Las mujeres de hoy cuando cumplen los 50 años han vencido luchas internas de libertades que se han ganado para redescubrirse emocionalmente y reconocer sus debilidades para convertirlas en fortalezas. Aún hay mucho trecho del camino por recorrer para trabajar en esas herramientas que nacen del corazón y la inteligencia infinita.
Esas libertades ganadas por las mujeres de 50 se rebelan cuando se ha asumido la conciencia de rememorar hechos del pasado que han marcado su infancia, adolescencia y juventud. Cada etapa tiene su propia característica que transporta a situaciones buenas y malas que son sopesadas y se va sacando conclusiones válidas sobre la base de la experiencia vivida en el amor, la salud, la educación, el trabajo, la familia y las emociones.
A comienzos del Siglo XX el rol de la mujer era prácticamente ser ama de casa y dependiente económicamente del marido, criando a más de 6 hijos y no veía más allá del horizonte para crecer como persona y profesionalizarse. En Inglaterra en esas épocas el hecho que una mujer se vista con pantalón no era aceptado socialmente; el hombre de la casa era el que decía “yo soy el único que llevo los pantalones”. Ahora, eso es sólo una anécdota.
Hoy la mujer que cumple los 50 años sabe qué terrenos pisar para no hundirse en el pantano de situaciones y actitudes de gente que intentó herir sus sentimientos; ella ha creado resiliencia con escudos de protección en cada década de su vida. Ya no es la inocente a la que pueden engañar fácilmente.
La mujer del área rural en Bolivia es muy sacrificada porque en muchos casos es la matriarca que lidera a la familia y asume responsabilidades como el cuidado de la tierra con la siembra y cosecha. Como comerciantes y emprendedoras, son batalladoras, levantándose a las 4:00 a.m. para preparar sus comidas y salir a vender a la calle o ir a atender un puesto en el mercado.
La mujer en la ciudad, en gran parte, es profesional o técnica porque ve la necesidad de estar preparada y ser más competitiva. La educación y la formación son factores importantes que elevan su orgullo propio porque se da cuenta del potencial que tiene. Es una especie de ejemplo para las mujeres más jóvenes, porque está ocupando puestos de trabajo en altas gerencias de empresas o son dueñas de sus propios negocios, manejados con otro tipo de estrategia, a diferencia de los varones, la estrategia del sentido común con humanismo, corazón-mente y empatía.
La mujer a los 50 años en su salud física ha atravesado pesadillas de dolor con cirugías para tener a sus hijos, órganos vitales que tuvieron que ser tratados, quimioterapias por un cáncer a veces con resultados positivos y otros con decesos inesperados. Mientras que su salud mental es un constante desafío para encontrar el equilibrio con más inteligencia emocional para la ansiada plenitud y paz interior, que es lo que más desea. A muchas les es irrelevante estar con pareja o no; queda claro que ella se quiere a sí misma y valora no enrolarse con un hombre que no le aportará seguridad y comprensión. Para otras mujeres, sí es importante aparentar con su marido o pareja, pues no les entra en la cabeza estar solas.
La mentalidad de la mujer de 50 años está centrada en la sabiduría ganada por la experiencia en las relaciones interpersonales de su pasado, reduciéndose cada vez más su círculo de influencia para quedarse con los leales, los solidarios y, principalmente, los seres sinceros que son como su espejo para hacer notar sus defectos de manera constructiva. Los verdaderos amigos son eso, como ese ángel que se preocupa y ocupa de cuidarte con un amor fraterno y real.
En conclusión, la mujer de 50 años, en la actualidad es más selectiva, ha florecido a su segunda juventud y ha abierto más su mente y sus ojos y ve las realidades desde una perspectiva más inteligente, sintiéndose más empoderada y segura de pisar fuerte y hablar con convicción, sabiamente, a los que la rodean en su día a día.
La autora es comunicadora social, docente de postgrado de la UPB.