domingo, septiembre 1, 2024
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“Futbolítica”

Víctor Hugo Rodríguez Torrez

 

Parte II   

 

Las páginas de la obra “Futbolítica”, recopilan fastos trascendentales y sin descartar la manipulación política agazapada, además de la ceguera-sordera por desbordados enjambres futboleros, para éstos no vale la caballerosidad competitiva.

El libro cataloga a clubes de Islas Británicas, Península Ibérica, Europa y Escandinavia, Península Balcánica, Cáucaso, Oriente y Asia, África y, de “retache”, América.

“Futbolítica”, deja entrever que numerosos clubes fueron utilizados por dictadores, como extraordinarios actores políticos. La “Futbolítica” inoculó en España al Barcelona, Real Madrid, Club Atlético de Madrid. A Corinthians del Brasil, Colo Colo y Cobresal, en Chile. Torino, Juventus, Internazionale, Roma, en Italia. Tampoco se sustrajo el Olimpiacos griego. En Inglaterra, surgieron entretelones fútbol-política. Se menciona a clubes como Tottenham Hotspur, Celtic, Gradanski Noogometni, a Dínamo Zagreb, de Croacia y otros grandes.

Recientemente afloraron escándalos que tambalearon al Manchester City y al Barcelona.

Como antecedente y en su tiempo, Liverpool, según narración del autor de “Futbolítica”, exteriorizó resistencia a la primera ministra Margaret Tatcher, endilgándole que la pobreza y miseria desatada en dicha ciudad industrial, obedeció a duras políticas sociales aplicadas por aquella gobernante, “odiada por la clase obrera”, subraya el escritor. Su hinchada en el estadio Anfield Road, “solía clamar Maggie, Maggie, Maggie, Die, Die, Die, deseando la muerte de la Dama de Hierro”, dice Ucall.

¿Puede el fútbol servir a la causa de la democracia frente a una dictadura y viceversa?, se pregunta la obra en su 3ª. Edición, producida por Altamarea. En la lectura de “Futbolítica”, “descubriremos que no hay ningún episodio histórico contemporáneo relevante que no se vea reflejado en la trayectoria de algún club de fútbol”, insiste el escritor, complementando su interpretación “con episodios luctuosos que marcaron el último siglo: rebeliones anticolonialistas, y lucha de clases, el nazismo y comunismo, la guerra fría, y de los Balcanes, conflictos nacionales y luchas contra las dictaduras”, insertadas en dichas páginas.

Añade que las dos instituciones mayúsculas del fútbol español, el “Barza”, que era más que un club, identificado moral y culturalmente con la causa independentista de Cataluña, poco después de la muerte –dice– del dictador, ´culés´ radicales con alma democrática contenida, enarbolaron emblemas catalanes. En diciembre 1975, el directivo Jaume Rosell, retiró del club el busto del Generalísimo Francisco Franco.

El Madrid, que no tenía algo de “Real” -asegura- según su historia, analizaba el papel que desarrolló durante el régimen franquista, como elemento clave para la dictadura, ayudando a romper el aislamiento internacional de España. Sus excelentes relaciones con el poder monárquico, impelió al rey Alfonso XIII, a conferirle el título “Real”, añadida la Corona Borbónica, por su dilecta simpatía a los “merengues” del matritense barrio de Chamartín.

Desde 1941, el club recuperó su condición de “Real”, volviendo a manos conservadoras, “cuando su presidente perpetuo, Santiago Bernabeu, combatiente en la guerra civil española, se enroló en las filas fascistas, asegurándose la presidencia”, acota.

Atribuye la difusión del balompié, aparecido en la década 1820, en Inglaterra, a la jerarquía de la Iglesia Anglicana, a cuyo influjo surgieron clubes, “fruto del intento religioso de aquella Saint Marck´s, para canalizar a la juventud y orientarla hacia sus postulados, entre ellos, la vigencia futbolística”.

La meticulosa investigación, puntualiza el editor, representa “una vuelta al mundo a través de clubes políticamente singulares”.

Es una valiosa edición, amena, recomendable y con brillante literatura esclarecedora.

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En cuanto al fútbol boliviano, procastinando palmarés internacionales clasificatorios y finalistas que no llegan, experimenta -dice- renovación, promesas, paliativos, remiendos superficiales, “si no la pierdes la empatas” … Como en el contra cacho: “lo que no se ve se nota”. Suspicacias, autogoles sospechosos, escándalos…

¿En el río revuelto boliviano hubo o existe “futbolítica”?

Para los mundiales desde 1998 al 2022, los gobiernos bolivianos pretendieron “aprovechar” con “prospecciones políticas gananciales”, probables clasificaciones que atenuarían alzamientos, “guerras” fratricidas, fraudes de toda calaña, maquinaciones abyectas de moda en el S-21 y bajezas expansivas que devienen de la politiquería vulgar, es decir, el “arte” de no pensar primero en Bolivia y sus estoicos valores.

Como reflejo del debilitamiento del país, siempre causado desde “arriba”, y sin futuro promisorio, es deber evitar que el accidentado fútbol boliviano también tenga ese destino.

Visto como fenómeno universal, desde estoicas tribunas, esperando y triunfos exigibles, concurre el más importante soporte social en procura de fortalecer la ilación integral de nuestro balompié. El deporte, fibra, coraje y musculatura nacional, también sufre por la exigua voluntad directiva y organismos oficiales –uno y otro desviando al corner sus responsabilidades–, remisos para poner de pie a nuestras antológicas glorias, alentando pragmáticamente a prometedores triunfadores, porque, entre múltiples factores, el gran espectáculo, asimismo, nutre con suculentas divisas a las arcas fiscales, con la pretensión del cero a cero con la ley.

Se columbra que el Mundial North América, será “futbolíticamente” geopolítico-global.

En 1994, nacieron incontables bolivianos. Hoy, tienen 29 años. Entonces, quienes se situaban entre 25-30 años, ahora son abuelos. Bolivia no volvió más a un Mundial.

Si para 2026, “la verde” clasificaría, aterrizaría con 32 años de atraso.

Con altura de miras y para que DTs y “estrellas” no le fallen al país empleando argumentos pueriles, en el sentido que “el fútbol es así nomás”, la operación tiene que ser eficaz.

“La verdad está en el verde césped. Lo demás es puro verso”. Fdo. Ángel Amadeo Labruna.

 

El autor es periodista – abogado.

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