Ante la llegada de insumos, telas y prendas de vestir de mercados vecinos, así como del Asia, los pequeños productores textiles plantean desafíos para bajar la dependencia de la importación de materia prima del exterior y avanzar en el desarrollo de la cadena de la industria manufacturera textil en Bolivia, como la creación de institutos de capacitación, así como una verdadera política de sustitución de importaciones.
El sector textil ha sido olvidado por el Gobierno y el intento de la política de reconversión para los importadores de ropa usada en 2007, fracasó, a pesar de la erogación de recursos de 14 millones de bolivianos, de un fideicomiso de 80 millones no se devolvieron 11,2 millones, de acuerdo a una nota de prensa de ANF de 2014.
“Nosotros no hemos tenido apoyo del Estado. La ropa usada, por ejemplo, es un mal endémico, y ha provocado que muchas microempresas se cierren”, reflexionó el presidente de Cotexbo, Genaro Torrez Poma.
A eso se suma la competencia desigual de las empresas textiles del Estado, como Enatex, cuyos resultados no son los esperados, a pesar de salarios altos.
Enatex
Como se recordará, Enatex nace tras la disolución de América Textil (Ametex), que por la pérdida del mercado estadounidense tuvo que cerrar y el estado absorbió todo el conglomerado, pero a la fecha no logró despegar como lo hizo la empresa privada.
Poma es de la idea de que el Estado debe dar más prioridad a los privados, debido a que conocen el mercado y están en constante actualización de la moda y las necesidades de los consumidores.
“(…) Estamos a la moda, invertimos, y un apoyo de parte del Gobierno sería en la creación de institutos de capacitación, donde se pruebe la tela, (pero de producción nacional) y todo lo que usamos. Nosotros no tenemos apoyo y pedimos que haya políticas para este sector”, apuntó.
Como referencia, mencionó a Perú y Colombia, que son referentes de la industria textil en la región, donde los productores reciben apoyo de las entidades estatales, nacional, regional y local, con una capacitación constante para exportar, mientras Bolivia está rezagada en este campo.
Lamentó que los discursos del Presidente Luis Arce, ministros y viceministros, sobre el apoyo a la sustitución de importaciones no lleguen al sector y se permita el ingreso de la ropa usada al mercado nacional.
“Queremos incentivos de apoyo a los micros y pequeños empresarios, así como para los artesanos, para que salgan adelante”, solicitó a tiempo de indicar que la marca Llama les ayuda a proyectarse al mundo de mejor manera.
Criticó a la Ley MyPE, que solamente es un adorno, pues no se aplica en beneficio de los pequeños y microempresarios.
Dijo que la ropa usada provoca cierre de pequeñas empresas de textiles, pero el contrabando genera mayor daño al sector, pues ingresan prendas de China, Perú y Brasil, y de todas partes, sin control. “Somos un país donde todo compramos y nada vendemos”, alertó.
Informó que antes de la pandemia y en el gobierno de Evo Morales, entre 2005 y 2006, había un 85% de microempresas que producían en el país, pero a partir del 2010 al 2015 cayó la participación del sector, debido a la apertura a mercadería china, que provocó un cese de 50% de emprendimientos en textiles.
A eso hay que indicar que gran parte de las telas que se utilizan para la elaboración de prendas de vestir son malas, algunos comerciantes traen el insumo, y la ropa con esta materia prima no resulta de buena calidad.
Explicó que en China se fabrican diferentes calidades de tela y sumado a la obra de mano barata, la prenda sale a un costo inferior, pero no siempre son de buena calidad, sin embargo, la gente prefiere el producto de contrabando al nacional por el precio bajo.
También señaló que las mañaneras han ingresado al negocio. Antes elaboraban las prendas y lo vendían al día siguiente, pero ahora compran la ropa al por mayor y prefieren revender, lo que provocó el cierre de muchas unidades productivas.
Lamentó que el Gobierno mienta respecto a la baja desocupación que registra el país, pues coincidió por separado, con economistas, que indicaron que la gente busca sobrevivir con cualquier ocupación, pero no gracias a la actual administración de Estado, sino por necesidad ingresó al mercado informal.
“(…) Realmente estamos viviendo una economía de sobrevivencia, no saben cómo tantas familias no encuentran un trabajo; donde antes habían máquinas textileras, donde hacían hasta las polleras de las cholitas, (desaparecieron), hoy se trae de China las blusas bordadas para que bailen en la entrada. El convenio con China ha hecho un daño tremendo a nuestra economía y a los microempresarios, se han cerrado muchas unidades productivas a consecuencia del contrabando”, apuntó.
Monopolio
El entrevistado indicó que dos familias son las que traen ropa usada desde Estados Unidos y lo reparten a nivel nacional, es un gran monopolio, pero las autoridades no hacen nada al respecto, a pesar de que hay una norma que prohíbe la comercialización de prendería usada. Lo mismo ocurre con la comercialización de ropa de China, que son unos cuantos que se favorecen con el contrabando de esta mercadería.
