La guerra es buen negocio

El conflicto ruso-ucraniano ha sido un factor de crisis económica en el mundo, sobre todo en Europa. Lo que no se debe olvidar es que con las crisis surgen grandes oportunidades, cosa que vemos en época de guerras. Es casi ley “general” que, si un país está pasando “un mal momento” por una crisis, otro país está en una época de bonanza. En la vida, no todos “pueden ganar”, siempre tiene que haber uno que gana y otro que pierde.
El mejor ejemplo lo tenemos con las crisis globales que sufrió el occidente; por sólo citar algunas, el crack de 1929 y la crisis de 1973 que causó el fin de la época de crecimiento económico nacida con el final de la Segunda Guerra Mundial. Los países árabes se pusieron de acuerdo para formar “un cártel” (OPEP) en el que se determinó subir el precio del petróleo. Esto causó una crisis en todos los países occidentales, pero logró “despegar” la economía de los países petroleros. Mientras tanto, en la década de los setenta en Bolivia experimentamos una gran bonanza económica, caracterizada por ser el inicio de lo que vendría a ser el poder económico de Santa Cruz. Otros países de América Latina y Asia experimentaron un crecimiento destacado en dicha década, mientras que Europa y Estados Unidos se vieron envueltos en recesiones económicas.
Lo mismo sucedió en la crisis de 2008, pues mientras Estados Unidos y casi toda Europa estaban envueltos en “un caos económico”, América Latina tuvo una época de “estabilidad” y otros países no occidentales pudieron “afirmar su potencia” (China, India, e incluso Brasil). En nuestro caso, Bolivia tuvo una situación muy favorable respecto a los precios de las materias primas, se logró un “crecimiento artificial” y nuestro país atravesó una época de estabilidad (pero no se logró crecimiento ni desarrollo verdadero, desgraciadamente, fue otra oportunidad perdida).
Pasemos a los casos de guerra, en los cuales países “no intervinientes” han podido sacar provecho de una u otra forma. Arabia Saudita, por ejemplo, ha sacado grandes ventajas de las intervenciones que Estados Unidos ha hecho en otros países árabes petroleros. En nuestra región, el mejor caso sería el conflicto de las Islas Falkland (Malvinas para los argentinos), en el cual Chile sirvió como “espía británico”, facilitó el fin de la guerra y consolidó buenas relaciones con el Reino Unido. Esto significó para Augusto Pinochet un “seguro” en contra de las persecuciones políticas europeas y “acabó” con el régimen militar argentino.
Ahora analicemos cómo se debe actuar en geopolítica. Se debe actuar de manera muy calculadora, cautelosa y astuta. Nuestro país hubiera podido sacar provecho del conflicto de las Falkland, pero primó el sentimiento de hermandad latinoamericana. Bolivia hubiera podido sacar ventaja de dicho conflicto y tener hoy una relación “fuerte” con una potencia económica como el Reino Unido, sin embargo, ello no se logró por la “miopía” de nuestros gobernantes.
La guerra entre Rusia y Ucrania hubiera podido ser un despegue económico para Bolivia, de haberse hecho bien las cosas con el gas. Rusia es el mayor exportador de gas en el mundo y, a partir del conflicto, la mayoría de sus compradores decidieron “buscar otras alternativas”. Bolivia hubiera podido encontrar nuevos nichos de mercado con precios más favorables gracias a la guerra en Ucrania; empero, el MAS ha tenido pésimas políticas gasíferas y económicas que se traducen en la situación de incertidumbre actual de nuestro país. Bolivia debe empezar a tener una visión geopolítica más ambiciosa; debemos dejar de considerarnos como “una víctima” y buscar mayor protagonismo. Este es un proceso largo que tiene que pasar por el crecimiento de la economía nacional, la aparición de un verdadero Estado Boliviano que garantice el Orden y el apoyo definitivo a la empresa privada nacional en todas sus escalas. Bolivia debe empezar a tener una visión geopolítica más ambiciosa para garantizar un futuro exitoso y próspero.