Uno de los factores que impulsan el desarrollo en los países es la construcción de caminos y carreteras para unir poblaciones y facilitar el traslado de productos a centros de consumo. En Bolivia, todavía no contamos con una red vial que conecte a todo el territorio nacional, por lo que es necesario preservar las vías de comunicación que tenemos hoy.
Sin embargo, cada gobierno de turno ha descuidado esta obligación y en varias regiones se observa vías de tránsito que no reciben adecuada atención, por falta de maquinaria y técnicos especializados. De todos modos, a las autoridades del sector les corresponde mantener en buen estado los caminos, contratando a empresas constructoras eficientes para reparar las vías de comunicación y construir otras con objeto de favorecer a productores y consumidores.
En este sentido, se debería contar con estudios sobre los caminos y carreteras que necesita cada departamento del país, a fin de iniciar la construcción de las vías que sean de urgencia. Ya no debería haber improvisación en esa materia ni se tendría que dar curso a la apertura de caminos solo para favorecer intereses políticos, apoyando solo a sectores sociales afines al gobierno de turno. No olvidemos los intentos masistas para construir una carretera atravesando el Tipnis, reserva natural supuestamente protegida por el Estado. Tal intención, como es lógico, ha provocado la movilización y reclamo de poblaciones indígenas del lugar, por el grave daño al medioambiente que ocasionaría esa construcción.
Recientemente, la construcción del tramo 2 de la carretera Santa Cruz-Las Cruces-Buena Vista ha ocasionado un conflicto entre la Gobernación de Santa Cruz y la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC). La entidad departamental cruceña rechaza la ejecución del tramo 2 de la carretera, pues considera que afectaría en gran medida una zona de acuíferos, causando grave daño a la dotación de agua. Como la ABC niega esta situación, corresponde hacer estudios ambientales con amplia participación de instituciones cívicas y académicas.
Ese conflicto se agravó porque comunarios a fin de presionar para que se realice esa obra, bloquearon la carretera Santa Cruz-Cochabamba, a la altura de Buena Vista. Como se advierte, el bloqueo de caminos es otro factor de deterioro de vías que deberían permanecer expeditas y en buenas condiciones si realmente se quiere el desarrollo nacional. Por otra parte, por pugnas violentas dentro de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), que dieron lugar a dos grupos de mando, uno evista y otro arcista, los primeros habían decidido bloquear carreteras a partir del 4 de septiembre, hasta que se les entregue la sede sindical de su sector. Pero poco después el sector de campesinos evistas suspendió ese bloqueo y anunció un cuarto intermedio hasta el 16 de octubre, para que el Gobierno atienda su pliego petitorio.
Mientras tanto, diversos sectores sociales manifestaron su rechazo a paros y bloqueos porque ocasionan millonarias pérdidas a nuestro país, cuya situación económica actualmente es crítica. Tales son los factores que impiden que tengamos una red vial que permita a millones de bolivianos intensificar sus actividades económicas en procura de no engrosar las filas de desempleados y migrantes.