“El contrabando es un pulpo gigante, que no se va acabar sino hay buenas políticas de fomento a la producción de nuestros textiles y un lavado de conciencia de los consumidores. Si el consumidor consume lo nuestro y da trabajo a los nuestros es un avance, pero cuando compra del contrabando sólo se beneficia al país de origen de la mercadería”, reveló.
Educación
Poma aseguró que los pequeños y microempresarios pueden elaborar prendas de vestir de calidad y dijo que se debería hacer lo que hizo Japón, cuyo país invirtió en educación para que produzcan productos de calidad y ahora son exportadores. Invertir en la educación para contrarrestar a todo el contrabando (será importante), no le encuentro otra salida, sino tenemos esa cultura de apoyar a los nuestros, será imposible.
Indicó que en Bolivia no se cuenta con fábricas para la producción de insumos, incluso la tela, hay retraso en este aspecto. Por ello, el Gobierno debe alentar la llegada de inversiones y apoyar a los empresarios, tener empresas como Soligno y Forno, cuyos emprendimientos no sólo producían para el mercado local, sino exportaban.
No tenemos hilanderías, Enatex debería hacer telas de calidad y Yacana también ofertar materia prima de primera de vicuña, llama y alpaca, para competir en el mercado regional, pero la ausencia de materia prima hace cuesta arriba la competitividad de los productores.
“Necesitamos que hayan hilanderías, fábricas de telas, botones y de insumos, todo importamos, botones, broches, tela, el forro, nosotros qué producimos. Todo es contrabandeado, se podría decir ahí es la gran falla. Por eso pedimos los parques industriales, como lo que hay en Santa Cruz y en Cochabamba, como el Santiváñez, mientras La Paz no ofrece ese tipo de infraestructura y el gran perdedor es El Alto”, señaló.
La falta de incentivos tributarios es otro problema para el sector y se suma la burocracia para acceder a créditos estatales a través de la banca estatal. Desde que se crea la pequeña empresa empieza a pagar impuestos, antes de hacer negocio.
ATPDEA
La Ley de Preferencias Arancelaria Andina («ATPA») fue un programa a través del cual Estados Unidos concede entrada de mercancía libre de impuestos a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Fue promulgada el 4 de diciembre de 1991. El objetivo era combatir la producción de narcóticos y el narcotráfico mediante el otorgamiento de beneficios comerciales para ayudar a los países a diversificar y fortalecer industrias legítimas.
En el marco de la Ley de Comercio de 2002, la «ATPA» tenía hasta el 4 de diciembre de 2001, pero se extendió mediante la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas («Atpdea»), firmada el 6 de agosto de 2002 y registrada como Ley 107-210, hasta el 31 de diciembre de 2006.
El 20 de diciembre de 2006, la «ATPA» se extendió por 6 meses más para los cuatros Países Andinos hasta el 30 de junio de 2007. El Congreso de los Estados Unidos prorrogó la «ATPA» por otros ochos meses en febrero de 2007.
El 29 de febrero de 2008, la «Ley de Extensión de las Preferencias Arancelarias Andinas de 2008» renovó la «ATPA» hasta el 31 de diciembre de 2008.
El 16 de octubre de 2008, el Presidente de los Estados Unidos de América suscribió la Ley de Extensión de las Preferencias Arancelarias Andinas que extiende el tratamiento preferencial hasta el 31 de diciembre de 2009. El 25 de noviembre de 2008, el Presidente de los EE.UU. firmó una proclamación suspendiendo la designación de Bolivia como país beneficiario del ATPA y el Atpdea, de acuerdo a la página http://sice.oas.org/tpd/usa_atpa/usa_atpa_s.asp.
Análisis
Un análisis del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (Ibce) de 2009, mostró cómo el Atpdea beneficio a la economía de Bolivia, en especial para la industria manufacturera textil, pues de entrada generaba más de 40.000 empleos directos e indirectos y recursos importantes para el país.
EE.UU. es la economía más grande del mundo. Su Producto Interno Bruto bordea los 14 billones de dólares (14.000.000.000.000.000). Esto significa, que su economía es más de 1.000 veces mayor que la boliviana, algo que debe verse no como una amenaza, sino como una oportunidad de complementación productiva. Bolivia no tiene el tamaño de aquel mercado.
EE.UU. no solo es un gran productor, sino que es el mayor comprador del planeta. Las importaciones que realiza cada año bordean los 2 billones de dólares (2.000.000.000.000). Todo lo que Bolivia vende a EE.UU. significa el 0,02% de ese gran total: hay mucho por crecer.
