De las proyecciones que tenía el Gobierno para el 2023 de alcanzar a 4,8% de crecimiento, ahora espera llegar a 3%, mientras los organismos internacionales proyectan una cifra menor a 2%, con excepción de la Cepal que estima un 2,2%. El presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, sostiene que la economía de Bolivia se enfrió.
Ante un panorama adverso de la economía nacional, con la falta de dólares, un déficit comercial, la venta de oro, el uso casi en su totalidad de los derechos especiales de Giro (DEGs) del Fondo Monetario Internacional, el gobierno espera llegar a fin de año con una tasa de crecimiento de por lo menos 3%, lejos de los 4,8% que estimó a principios de año.
Bolivia mantiene indicadores económicos positivos y “estimamos, como Gobierno, que este año estemos alrededor del 3% en la tasa de crecimiento, ya en el año completo, en el año fiscal”, informó el viceministro de Política Tributaria, Jhonny Morales.
En su momento el economista Gonzalo Chávez ya lo dijo que este año no se crecerá más de lo que señalan los organismos internacionales, de 2% o máximo 2,2%, debido al deterioro de la economía nacional, por la falta de recursos.
Todos los economistas coinciden, por separado, que el gobierno llegará a fin de año “raspando la olla”, una vez vendida las “joyas de la abuela”, que para reponerlo tomará su tiempo, así como recursos, que por le momento no los tiene.
Entre los datos de la economía están un Producto Interno Bruto (PIB) que en 2022 llegó a 44.315 millones de dólares, pero con un crecimiento de 3,5% lejos de lo proyectado de 5,1%; un crecimiento al primer trimestre de apneas de 2,3%, cifra menor a la pasada gestión en el mismo periodo; una inflación a septiembre de 1,5%, calificada como reprimida y alejada de la realidad; y una reducción del desempleo a 3,7% a junio, debido a que generó políticas para ampliar la informalidad de la actividad económica de sobrevivencia, en condiciones precarias y sin seguro social, entre otros temas.
En Bolivia rige el Modelo Económico Social Comunitario Productivo que se asienta en pilares como la fuerte inversión pública, la redistribución de la riqueza y la industrialización con sustitución de importaciones, pero su base eran los recursos de las materias primas, y lograron matar a la “gallina de los huevos de oro”, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, se agotó el gas y se redujeron los ingresos de la venta.
El Banco Mundial (BM) proyectó que, para este año, Bolivia tendrá un crecimiento económico del 1,9%; el Fondo Monetario Internacional (FMI) perfila un crecimiento del 1,8% y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) un crecimiento del 2,2%.
El crecimiento del PIB es impulsado principalmente por la demanda interna y un incremento en la facturación de, por ejemplo, servicios de restaurantes, hoteles y uso de pasajes aéreos.
Sin embargo, los economistas señalan que se enfrió la economía nacional, y volvió a la desaceleración, que viene desde 2014, cuando el gas se fue agotando y los precios de las materias primas cayendo.
La baja inflación solo es un espejismo, pues la mayor parte de los productos de la canasta familias subieron de precio, y como dato Chávez señaló que aumento en 6% en los últimos 12 meses.
Bolivia y 2/3 de los departamentos del país crecieron menos el 2022 en comparación con el 2021, observándose un proceso de desaceleración o ralentización de la economía nacional; las únicas excepciones Cochabamba, Pando y Beni, estas últimas son casos especiales, señala Romero.