sábado, julio 6, 2024
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Desaparición de Prigozhin aumenta incertidumbre sobre Vladimir Putin

Yevgeny Prigozhin, amante de las escenas teatrales y un maestro del truco y el engaño al estilo de Houdini, ofrece innumerables razones para sospechar de un gran desenlace final actuado. Después de todo, desde que salió de las sombras del Kremlin, sus apariciones públicas se volvieron cada vez más dramáticas, erráticas y surrealistas.
Con su desaparición en un “accidente” de avión cuando viajaba desde San Petersburgo hasta Moscú, alimentó todas las teorías conspirativas posibles que ponen en duda lo sucedido.
Cuando profería insultos contra los altos mandos militares rusos en su cuenta de Telegram, muchos se preguntaban si no era simplemente un pararrayos de Putin para calmar los ánimos entre los decepcionados por los logros militares de Moscú.
Los pormenores del motín que protagonizó en junio contra los mandos de las Fuerzas Armadas y sus consecuencias fueron igualmente turbias. Sacó a sus hombres de Ucrania, entró a Rusia sin ninguna oposición y se instaló cómodamente en el cuartel general del ejército de Rostov del Don hasta que Putin lo llamó traidor en la televisión estatal, para luego ofrecerle una salida a Bielorrusia. Y a pesar de todo, unos pocos días después volvió a Moscú y, según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, incluso tuvo una audiencia con Putin.
Inmediatamente después del motín, la policía de San Petersburgo allanó la residencia de Prigozhin y encontró un verdadero arsenal de la simulación. Pelucas, uniformes, barbas postizas, tinturas y trajes para cambiar la fisonomía de acuerdo a la ocasión. Incluso, descubrieron una serie de fotos en las que Prigozhin jugaba a ser otro con sus correspondientes pasaportes falsos.
Hasta la idea de morir en un accidente aéreo no es nueva. En octubre de 2019, se informó oficialmente que el líder de los Wagner había muerto cuando cayó el avión en el que viajaba en la República Democrática del Congo. Prigozhin dejó correr la versión por varios días. Fue la agencia oficial RIA Novosti que primero confirmó la muerte para después resucitarlo en una entrevista en la que Prigozhin se mostró muy sorprendido, de ser considerado muerto.
Todo esto alimentó las especulaciones desde que se vio caer el avión Embraer en tirabuzón sobre la campiña, no muy lejos de Moscú. La misma agencia estatal de noticias rusa puso en duda en el primer momento si Prigozhin había subido a ese avión. Para avivar aún más la teoría conspirativa, habían sido dos los aviones cargados de líderes de los Wagner que salieron de San Petersburgo y uno de ellos había llegado sin problemas al aeropuerto de Moscú, donde sus pasajeros se enteraron que la otra nave había caído. ¿No podría haber habido algún cambio de protocolo y Prigozhin haber viajado en el avión que aterrizó a salvo?
“Desaparecer, encaja con su estilo”, fue la reacción de Christo Grozev, periodista del sitio web de investigación Bellingcat, apenas se conoció la noticia. Y no fue el único que planteó sus dudas.
Si bien no hay pruebas concretas que se hayan presentado de que entre los restos del avión se haya encontrado el cadáver de Prigozhin –dicen que están esperando hacer el ADN- hay un consenso en los servicios de inteligencia occidentales de que el líder de los Wagner efectivamente está muerto. Los satélites detectaron el sonido de dos explosiones en el espacio aéreo donde volaba el avión y hay testigos que dicen haberlas escuchado segundos antes de ver caer el avión. Probablemente nunca se sepa la causa de esas explosiones.
Aquí es cuando todas las miradas se dirigen a Vladimir Putin, un hombre que se mantiene en el poder desde hace 20 años sacándose de encima enemigos de las formas más brutales posibles. Hay decenas de disidentes envenenados, desde el exagente Alexander Litvinenko, quien falleció en un hospital londinense en noviembre de 2006 por envenenamiento con polonio 2010, una sustancia altamente radiactiva a otro ex agente, Serguéi Skripal y su hija Yulia.
También están los numerosos oligarcas que se cayeron por las ventanas y muchos más que tuvieron que marchar al exilio. Este es el caso de Pavel Antov, diputado del partido oficialista Rusia Unida y empresario de la carne, que cayó del ventanal de un hotel en la India después de criticar en un mensaje en X, ex Twitter, los ataques rusos a viviendas familiares en Ucrania.
