlando Bloom en el papel de Danny Moore, el idealista ejecutivo de Nissan al que se le ocurre la muy brillante idea de colocar a los jugadores de consola dentro de máquinas que viajan a velocidades letales. “Es un verdadero apasionado”, dice Bloom. “Se deja conducir por su propio sueño: permitir que los corredores de simuladores conduzcan autos de verdad, compitiendo en las pistas”.
Lo que condujo a Blomkamp a esta cinta fue su longeva pasión por los automóviles- la fusión de la mecánica, lo ingenieril, el arte y el diseño. Esto, no cabe duda, sugería la emocionante posibilidad de mostrar todo lo que estos autos son capaces de realizar. “Con una película como ésta, lo más tentador sería hacerlo todo digitalmente. Fotografiar unos cuantos fondos, crear autos digitales, arrojar a los actores desde un ambiente virtual. Pero, en este caso, todo es real y con ello quiero decir que todo es real. Cuando mostramos a un actor conduciendo, éste lo hace sobre la pista, a una velocidad cercana a la que nuestra historia exige”.
El productor Carter Swan comenta que cuando escuchó a alguien mencionar el nombre de Blomkamp por primera vez, lo primero en lo que pensó fue en las cintas de ciencia-ficción del director, repletas de efectos especiales. ¿A Blomkamp le interesaría una película sobre coches de carreras? “Pero entonces me enteré de que era un apasionado de los automóviles y el mundo de los motores, y me dijeron que deseaba ser lo más realista posible, y esto era precisamente lo que habíamos visualizado para la cinta”, dice. “Porque se trata de una historia real y por ello deseábamos preservar su autenticidad”.
Parte de este realismo anhelado implicaba obtener vehículos reales y filmar en recintos auténticos, incluyendo el Slovakia Ring en Eslovaquia, el Autódromo de Dubái, el Nurburgring, el Autódromo Red Bull en Austria y el Autódromo Húngaro; éste último hace asimismo las veces de la Academia GT (basada a su vez ligeramente en Silverstone, el hogar de las carreras automovilísticas en el Reino Unido) y de Le Mans.
Pero no bastaba con la presencia de los automóviles o las pistas correctas. La sentía debía irradiar veracidad y realismo. Y para conseguir esto, dice Blomkamp, fueron necesarios dos componentes. “Uno de ellos es la experiencia: ¿cómo hacer para que el público se sienta parte de lo que ocurre en pantalla?”, dice. Esto fue posible gracias a las opciones en lo que respecta a las cámaras. Por ejemplo, en los reportajes reales acerca de las carreras de autos, las producciones suelen incluir drones cinemáticos, lo que permite tomas de barrido realmente hermosas, y Blomkamp hace exactamente lo mismo en esta película, pero, asimismo, el director ha decidido implementar drones con perspectivas ‘en primera persona’- utilizadas por los corredores de drones. De esta forma, podemos avanzar a la par de los automóviles de carreras y ofrecer puntos de vista nunca antes utilizados.
Blomkamp fue uno de los primeros directores en emplear la cámara Sony Venice 2 con una extensión llamada Rialto. Ya que Rialto permite al realizador separar el sensor del cuerpo de la cámara, Blomkamp pudo colocar su cámara en lugares pequeños y prácticamente inalcanzables, dentro y fuera de los automóviles. “Los prototipos de estos carros son, en esencia, cabinas F16”, dice Blomkamp. “No es posible colocar un sensor cinemático 6K u 8K dentro de estas cabinas- y estos sensores podrían acompañar al piloto sin tener que filmar a través de un vidrio polarizado- a menos que implementemos la extensión Rialto. Si quieres ser íntimo, para cambiar el diseño del sonido, para estar en la cabina o para estar en el auto real, no existe ninguna otra opción”.
Asimismo, la iluminación, la fotografía y el diseño de producción permitieron que el director confiriera realismo a la película. “Si pones la cinta en pausa y observas un único encuadre, la sensación no debe ser sintética ni sobrexpuesta, tampoco sobresaturada, ni falsa. Todo deriva de la realidad. El diseño de producción es real. El estilo fotográfico es real. Los colores elegidos son reales”, explica. “Si estuviésemos haciendo un documental acerca de las carreras de autos, y todas estas piezas estuvieran presentes, filmaríamos todo del mismo modo”.
Y para el asiento del conductor, Blomkamp contó con un arma secreta a la hora de mostrar la manera como todo debía sentirse para Jann Mardenborough detrás del volante: Jann Mardenborough mismo, quien fungió como doble acrobático para el personaje de Jann. “La historia está basada en él, Archie lo encarna. Él es el doble que conduce el automóvil de Archie”, comenta el director. “Es asombroso- ha ocurrido un meta-suceso, por decirlo de algún modo”.
“Es muy surrealista”, dice Madenborough. “La última vez que estuve en Hungría, la pista estaba repleta de los camiones requeridos para una carrera. Esta vez estaba atestada de los camiones requeridos para filmar una película acerca de mi persona. Esto me ha volado los sesos”.