sábado, julio 6, 2024
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La presidencia y la CAO ante la crisis agraria

Al parecer, el sector gubernamental y productores agropecuarios han captado, con fina sensibilidad, en alguna medida, los alcances de la crisis de alimentos que se está produciendo en el país. Por ello ambas entidades se han reunido en la llamada “Casa Grande del pueblo” para enfocar el asunto, pero esa reunión parece que será ineficiente y la seguridad alimentaria seguirá en caída libre.
Está visto que la producción agropecuaria del país se ha ido derrumbado paulatinamente desde hace quince años, como inevitable efecto de la aplicación de una política agraria populista antieconómica y antinacional, la cual ha dejado al pueblo boliviano sin los alimentos nativos y, en cambio, se ha tenido que acudir a adquirir grandes cantidades de alimentos importados por vía estatal y privada y hacerse de la vista gorda ante el contrabando de alimentos de países vecinos como Perú, Argentina, Brasil y Chile.
Esa anómala situación tiene tendencia a agravarse aún más, debido a que las causas que la determinan obligan al gobierno a seguir la cuestionada política agraria establecida en la Constitución Política del Estado vigente. Se puede citar algunos ejemplos de magnitud, como que mientras la producción agropecuaria del año 1952 servía para alimentar a una población de cuatro millones de habitantes, al presente el índice de producción no alcanza para alimentar a once millones de habitantes. Es más, esa producción sigue bajando. Así, la población del país se ha triplicado y se alimenta deficientemente con lo poco que produce una agricultura agonizante, lo cual ha hecho crecer el contrabando, como tabla de salvación ante una aguda crisis alimentaria con signos de hambruna. Es decir que vamos de mal en peor.
Esa es una realidad innegable, tanto que el gobierno y los productores de Santa Cruz han realizado en días pasados una reunión para enfocar el problema y buscar la fórmula de solución, porque si no, en nuestro caso, batiremos nuevos récords en descenso de la producción y aumento del contrabando.
Gobierno y Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) aprobaron enfrentar el asunto y según información de EL DIARIO de La Paz, se ha visto la necesidad de tomar al toro por las astas. Dice esa noticia que “En la agenda se abordaron temas como tierra, agua y mejoramiento de la productividad con programas y planes de corto, mediano y largo plazo”. Al ser una decisión abstracta, no enfoca algo concreto, por lo que se prevé que el resultado de ese evento, presidido por el jefe del Estado Plurinacional, será dudoso o nulo.
A pesar del cónclave realizado para enfrentar el problema más grave que afecta al pueblo boliviano, no se vislumbra soluciones efectivas, pues el presidente Arce suele convocar a reuniones para decir una cosa, en este caso a los empresarios, y hacer lo contrario, lo que revela falta de seriedad y afán de improvisar ofrecimientos, solo para aparentar preocupación por asuntos tan importantes como el mencionado. Pero, como dice una conocida sentencia: “del dicho al hecho, queda mucho trecho”.
En todo caso, también deberían ser llamados a participar en esas sesiones los agricultores, principales protagonistas del problema, hoy venidos a menos y que son los que mejor conocen la cuestión agraria.

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