sábado, julio 27, 2024
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Con los brazos y el vientre vacío

Carmen Daniela Cabrera Mogro

El 15 de octubre es el «Día internacional de la visibilización del duelo perinatal».
Las ilusiones, los sueños, el deseo, el amor y los anhelos por la llegada de un bebé son una mezcla de emociones que celebran y acompañan la felicidad de los futuros papás. Pero, ¿qué sucede cuando el corazoncito que te hacía llorar de felicidad deja de latir y las lágrimas empiezan a dibujar un semblante sombrío en tu rostro y corazón?; o cuando debe llegar la gran cita para conocer el amor incondicional con tu bebé, esperas el llanto de la criatura que no aparece, hasta que te dan la noticia que enluta tu ser y empieza un camino silente de un dolor indescriptible.
Sí, muchas familias tienen historias de pérdidas de sus bebés durante la gestación y periodo neonatal, que se quedan con el dolor en la garganta, en el pecho y en el vientre. Muchas mujeres no lloran por los ojos, lloran por los pechos, la leche recorre el cuerpo, el alma y el espíritu gritando todo el dolor por esa pérdida; y como sociedad no tenemos la educación para acompañar el dolor en general y menos el dolor perinatal y neonatal.
Incomoda tanto sentir el dolor por una pérdida, porque no tenemos cultura del dolor, no lo hablamos, no lo expresamos y es lo que transmitimos de generación en generación, creando así un vacío en el cual quienes están en duelo pueden sentirse incomprendidos y solos. Como sociedad, cuando estamos frente a un duelo tratamos de intentar superar ese dolor lo más pronto posible, para regresar a la “normalidad” de la vida; se debe comprender que el dolor es irremediable y que debemos aceptarlo y abrazarlo, porque es una experiencia humana.
Si eres familiar o amigo, amiga, personal de salud y tienes una conocida que está atravesando por una pérdida perinatal, evita decirle que todo estará bien, que podrá volver a embarazarse, que el tiempo cura las heridas, porque realmente no estás ayudando; ofrece tu presencia, tus brazos, tu escucha activa si desea hablar al respecto, acompaña a dar voz a ese dolor que está viviendo ese vientre vacío.
A la mujer que están atravesando por este duelo, debido a la pérdida de un bebé, déjenme decirle que no todas las noches se quedará despierta llorando, que no siempre sentirá ese nudo en la garganta. Que no siempre será en lo que piense cuando despierte cada mañana, que las olas de dolor que la derriban se irán volviendo más pequeñas, que no siempre llorará al mencionar su nombre o el mes que partió. La tristeza estará presente, pero ya no estará rota.
“Amar implica inevitablemente enfrentar la posibilidad de la pérdida, y negar esa posibilidad solo nos lleva a evitar la realidad. Aceptar el duelo como una experiencia normal y dolorosa nos permite abordarlo con compasión y apoyo”, Megan Devine.

La autora es Psicóloga Clínica Perinatal.

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