El arte postmoderno viene siendo objeto de numerosos debates y críticas debido a su marcada decadencia. A medida que exploramos esta cuestión, resulta esencial examinar el papel de la estética como referente principal en la valoración del arte, ya que el problema de su decadencia, en la actualidad, radica en su excesivo enfoque en la provocación sin fundamento y en la falta de profundidad estética.
El arte postmoderno ha desafiado las convenciones tradicionales y ha roto barreras en cuanto a los temas y técnicas utilizadas. Sin embargo, esta búsqueda constante de la novedad y originalidad ha llevado a la pérdida total de la estética como valor fundamental de la manifestación artística; en lugar de enfocarse en la belleza y en la armonía, el arte postmoderno tiende a privilegiar la transgresión y la sorpresa, dando como resultado una falta de apropiación emocional por parte del espectador y una alarmante carencia de pensamiento crítico por parte del artista.
El arte postmoderno, por ende, carece de una conexión emocional profunda con el espectador. La estética no se trata solo de lo visual, sino también de la capacidad del arte para despertar emociones y transmitir mensajes profundos. Desafortunadamente, muchos trabajos postmodernos parecen vacíos de significado y se centran más en la idea de la ironía y la falta de compromiso.
La falta de rigor estético también se refleja en la poca atención prestada al dominio técnico por parte del artista. Mientras que los grandes maestros del arte dedicaban años a perfeccionar sus habilidades y dominar las técnicas, el arte postmoderno a menudo se basa en la falta de destreza técnica como una declaración en sí misma. Esto no solo desvaloriza el trabajo artístico, sino que también dificulta la apreciación del mismo por parte del público.
Otra crítica sustancial al arte postmoderno es su tendencia a la superficialidad y la falta de sustancia. No se trata solo de una apariencia superficial, sino también de expresar profundidad y significado en una obra de arte. Este tipo demostración artística parece centrarse más en la forma y la apariencia, descuidando la necesidad de una narrativa fuerte y una reflexión profunda.
La decadencia del arte en la actualidad se debe, en gran medida, a la falta de atención a la estética como referente principal. El enfoque excesivo en la provocación, la falta de profundidad emocional, de rigor técnico y la superficialidad, son elementos que han llevado al declive a todas las manifestaciones artísticas en la actualidad. Es necesario revalorizar la estética como un elemento esencial en la creación artística y promover obras que transmitan significado y emoción al espectador. Solo así podremos superar la decadencia del arte postmoderno y abrir paso a nuevas formas de expresión artística más enriquecedoras y profundas.
El autor es teólogo, escritor y educador.