En el plano de los ejemplos sobre el potencial de colocación de productos bolivianos, “un botón basta de muestra”: Bolivia llegó a vender poco más de 30 millones de dólares en “confecciones textiles” a EE.UU. El año 2007, los EE.UU. importaron desde el mundo cerca de 79.000 millones en confecciones textiles. “Ningún mercado del mundo se asemeja a semejante nivel de importación, ni siquiera Europa, Asia y mucho menos los países latinoamericanos”, señala la nota.
A través de la ATPA se eliminaron barreras arancelarias en el mercado estadounidense para 5.600 producto, manteniéndose en excepción “productos sensibles” (entre ellos, las confecciones textiles).
Beneficio
La apertura del mercado estadounidense tuvo un efecto positivo para las exportaciones bolivianas. Según datos oficiales, de los 85 millones de dólares exportados a EE.UU. en 1986, sólo 12 millones correspondían a ventas “no tradicionales” abarcando apenas 24 productos.
Las ventas a EE.UU. experimentaron un gran “despegue exportador” con el ATPA, a partir de las incrementadas posibilidades de exportación con “arancel cero”, que inició en 1991.
Las exportaciones no tradicionales de Bolivia a EE.UU. llegaron a un tope de 229 millones de dólares en 1994 (sobre un valor global de 348 millones), incrementándose los bienes exportados a 163 productos (destacando los artículos de joyería, maderas trabajadas, flores, quinua).
A la conclusión del ATPA el año 2001, las ventas no tradicionales a EE.UU. cayeron a 113 millones de dólares a causa de la crisis regional. A pesar de ello, el número de productos se incrementó a 312 ítems.
A la puesta en vigor del Atpdea, en diciembre de 2001, el país exportó 316 productos por un valor de 114 millones de dólares sobre un total de 333 ítems y 158 millones en ventas globales.
El año 2006, se registró la exportación de 441 productos no tradicionales por un valor de 193 millones de dólares. El total de exportaciones de este año ascendió a 463 ítems y las ventas por 360 millones de dólares.
Las nuevas preferencias introducidas para el sector de confecciones, textiles y marroquinería, ayudaron a marcar la diferencia con el ATPA.
La cantidad de productos no tradicionales exportados a EE.UU. vía Atpdea, el 2007 alcanzó a 418 ítems por un valor de 183 millones de dólares (sobre un total de 440 ítems y 430 millones en ventas globales).
En la gestión 2008, EE.UU. compró 428 productos por casi 479 millones de dólares, casi el 7% del total de exportaciones bolivianas.
La diversificación de las ventas preferenciales del país con alto valor agregado significó un mayor desarrollo productivo en Bolivia, siendo que el número de exportadores a EE.UU. casi se triplicó hasta alcanzar las 551 empresas en la gestión 2007 -la mayor parte de ellas micro, pequeñas y medianas empresas- ocupando abundante mano de obra boliviana en su mayor parte en el sector de las PyMEs, ubicadas principalmente en las ciudades de El Alto y La Paz.
Caída de
exportaciones en 2009
La suspensión del beneficio arancelario desde el 15 de diciembre del 2008 contribuyó a la caída de las ventas a EE.UU. en 23 millones de dólares hasta abril de 2009, afectando a las confecciones textiles y marroquinería, que no cuentan con “arancel cero”. Las ventas vía Atpdea bajaron casi 6 millones en el primer cuatrimestre del año.
Según el IBCE, las consecuencias más severas de la pérdida del acceso preferencial a los EE.UU., en ausencia de mercados alternativos, se expresan para Bolivia en: a) el cierre de pequeños talleres de confección; b) la migración de microempresarios al Perú; y, c) la caída del empleo en el sector manufacturero, lo que significa más pobreza y dolor para los bolivianos.
Generación de
empleo
Según estimaciones del IBCE, las exportaciones de productos bolivianos a EE.UU. beneficiadas por el Atpdea generaban por lo menos 40.000 empleos directos e indirectos. Si tan solo un 70% de dichos trabajadores fuera Jefe de Hogar, con 3 dependientes cada uno, el número de “beneficiaros directos e indirectos” del Atpdea en Bolivia habría superado las 120.000 personas, cifra considerada conservadora. Una parte de esos productos se cobija ahora en el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), sin embargo las confecciones textiles, productos de cuero, ciertas maderas trabajadas y otros productos no tienen esta cobertura y deben pagar aranceles para entrar a EE.UU.
Se estima que el sector textil por sí solo generaba cerca de 16.000 fuentes de empleos directos e indirectos, mientras que en el sector de la industrialización del cuero aproximadamente, los derivados de las maderas trabajadas no cubiertas por el SGP y otros, 4.000 empleos adicionales. Con ello, 20.000 empleos directos e indirectos están afectados por la falta del Atpdea. Considerando que la mayor parte de aquellos son jefes de hogar y tienen familia, el número de personas que dependen de dicho mercado supera las 80.000.
Educación empujará al desarrollo de la industria manufacturera textil
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