domingo, julio 7, 2024
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Consolidar la unidad para el bien general

Pasado un nuevo aniversario patrio, ha quedado en la comunidad el propósito de hacer realidad, finalmente, lo que siempre se pregona: unidad de todos los habitantes, dado que hasta ahora se ha mostrado posiciones discordantes ante la tarea de buscar remedios para diversos problemas. Es decir, persisten las diferencias cuando se trata de encarar y solucionar conflictos.

Somos un país con extenso territorio y escasa población, aglomerada particularmente en las ciudades del eje central, no siempre debidamente compenetrada de diversos problemas que, como una especie de lastre, nos han dejado generaciones anteriores. En la región hay países similares y con idénticos problemas, que los enfrentan para mejorar las condiciones de vida de sus poblaciones, mediante políticas de Estado elaboradas con sentido patriótico, a favor de las mayorías, sin odiosas discriminaciones para favorecer a sectores afines a los gobernantes de turno.

En nuestro caso, todos nuestros problemas derivan de la situación de pobreza de grandes sectores sociales, de la dependencia de la venta de materias primas para obtener recursos económicos para el país, que junto a otros aspectos impiden que logremos el ansiado desarrollo a corto o mediano plazo. Ante los estados de pobreza y dependencia que nos agobian, se debería conseguir un acuerdo común para enfrentar con éxito todo aquello que nos tiene atados a lo que nos lastima y nos posterga.

Está comprobado que solo mediante consensos y el allanamiento de obstáculos como las diferencias de carácter político, económico, etc., se podría planificar acciones orientadas a resolver las dificultades en diferentes ámbitos y que son motivo de discordia y enfrentamientos entre gobernantes y gobernados.

Cuando se logre entender que el bienestar general debe prevalecer, se podría buscar la cooperación de otras naciones con mayores avances para entrar al camino del desarrollo sostenible. Pero actualmente debemos lamentar que predomine la resignación en nuestra sociedad, ya que al parecer se espera lo que va a hacer el gobierno frente a los problemas y cómo los organismos internacionales de ayuda humanitaria nos ayudarán ante dificultades añejas y nuevas. Sin embargo, no corresponde seguir en una espera que no termina, en un estar y dejar pasar que resulta una actitud de complicidad con males que estamos sufriendo porque así lo queremos o, peor, así lo permitimos. ¿Cuándo acabarán los enfrentamientos inútiles, por intereses personales o sectarios y se adoptará una posición conjunta a favor de los intereses nacionales, sin injerencia ideológica foránea?

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