martes, noviembre 5, 2024
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El que a bloqueo mata…

Hace una semana, un grupo de dirigentes de organizaciones sociales, afines a Evo Morales Ayma, convocó a un bloqueo nacional de caminos con el objetivo, según dijeron de: “salvar a Bolivia”. Sin especificar, sin embargo, el procedimiento a ser utilizado para lograr ese digno propósito, ya expresado premonitoriamente, por el entonces expresidente del Estado Plurinacional y Folklórico, referido a que los bolivianos estábamos transitando por la senda que muy pronto nos llevaría al nivel de Suiza.

La verdad es que dicha medida, que otrora fue incontrovertible para el logro de la presidencia del Estado de parte de su ingenioso creador, se ha establecido en nuestro país, más que como un factor de desarrollo, en una forma perversa de atrasarlo, al igual que los relojes de Choquehuanca que giran a la izquierda, hasta niveles que sólo los socialistas del Siglo XXI podrían interpretar. Al contrario, de acuerdo con la opinión de los representantes cruceños, que integran el sector más productivo de Bolivia, sólo en lo que va del año hubo la friolera de «146 puntos de bloqueo de las carreteras y 163 días de perjuicio para la economía regional».

Ahora bien, echando mano a ese tipo de protesta que ni los collas conocían, cuando eran esclavizados por los incas, las organizaciones sociales de la región cruceña de Buena Vista procedieron al bloqueo de la carretera Santa Cruz-Cochabamba, en demanda de la construcción de la carretera Santa Cruz-Las Cruces-Buena Vista, una obra que mejorará inobjetablemente el patrimonio de los constructores; de los beneficiarios de los terrenos aledaños a la vía y, de sus peones bloqueadores, a costa de un  tramo que, según las autoridades en la materia, no solo provocaría una pérdida ambiental irreparable, sino el daño de los acuíferos, con la consecuente disminución en la disponibilidad de agua potable para la ciudad de Santa Cruz. Lo peor, existiendo una alternativa de construcción mucho más favorable en tiempo y costo.

Por lo expresado líneas arriba, volveremos a echar mano a una metáfora que citamos en una entrega anterior, donde realzábamos la hazaña de los Indios que llegaron a la Luna en busca de agua, mientras aquí, en la Tierra, nuestros hermanos originarios bloquean las carreteras para privarnos de este líquido elemento.

Parafraseando las célebres palabras del inventor del bloqueo y líder cocalero: “No se puede entender” cómo los bolivianos en nuestro sano juicio podemos todavía aferrarnos a esa fórmula troglodita siendo un país mediterráneo, primero, y luego, teniendo todavía fresca en nuestra memoria, luctuosos acontecimientos, tales como la muerte de la hermana de dicho líder, un 16 de agosto de 2020, acaecida en un hospital de Oruro, víctima del Covid19, por falta de oxígeno, debido al asedio que organizaciones sociales afines a Evo realizaban esos días en varias regiones del país, exigiendo la realización de las elecciones nacionales del 6 de septiembre.

Tan dramáticos, como siniestros pasajes de nuestra historia, ineludiblemente nos recuerdan las palabras de Jesucristo a tiempo de ser apresado, y narradas en el Evangelio de San Mateo… «Uno de los que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al servidor del sumo sacerdote, cortándole la oreja. Jesús le dijo: «guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere”. Glosando aquello, los bolivianos deberíamos recordar a los sitiadores que: El que a bloqueo mata, bloqueado morirá.

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