El tráfico de vida silvestre y la extracción indiscriminada de huevos de tortugas ponen en peligro a esta especie, conocida también como peta, tanto en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Madidi y la Reserva de la Biósfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas. El período de desove de las tortugas en la Amazonía se encuentra en su apogeo y se requiere mayor apoyo para garantizar su preservación.
José Luis Howard, jefe de Protección del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi señaló a Río Tv para la Agencia de Noticias Ambientales (ANA), que en esta época del año, el tráfico de vida silvestre y la venta de huevos de peta están en su auge y ante esta inminente amenaza, año tras año, los guardaparques hacen tareas de control y vigilancia.
“En el Madidi hay zonas de piezas principales cerca de río Hondo, donde hay bastantes petas, como también en el río Tuichi, aunque en menos cantidad, así como en el río Madidi, donde los guardaparques son asignados”, señaló.
Howard señaló que el tráfico de vida silvestre está tipificado en el Código Penal como un delito, así como en la Ley 1333 del Medio Ambiente, pero aún se sigue cometiendo. “La gente no lo entiende y lo ve como algo normal (…). Se estima que se generan 3 millones de huevos de tortugas, de los cuales 2 millones se encuentran en el río Madidi”, sostuvo.
El Jefe de Protección del Madidi lamentó que de un tiempo a esta parte, la colecta indiscriminada de los huevos para su posterior comercialización ha puesto en riesgo la existencia de esta especie. “Es una costumbre para las comunidades consumir como alimento (el huevo de peta), pero también es necesario normar la práctica de estas actividades”, subrayó.
El Concejo Municipal de San Buenaventura anunció que trabajará en el tema y que se requiere mayor coordinación con el Parque Nacional y Área de Manejo Integrado del Madidi, la Reserva de la Biósfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas, además de las instancias encargadas a nivel departamental y nacional.
Por su parte, el concejal del municipio de San Buenaventura, Janny Bascopé, reconoció que la extracción indiscriminada de huevos se da porque falta un mayor control por parte de autoridades municipales, departamentales y más aún, nacionales.
“Es muy preocupante lo que está sucediendo, si seguimos con estas costumbres de extracción indiscriminada, con el tiempo se nos va acabar esta especie (…). No estamos prohibiendo el consumo de esta especie de peta, pero hay que hacer un manejo sostenible de esta especie para que no se pierda como otras especies que se encuentran en extinción”, afirmó.
Jazmín Castillo, responsable de la Unidad de Medio Ambiente del Gobierno Autónomo Municipal (Gamsb) recordó que la normativa vigente de protección y conservación de la fauna silvestre tipifica como delito la extracción indiscriminada de huevos como el tráfico de vida silvestre.
“Si bien estamos en el período del consumo de huevos de tortuga, como municipio vamos a tomar medidas en coordinación con las Fuerzas Armadas y el Parque Nacional Madidi (…). Definitivamente al consumir los huevos de peta estamos afectando su reproducción y no es nada bueno para la conservación del medio ambiente”, aseveró.
A su turno, el director de la Reserva de la Biósfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas, Álvaro Segovia señaló que las tareas de control, monitoreo y vigilancia se realizan con recursos propios, así como la logística para el uso de botes, motocicletas para el desplazamiento de los guardaparques.
“Las comunidades indígenas que están asentadas en las orillas del río Quiquibey son nuestras aliadas, hacen aprovechamiento de subsistencia y son aliadas para la conservación de la especie”, señaló en referencia a la peta.
En la cuenca amazónica, donde se encuentran el Parque Nacional Madidi y la Reserva de la Biósfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas, se han registrado al menos 17 especies de tortugas, tanto acuáticas como terrestres.
Algunas de las especies de tortugas que se pueden encontrar en esta región son la Charapa (Podocnemis expansa), la Taricaya (Podocnemis unifilis), la Matamata (Chelus fimbriatus), el Motelo (Geochelone denticulata) y el Cupiso (Podocnemis sextuberculata). (San Buenaventura, Erbol-ANA).