El MAS se está dividiendo. La concurrencia de miles de personas al cabildo del martes 17 de octubre, tiene otra connotación, va más allá de anteriores incidentes de agresión verbal, incluso de silletazos y puñetazos, amén de alusiones personales acusativas entre un expresidente y el actual presidente, ambos del MAS. Por primera vez Luis Arce estuvo rodeado de una muchedumbre que gritaba su nombre, su intervención fue muy breve y formal, dejó sabor a poco para la multitud que proclamaba su nombre. Una observación acuciosa del acto, abre para muchas preguntas y conjeturas sobre el momento actual y sus proyecciones, que viene bien explorar.
Es forzoso comparar a Evo con Lucho. Evo estuvo en contacto con masas por más de 15 años (antes de llegar a diputado), y siendo presidente fue ungido en Tiwanaku hasta ser considerado, entre inciensos y cultos andinos, como un enviado. Años y años embelesó a multitudes con su estilo de hablar demagógico, diciendo certezas o mentiras le daba igual, con el índice levantado sentenciando sus palabras, donde no cabían dudas: ¡siempre fue cierto cuanto decía!
Evo tiene origen campesino, Lucho tiene todos los signos de ser citadino, y las diferencias se notan en la esencia de sus discursos. ¿Cómo hará Lucho para cautivar a quechuas y aimaras, y sustituir el liderazgo de Evo? Pues de eso se trata. Lucho fue elegido por 3.3 millones de votantes. Están en juego 2.3 millones de votos (el supuesto es que un millón está entre los empleados públicos y sus familias, además de los dirigentes de organizaciones sociales adherentes, a las que subvenciona el gobierno, siempre ha sido así). Lucho también tiene a favor el apoyo de todas las instituciones de los movimientos sociales: Confederación Sindical Única de trabajadores campesinos, las Bartolinas, los Interculturales, la Confederación de pueblos indígenas y la Central Obrera Boliviana, esto significa todas las organizaciones pilares que representan al MAS. Estando así las cosas, cabe una pregunta, ¿estar con Lucho quiere decir estar en contra de Evo? En la medida que esto suceda es incuestionable afirmar que el MAS se está dividiendo, y que Evo se está debilitando. Y viene a cuenta lo dicho por un exvicepresidente, si Evo va solo no va a ganar. En otros términos, Evo depende de Lucho, a la par que Lucho depende de Evo, a ninguno les alcanza lo que tienen para la reelección. En buen conflicto se está metiendo el MAS. Acaso se nos ha ocurrido el binomio Evo-Lucho o Lucho-Evo, ¿será?
Decir contra Evo es decir mucho, es la extinción de toda una historia, es enterrar un paradigma, es secar las raíces, es renegar contra una ideología, es desheredar a un padre: el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESPC) con su proceso de cambio.
Este análisis nos lleva por senderos nuevos, esto es, involucrarnos con los sentimientos que afectarán el liderazgo que rodea al «Jefe», las añoranzas y desafectos que se impongan en los militantes a la hora de abandonarlo, después de lo que hizo, muy a pesar de lo que hizo. En muchos casos será un conflicto personal que comprometa su futuro político…
En todo este tiempo los unos y los otros se prodigarán agresiones, desvalorizando su pasado, deshonrando su presente. El Cabildo entregó a Lucho 19 resoluciones que debe cumplir, y ha dicho que lo hará, entre ellas diseñar una nueva tesis política, reconducir el proceso de cambio y recuperar la sigla del MAS, son temas de fondo que van desde darle solamente nuevos matices, acaso modificar los principios, e inclusive construir una versión nueva, y extraña a la original.
Ciertamente que Lucho y su equipo tienen mucho por hacer, incluido el cambio de ministros –se supone las carteras de Gobierno, Obras Públicas y Justicia–. Como telón de fondo, seguirá la verborrea de los pendencieros con sus folletinescas alocuciones, urdidas por cerebros calientes.
La opinión pública consciente puede elegir entre darle importancia o disfrutarlo como un show.
El autor es periodista.