martes, septiembre 3, 2024
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Prognosis: reflejo anticipado de la realidad

Milton Suárez Montero

Se ha establecido que la optimización de la biosfera, está en su esencia relacionada con la optimización de la actividad humana, la cual tiene a su vez, por fundamento material, la revolución tecnológica, cambio radical en los procesos de producción. No sería una revolución de nivel científico-técnico, si no estuviera relacionada estrechamente con la ciencia.
La ciencia, que ha acumulado abundante material para el dominio de “los procesos naturales”, ha resultado ser menos apta para pronosticar los efectos de estas acciones transformadoras de la naturaleza.
Ahora bien, esto no basta; hace falta no solo aplicar un resultado científico, sino, además, prever científicamente las consecuencias mediáticas que puede tener esta aplicación. Pero la ciencia no siempre es capaz de hacerlo. De ahí la desarmonía en su desarrollo, que incide en todo el proceso de optimización del medio natural. Se tropieza de nuevo con una paradoja: “Todo lo que ha sido deteriorado en la biosfera, lo ha sido con razones científicas” (Iliak Nóvik, 1982).
El optimismo tecnocrático, en general, niega que el problema ecológico sea algo serio. Por ello, la ciencia tiene que saber pronosticar en forma más categórica las consecuencias de esa aplicación. Los hombres antes hacían, también, prognosis verdaderamente científica, integral y global; pero ahora esto solo es posible teniendo en cuenta los logros actuales de la ciencia, como la cibernética, la teoría de los sistemas de información geográfica y la teoría de la información. La ciencia es capaz de hacer pronósticos en la medida que posea la información imprescindible.
La prognosis puede ser entendida, en cierto sentido, como un proceso de transmisión de información futura que anula la indeterminación. En publicaciones científicas se ha hecho un análisis integral del problema de la objetividad de la información pronosticadora.
Imaginemos como ejemplo, que un pronóstico indica cierto peligro en un futuro próximo, o incluso lejano. Al tomar medidas de prevención, podemos reducir a cero la posibilidad de surgimiento del peligro, pues estamos ya enterados de él. Estas medidas harán que, durante el lapso indicado en el pronóstico, este acontecimiento peligroso no ocurra. Esto no significa que el pronóstico ha sido equivocado, era potencialmente fidedigno; pero el futuro real nos dijo otra cosa, precisamente gracias a la influencia del pronóstico en la elección de la decisión.
Ahora se acostumbra a decir que esta capacidad del hombre se basa en el hecho de que: la realidad se refleja con anticipación en el cerebro. El artículo de Anojin P., 1960, señala que el pronóstico no es más que el reflejo anticipado de la realidad.
Este reflejo anticipado y rápido parece ayudar al cerebro a adelantarse, a avizorar el futuro en respuesta al estímulo que actúa solo en el presente. De modo que este reflejo anticipado es la base de la adaptación a los acontecimientos futuros.
De lo dicho se puede colegir que en procesos de pronosticación no nos desplazamos del presente a futuro, sino que nos trasladamos del futuro al presente, con la particularidad de que este futuro en el presente es una realidad programada en el cerebro.
Así, pues, se puede concluir que la prognosis científico técnica es, en cierto modo, la retroacción con el futuro, basada en la previsión científica y destinada a aumentar la estabilidad de la sociedad humana y de su entorno.

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