viernes, julio 26, 2024
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Campesinos se comen las semillas de papa

Como efecto de varias causas, los campesinos que han quedado en su tierra de origen, ahora están consumiendo las semillas de papa y otros derivados y asegurando, en esa forma, que las cosechas del presente año agrícola serán muy bajas y acentuarán la escasez del fruto y, a la vez, el alza de precios.
Esa situación de la economía agraria en las amplias regiones andinas del país se podría deber a dos grandes causas, en primer lugar, el abandono de las tierras por los campesinos, que migran a las ciudades y al exterior y, segundo, la legislación agraria vigente, como resultado de la política feudal que aplica el gobierno del MAS desde el año 2009 por medio de la Constitución Política. Es posible agregar que esta segunda medida es peor que la sequía y otros males juntos.
En efecto, la política agraria del gobierno masista puso en aplicación para los indígenas de la región andina del país, un sistema lento, pero seguro, para dar muerte a la agricultura y la ganadería. Esa política no se dejó esperar y fue heredada por el gobierno actual, que la siguió poniendo en aplicación y, además, recibiendo los efectos catastróficos de esas medidas, como la Ley de reconducción comunitaria de la reforma agraria.
Desde entonces, miles de familias de campesinos han abandonado cientos de hectáreas de tierra, dejándolas a la intemperie para que se conviertan en eriales arenosos. Lógicamente, ha caído la producción tanto en tierras particulares como de comunidades. A la vez, los mercados de consumo han quedado sin abastecimiento, por lo cual los intermediarios se dedicaron al contrabando más grande que se pueda imaginar.
Al respecto, como consecuencia de esos factores determinantes, se puede deducir que la sequía, en gran medida, es resultado del abandono de la agricultura y, por tanto, los pocos campesinos que han quedado en el trabajo de la tierra, al presente, se encuentran con que ya no pueden cultivar sus parcelas. Tal fenómeno, además, se presenta desde hace unos cinco años y se ha ido agudizando paulatinamente.
Por esos aspectos, en lo que va del presente año, y en especial en el año agrícola que empezó en agosto, los trabajadores de la tierra, al verse sin agua no pueden hacer las siembras. Por tanto, al no tener cosechas oportunas, no tienen otra opción que comerse las semillas de toda clase de productos e inclusive de su ganado, situación que adquiere gravedad inusitada, lo cual hizo que el gobierno recurra a fomentar el contrabando de alimentos desde países vecinos, para abastecer a los mercados urbanos, inclusive, en algunos casos, del Oriente.
Ese estado de cosas no garantiza la seguridad alimentaria de la población, aunque se predica desde hace quince años que sucede lo contrario. Al mismo tiempo, proyectos faraónicos de industrialización de la agricultura no tendrán ni el menor resultado. Es más, se podría esperar que, en vez de derrochar fondos en “elefantes blancos”, se los invierta para dar solución al problema agrario del país, que es el único que podrá dar frutos efectivos para beneficio de la población.

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