Con estos antecedentes, alguien como Prigozhin acusado de traición en cadena nacional por el propio Putin, lo realmente increíble es que haya tenido una sobrevida de dos meses. El director de la CIA, Bill Burns, lo había expresado así cuando le preguntaron por el asunto unas horas después del motín: “Putin suele pensar que la venganza es un plato que se sirve frío”, dijo.
Aquí se abren otras dos hipótesis manejadas por analistas en Rusia: la simple y más contundente de que todo haya sido obra de los agentes especializados del GRU, el servicio de inteligencia militar ruso, que no mueven un dedo sin el consentimiento de las más altas autoridades del Kremlin, o que pudiera ser obra de los enemigos de Putin y de Prigozhin que lo hicieron para desprestigiar al líder y aumentar la disidencia en su círculo más íntimo. Esta segunda posibilidad es sumamente peligrosa. Si se descubriera que a Prigozhin lo mataron en contra del deseo de Putin, sería devastador para sus ambiciones imperiales de poder. Lo dejaría muy debilitado y no pasaría mucho tiempo hasta que los oligarcas le encuentren un reemplazo.
Lo que se vio en el escenario fue todo lo contrario. En una aparición cuidadosamente coreografiada en la ceremonia por el aniversario de la batalla de Kursk, durante la Segunda Guerra Mundial y escenario de la mayor batalla de tanques de la historia, Vladimir Putin apareció en un escenario en rojo y negro con la imagen de un héroe operístico soviético y música en vivo del Wagner original. Era la primera vez que se lo veían en vivo tras la desaparición de Prigozhin e inmediatamente después de enviar sus condolencias a la familia durante una conferencia virtual por la reunión de los Brics en Sudáfrica (a la que no pudo asistir por pesar sobre él las sanciones internacionales por crímenes de guerra).
“Todos tienen miedo”, aseguró Konstantin Remchukov, el editor del diario Nezavisimaya Gazeta y un gran conocedor de lo que sucede en los pasillos del poder del Kremlin. “Ven que cualquier cosa es posible”. La conclusión de los oligarcas amigos del régimen es que si pudieron con Prigozhin pueden con cualquiera de ellos que son infinitamente menos poderosos. Hay que recordar que Prigozhin era el jefe de un ejército de mercenarios que no sólo consolidó el frente de Bakhmut, en Ucrania, cuando parecía que iba a desmoronarse, sino que ayudó a expandir las ambiciones imperiales rusas en África y manejó una granja de trolls que interfirieron en 2016 en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Tenía un poder extraordinario.
Tampoco es la única voz crítica en caer en desgracia. La purga después del motín de los Wagner ya se llevó a 12 altos mandos de las Fuerzas Armadas, incluyendo a general Sergei Surovikin, que estuvo a cargo de todas las operaciones en Ucrania y es conocido por el sombrío apodo de “general Armagedón” por su cruel eficacia. De acuerdo a RIA Novosti, Surovikin fue destituido de su cargo de comandante de la Fuerzas Aéreo-espaciales confirmando que había caído en desgracia tras el alzamiento de junio. El general había desaparecido de escena desde la noche del motín de Prigozhin y se cree que estaba al tanto de lo que iba a ocurrir. En Moscú dicen que se encuentra en la cárcel de Lefortovo, donde iban a parar las víctimas de Stalin y que manejan los servicios secretos del Kremlin.
Todo esto pone en duda la eficacia de las fuerzas rusas que invaden el oeste y el sur de Ucrania, donde si bien hasta ahora mantienen la férrea línea de defensa que levantaron en la región del Donbás y en Zaporizhzhia, van cediendo terreno ante una lenta pero efectiva contraofensiva ucraniana.
Un poder que por ahora sigue siendo de Putin y es indiscutible. Pero que pareciera tener patas cortas. La desaparición de Prigozhin es un episodio más hacia el autoritarismo rancio que lo caracteriza y que hará que muchos más quieran demostrarle su lealtad. Y cuando esto sucede, la historia nos demuestra que el líder adulado tiende a encerrarse y a debilitarse al mismo tiempo. Termina viviendo en una caja de cristal muy endeble. Hay más miedo y al mismo tiempo más vulnerabilidad. La muerte de Prigozhin, en este sentido, da una señal de menor sustentabilidad del régimen. (Infobae).

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