domingo, julio 7, 2024
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La concepción del ser humano en Tomás de Aquino y Agustín de Tagaste

Segunda Parte

  1. San Agustín

San Agustín nació el año 354 d.C. en Tagaste, conocida hoy en día como Souk Ahras (Argelia), fue hijo de Patricio, un propietario rural y de doña Mónica. Sus primeros estudios los realizó en Tagaste, para luego en el año 365 continuarlos en la ciudad de Madaura, a partir del año 370 estudió en Cartago, dedicándose principalmente a la retórica y a la filosofía, destacándose en especial en retórica y encontrando dificultades en el aprendizaje de la lengua griega.

Tras la muerte de su madre, se traslada a África el año 388, estableciéndose en Tagaste, donde fundó un monasterio en el que permaneció hasta el año 391. Año en el que se trasladó a Hipona, ciudad cercana a Tagaste, en la costa, donde fue consagrado como sacerdote por el obispo Valerio. Allí fundó otro monasterio, en terrenos cedidos por el obispo, desarrollando una actividad filosófica y religiosa, destacando el carácter polémico contra las diversas herejías a las que se enfrentaba el cristianismo y que San Agustín consideraba el principal problema que habría de enfrentar.

2.1 El contexto histórico

San Agustín desarrolló su actividad filosófica durante la segunda mitad del siglo IV y el primer cuarto del siglo V, época en la que se vivía la destrucción de Roma en manos de los barbaros germanos. Constantino I, convertido al cristianismo tras haber ganado una batalla contra Majencio, fue el primer emperador cristiano. Estableció una dinastía que, excepto en el caso de Juliano, favoreció el desarrollo del cristianismo.

Durante el periodo oscurantista, toda explicación giraba en torno a la idea de Dios y la religión, razón por la que la ciencia no avanzaba y los que pretendían investigar y hacer ciencia, fueron llevados a los tribunales inquisidores, y eran acusados como herejes, o de mantener pacto con el diablo o de ser brujos, para luego ser condenados a torturas que los llevaban a la muerte. Durante este periodo, los únicos que podían acceder al conocimiento eran los religiosos, donde escondían en sus monasterios libros escritos en latín, que contenían los conocimientos obtenidos en la edad antigua.

2.2 El contexto sociocultural

A partir del siglo III, la sociedad romana entró en un periodo de crisis económica permanente, ocasionando el empobrecimiento de la población. Las guerras civiles en relación con las luchas por el poder, destruyeron los cultivos y redujeron la producción, lo que provocó un descenso en el comercio interior y en la industria, pretendiendo ser combatida con medidas que terminaron por agravar sus condiciones. Estas circunstancias provocaron el aumento de impuestos, la regulación de los precios, las devaluaciones de la moneda e incluso la acuñación de moneda falsa.

Por otra parte, se presentó la culminación del esclavismo, debido al encarecimiento del precio de los esclavos, por la ausencia de conquistas, lo que condujo a la constitución del colonato, dando paso a la ruralización de la sociedad, desapareciendo de esta manera la diferencia entre esclavos y libres. La diferencia entre hombres libres y esclavos y el papel que estos representaban, se reemplazó por la distinción entre Honestiores y Humiliores.

Entre los Honestiores se encontraban las personas de rango superior o las que provenían de origen noble, es decir, quiénes tenían el poder económico y político. Entre los Humiliores se encontraban los demás estratos sociales, los plebeyos y clases inferiores. Así, la estructura social se simplificó, en armonía con las transformaciones económicas y políticas de la época.

En este periodo la iglesia va adquiriendo un mayor poder, debido a los privilegios concedidos, como las donaciones por parte del estado y la dispensa de impuestos. Es una época donde se desarrolló el monacato, el cual tuvo tanta importancia a lo largo de la Edad Media.

En lo referente al arte y a la arquitectura, la gran importancia del cristianismo dio lugar a la construcción de numerosas iglesias, baptisterios y basílicas. Entre las que se destacan las de Santa Sabina y la de los santos Cosme y Damián. Las iglesias se construyeron, siguiendo la estructura de las iglesias romanas.

2.3 La filosofía de la razón y la fe (San Agustín)

En la obra de San Agustín no hay una clara distinción entre razón y fe, ya que para él, existe una sola verdad, la revelada por la religión, a lo que la razón ayuda a contribuir y conocer mejor. Agustín nos dice “Cree para comprender”, que es una clara expresión de predominio de la fe. Dando a entender, que sin la creencia en los dogmas de la fe no podremos llegar a comprender la verdad, ni en Dios y todo lo creado por él. Este vínculo profundo entre la razón y la fe era una característica de la filosofía cristiana.

2.4 El conocimiento de la verdad

San Agustín siente preocupación por la problemática de la verdad y también demuestra la necesidad de alcanzar el conocimiento contradiciendo a los académicos, escépticos. Considera que la verdad habita en el interior del hombre, ya que la verdad no sería creada por el alma, sino más bien descubierta, y sostiene que antes de que el alma exista, existe la verdad, la que es revelada por Dios mediante la iluminación.

Los escépticos sostenían que en el ámbito de la experiencia externa no existía una verdad permanente, pero San Agustín parte de los hechos inmediatos de la conciencia, planteando lo siguiente: “puede alguien dudar sobre lo que quiere, pero de esta duda no se puede dudar, por lo que no se puede dudar de los hechos inmediatos de la conciencia, ya que son el plano de los conocimientos sensibles”.

San Agustín sostiene que el hombre puede conocer y sentir a Dios, pero no puede comprenderlo, ya que si así lo hiciera seria como conocer lo absoluto, la verdad misma. Es así que, considera el único conocimiento absoluto del hombre, el referido a su existencia y a su pensamiento, caminos por los que puede llegar hasta Dios, pero no podrá conocerlo solo por la razón.

2.5 Ética y política

La ética para San Agustín, se encuentra inspirada directamente por los ideales morales del cristianismo, por lo que compartió algunas ideas procedentes del platonismo y del estoicismo, como la conquista de la felicidad y el objetivo o fin último de la conducta humana. Este fin será inalcanzable en esta vida, por el carácter trascendente de la naturaleza humana, que según San Agustín y otros autores, se encuentra dotada de un alma inmortal, que solo podrá ser alcanzado en la otra vida.

Para San Agustín el mal es el “naser” era una forma de no ser del hombre, su privación, lo que era algo negativo o sea, es la falta de ser. Todo lo creado es bueno, ya que el ser y el bien se identifica.

San Agustín trata el problema de la sociedad y la política en su obra “la ciudad de Dios”, la que fue escrita a raíz de la caída de Roma en manos de Alarico y de la separación del imperio romano. En esa obra San Agustín expone su explicación histórica sobre los hechos suscitados en su época, partiendo de la concepción de la historia como el resultado de la lucha de dos ciudades, la del Bien y la del Mal, la de Dios y la terrenal. La ciudad de Dios, por lo tanto, estaría conformada por todos aquellos que siguen su palabra (creyentes) y la terrenal por los que no creen. Esta pelea entre estos bandos continuará hasta el final de los tiempos, donde la ciudad de Dios triunfará sobre la terrenal.

 

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