domingo, septiembre 1, 2024
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El coronavirus sigue siendo una amenaza

Según informaciones recientes, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha manifestado que el Covid-19 “sigue siendo una amenaza para la salud mundial” y, no obstante que “ya no es una emergencia sanitaria mundial”, sigue siendo un riesgo mundial. Lo cierto es que cada vez que aparece una variante del virus, aumenta la cantidad de casos en algunos países, por ello es necesario mantener la vigilancia sanitaria.
En Bolivia en el pasado se registraron epidemias de graves alcances, que costaron miles de vidas y daños económicos enormes. Esos resultados se debieron principalmente a la falta de previsión de los gobiernos, a la carencia de atención médica por escasez de hospitales, medicamentos y diversos recursos para evitar su expansión y desarrollo.
Cuando apareció, hace algunos años, el coronavirus en nuestro país, hubo mucha preocupación en la población, por la falta de vacunas para contrarrestar ese mal, a nivel mundial, y porque la enfermedad se expandía rápidamente, dejando como saldo la pérdida de vidas sin distinción de edad. Sin embargo, paulatinamente se pudo adquirir los medicamentos necesarios, a medida que los grandes laboratorios en el exterior lograban aumentar su producción.
Al respecto es oportuno recordar que tres grandes calamidades se registraron en Bolivia antes del Covid-19. Tragedias que devastaron a la población y perjudicaron su crecimiento y, al mismo tiempo, pusieron al país en situación crítica. El primer caso se registró en el año 1800, como efecto del régimen colonial. Esa epidemia duró cuatro años, con presencia del cólera. Ese mal siguió a una sequía, a la que siguió la hambruna que asoló campos y ciudades. Ese fenómeno se presentó después del levantamiento de Túpac Katari y la ruina de la economía tras cien años de saqueo de las riquezas naturales y parálisis de la agricultura y minería.
Una segunda gran epidemia se presentó en 1879, en vísperas de la invasión chilena al Litoral. El microbio de la fiebre bubónica entró a Bolivia en cargas de trigo, ratas y alimentos que se importaba de Chile. Esa epidemia empezó con una sequía general, a la que siguió la hambruna. En los campos murieron más de 30 mil indígenas y cantidad similar en las ciudades. El Tesoro nacional estaba en quiebra; la agitación política amenazaba al gobierno de Hilarión Daza, mientras Chile preparaba la invasión a Antofagasta. Un diario de entonces decía: “En los primeros días de 1879 fueron recogidos de calles de Cochabamba más de 200 cadáveres que perecieron de hambre y enfermedades. De las provincias se reportaba largas listas de muertos”. Finalmente, otra gran epidemia fue la llamada “gripe española” que atacó a la población boliviana en 1920 y causó más de 60 mil muertos.
Al presente, el país va retornando a la normalidad después que se aminoran los efectos del coronavirus, a pesar de que no faltan los que se resisten aún a ser vacunados, por ciertas creencias o prejuicios. No obstante, es importante tomar en cuenta las recomendaciones de entidades dedicadas a preservar la salud mundial, porque no se debería olvidar irresponsablemente las lecciones que deja la pandemia.

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