domingo, julio 7, 2024
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Crisis energética: el gas se hizo gas

La desviación de YPFB, emprendida por el MAS desde hace más de 10 años, es como una tormenta de las que muchos ignoran sus consecuencias finales. Éstas continúan llegando a nuestras orillas como olas tardías, de una gran catástrofe que todavía no ha dicho su última palabra. Las patologías políticas solo encuentran resolución en la tragedia histórica. El MAS es una monstruosa regresión colectiva que se ha convertido en enemiga del pueblo boliviano. Bolivia está encerrada entre dos muros, el peso de la historia y la angustia del futuro y el tiempo la aplasta en lugar de liberarla. Arce y en especial Evo Morales son las únicas administraciones culpables de la catástrofe que está viviendo el país en materia de hidrocarburos. La reducción de las reservas de gas y la baja de ingresos por el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), significarán una hecatombe en las finanzas públicas del país. La producción de gas natural ha tocado fondo y el gobierno del MAS no tiene la capacidad para revertir esta situación. El MAS es una forma aberrante de poder político irresponsable.

La producción de gas en 2014 era de unos 59 millones de metros cúbicos diarios, mientras que ahora está por debajo de los 36 millones de metros cúbicos diarios y continúa bajando. No hicieron nuevos proyectos de exploración, solo se dedicaron a dilapidar las reservas y despilfarrar los recursos económicos en burocracia parasitaria y corrupción encubierta. La reactivación en materia de hidrocarburos es lenta, y los nuevos proyectos de exploración causan incertidumbre.

El mayor sustento de la economía boliviana en las dos últimas décadas se ha hecho gas, el gas se hizo gas. Bolivia nuevamente fue saqueada para satisfacer a los mercados argentino y brasileño. Argentina después de utilizarnos nos dice adiós, después de haber mantenido su economía a flote y Brasil está esperando chuparnos hasta la última molécula de gas. Pero los ex ministros y gerentes del área que firmaron esos contratos ahora viven cómodos, con sus familias acomodadas por muchas generaciones. En política, el comienzo de toda indignación se debe a casos de corrupción, narcotráfico, y abuso de poder.

Las generaciones de hoy tienen poca memoria, no les gusta que les hablen de las lecciones del pasado y tampoco reconocen su responsabilidad con respecto al presente y al porvenir. Prefieren pensar que los acontecimientos acaecen, sin advertir el sometimiento que esa forma de pensar encubre. El Estado es un mal administrador, cuando tiene un gobierno corrupto e irresponsable. El MAS es el culpable del fracaso de YPFB. Este gobierno masista favoreció el desarrollo de todos los vicios de YPFB. La desviación despótica de este instrumento político, es producto de la decadencia del país y de nuestro régimen democrático. Cuidado con las empresas estatales estratégicas administradas por el MAS, prepárense para los escándalos de corrupción y un sinfín de sorpresas con escenarios inéditos, donde los políticos y los dirigentes sindicales son más cínicos y traicioneros.

En Bolivia la situación empeoró tanto, que el país ya no tiene gobierno, al presidente Arce le quedó grande la silla presidencial y el ex mandatario Morales necesita urgentemente atención psiquiátrica. Es conocido el riesgo del derrumbe económico boliviano, bajo el peso de la miseria, la corrupción, la enfermedad y la incompetencia de la mayoría de sus gobernantes, sean estos alcaldes o gobernadores. El mal está instalado en el corazón mismo de nuestra “institucionalidad”.

En política, a veces lo más difícil de apreciar y comprender es lo que sucede frente a nuestros ojos. La historia de Bolivia se resume en los peligros de la política y los límites de la economía. Tenemos una crisis moral e institucional sin precedentes, cuanto más violento, caótico e incomprensible se torne el país, más crecerá la necesidad de una solución. Los políticos ningún mensaje ya tienen para el país, a Bolivia le cuesta hacer oír su voz en el mundo. Las incontables víctimas de la corrupción burocrática del MAS, terminarán por revelarse contra el gobierno masista. El discurso externo y la realidad interna no coinciden con la Bolivia del imaginario masista. El mandato de Arce revela, en general, la ambición real del hombre político, presionado por un grupo de poder renovador, que cree que puede permanecer en el poder sin pagar la factura de la traición y la incapacidad política.

Bolivia toda rechaza la masiva corrupción del régimen del ex mandatario Evo Morales y su grupo de poder del “Chapare”, que no dudará en recurrir a cualquier método para lograr su objetivo de regresar al poder.

Hoy los gobiernos departamentales, municipales y las universidades publicas dependen del IDH, por lo que la reducción de los ingresos es una amenaza a las finanzas de estos organismos públicos, y la subvención a los carburantes no podrá soportar por más tiempo el modelo económico socio comunitario productivo de economía plural. Corrupción e incompetencia caracterizan a los gobiernos del MAS, es su sello distintivo, la atracción por el dinero mal habido y la falta de transparencia en sus gobiernos constituye la mejor explicación de todo lo que sucede en el país.

Bolivia hoy está dirigida por hombres que ven en el Estado la manera más fácil de volverse ricos de la noche a la mañana, con negocios lucrativos con los bienes y dineros públicos. Ese es el objetivo del MAS, el control de todas las empresas estatales, por parte de una pequeña camarilla, que controla todo el poder. Esta es la cara del carácter retrogrado del régimen masista, a la cabeza del ex mandatario Evo Morales. La enorme codicia de este personaje, reina en todos los niveles de la burocracia parasitaria en Bolivia. Este mismo fenómeno más la corrupción galopante ocasionarán la caída del régimen masista.

 

Jhonny Vargas es Politólogo.

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