En las últimas dos décadas la contaminación ambiental, calificada como un “desastre ecológico”, por la imposibilidad de restaurar los ecosistemas, devastó la fauna y flora de la región lacustre, que ahora sufre también los efectos de la sequía, contaminación y el desvío del agua para actividades ilegales.
Los artesanos de la isla Suriqui sostuvieron que las aguas residuales que llegan al Titicaca, procedentes de los municipios de El Alto, Laja y Viacha, destruyen la fauna y flora del lago sagrado, además de provocar la contaminación de totorales que pierde su utilidad.
El comunario Gerbacio Quispe de la isla Suriqui del lago menor del Titicaca sostuvo que es imposible recolectar grandes cantidades de totora para la construcción de embarcaciones que en varias oportunidades surcaron los océanos, “ahora se ha secado y está debilitada”, acotó.
La totora del lago Titicaca es una planta milenaria que fue usada como materia prima y empleada antes de la contaminación ambiental para la construcción de grandes embarcaciones de prolongados viajes de expediciones transoceánicas que confirmaron una posible colonización de la Polinesia desde América, por los rastros arqueológicos de los incas encontrados en la Isla de Pascua del océano Pacífico, donde habitó la etnia Rapa Nui.
La totora ha cambiado al igual que el clima en el lago Titicaca y mientras continúa la sequía, los totorales se secan con mayor intensidad.
Desastre ecológico devasta fauna y flora del Titicaca
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