lunes, septiembre 30, 2024
InicioSeccionesOpiniónDemocracia a la boliviana

Democracia a la boliviana

Estamos aquí para tomar el pulso a nuestra Democracia moribunda. El pasado 10 de octubre Bolivia cumplió 41 años de vida democrática, pero el país es un caos de intereses complicados, siendo un territorio muy hermoso y muy rico todavía, no ha podido encontrar la paz y tranquilidad que tanto necesita. Es una tremenda ironía que el exterminador de la Democracia, quiere salvar a la Patria de su exterminio. Pero considero que, por el contrario, muchos estarán de acuerdo conmigo sobre que “Hay que salvar a Bolivia de Evo”.

Hoy tememos el desgobierno absoluto. Frente a la crisis política y de representatividad que está viviendo el país, debemos prepararnos todos los bolivianos para una lucha prolongada, ardua, muy importante, a fin de recuperar nuestra democracia. Aquí hay un desorden espantoso, el gasto público es inmenso y nuestras necesidades no son satisfechas. El MAS ha gastado millones de dólares en casi 20 años de gobierno, esto es horrible y dejará en la completa ruina a las arcas del Estado. Si nada hacemos, terminarán por refundir el Tesoro General de la Nación, tenemos que detener todo esto, necesitamos orden y remediar todos los males que hoy padece nuestra Nación.

Del 2005 a la fecha vivimos la política de los peores hombres al frente de las instituciones públicas y soportamos a los peores ladrones administrando la cosa pública, todo esto en Democracia. Es tema de estudio para las ciencias políticas. Este fenómeno se llama “kakistocracia” o el gobierno encabezado por las personas menos capacitadas de un país. Luego este fenómeno político preocupante se transformó en “cleptocracia” o el dominio de los ladrones, que es el desarrollo y establecimiento del poder basado en la corrupción institucionalizada y sus derivados, como el nepotismo, amiguismo y clientelismo político. Es decir, somos dominados por una “kakistocracia” cocalera y depredadora y una “cleptocracia” protegida e impune.

Esta dictadura con máscara democrática, ha puesto a nuestro país en un conflicto tremendo, encierra en su seno la caja de Pandora y, al mismo tiempo, es un inmenso océano de caos, opresión, corrupción, narcotráfico, abuso de poder y autoritarismo. En Bolivia los que saben y los honrados, no están al frente de las instituciones públicas (aunque deberían tomar el mando del poder público), sino que están los que quieren el dinero fácil y han hecho de la política un negocio muy rentable, un modus vivendi. Ellos son los que ahora toman las decisiones y se creen dueños de las instituciones públicas, es decir, los ineptos y los mentirosos son nuestras autoridades y ostentan con orgullo su derecho a gobernar.

Después de que los tiempos cambien, hay que iniciar un juicio político nacional, contra la mala administración en la era del MAS. Toda su gestión pública en los casi 20 años de poder se llama “Ineptocracia”, que es el sistema de gobierno donde los más incompetentes se hicieron cargo de la función pública y fueron elegidos por los menos capaces para decidir el futuro del país. Y la mediocridad fue premiada con cargos públicos. La gente que apoya al régimen fue premiada con bonos, prebendas, facilidades y ventajas de todo tipo. Los sueldos y salarios de los funcionarios públicos fueron pagados con la riqueza confiscada a un número cada vez más reducido de buenos productores del oriente boliviano y gracias a los elevados precios de las materias primas y recursos naturales estratégicos (gas, minerales, litio y bosques). Ese es el modelo económico de la Ineptocracia, donde solo se vive de empréstitos solicitados a organismos de financiamiento internacional o de algún país interesado en nuestros recursos naturales, por su geopolítica de dominación global (Rusia, China o EEUU). Se aprovechan los peces grandes, porque Bolivia es una joven democracia, insegura, que vive un proceso de decadencia democrática.

“Volver a poner en la cabeza de la administración pública a un sujeto experimentado en corrupción (innumerable) y traición (fallo de La Haya sobre el mar y otros casos), es el peor error histórico que podemos cometer los bolivianos. El populismo mentiroso y traidor no puede volver a manejar el Estado, porque terminaría por completar su misión de destruir los sentimientos de la nación y las bases de la economía, terminando de convertir a nuestro país en un Narcoestado, sin posibilidades de futuro”.

El próximo presidente/a del país debe ser elegido por mérito y no por la suerte o el dinero proveniente del narcotráfico, y que en lugar de quedarse en la inacción y en la ignorancia, se ponga a la cabeza de la administración. Tenemos tantos problemas y tan pocos hombres preparados, un Órgano Judicial tan impuro, donde no existe garantía para los derechos individuales, pero sí sentencias favorables para las organizaciones sociales que apoyan al régimen autoritario, ahí está la dictadura vestida de democracia. Este gobierno habla de democracia, pero solo es de boca para afuera, lo cierto es que no hay democracia, bolivianos. El partido en el poder, abusa de sus facultades, porque no sabe de responsabilidad, siendo entre tanto los bolivianos víctimas de este abuso. Podemos poner tantos nombres a lo que sucede en Bolivia con su sistema democrático: democracia manipulada, democracia fraudulenta, democracia inservible, democracia insegura, democracia maleada, democracia insatisfecha, democracia falseada, pero preferí el título de Democracia a la boliviana, suena mejor.

 

Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES