miércoles, julio 17, 2024
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Uru Muratos del reseco Lago Poopó defienden su cultura y resisten a la contaminación

Los Uru Muratos de la comunidad Puñaka Tinta María que habitaron el noreste del reseco Lago Poopó, están comprometidos a preservar su cultura de la nación Urus y a resistir la contaminación de la región por la actividad minera con emprendimientos propios como la creación de un museo comunitario, la elaboración de artesanía utilitaria y de ornamentación, y la manufactura de sal yodada.
Los urus considerados por varios historiadores como los primeros habitantes de altiplano andino, asumen por la memoria colectiva que mantienen, que son descendientes de una humanidad primordial, de los primeros habitantes del altiplano andino. “Somos los Qota Puchu o Chullpa Puchu o descendientes de las chullpas, quienes, según la historia oral de nuestros antepasados, habitaron en la Época de la Luna, una época en la que el Sol aún no había salido. Después en este tiempo de esplendor, los seres humanos, animales, plantas, ríos y lagos vivíamos en armonía”.
El alcalde comunal de Puñaka Tinta María, Erazmo Zuna, vive con unas 20 familias (antes de la sequía habitaban en el lugar más personas), todos en cinco hectáreas, pero el terreno es árido y salinizado por lo que no es apto para dedicarse a la agricultura, la comunidad es parte del municipio de Poopó, de la provincia del mismo nombre, en el departamento de Oruro.
La comunidad fue uno de los primeros asentamientos uru en el Lago Poopó cuando sus familias salieron de los totorales de Ch’apipata a tierra firme, y de ella se desprendieron Vilañeque, Llapallapani y otras comunidades, hace más de medio siglo, según las investigaciones.
El líder de la comunidad junto con otros habitantes, mujeres y niños se aproximó al reseco Lago Poopó, donde juntos pidieron a sus deidades que retorne el agua. En el lugar se puede pisar el limo salinizado que contiene minerales enterrados por la actividad minera que durante décadas desvió las aguas que lo alimentaban provenientes del río Desaguadero, lo que ocasionó su desecación en una superficie que tenía unos tres mil kilómetros cuadrados.

GRAN PESCA
Según las investigaciones del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), entre 1990 y 1995, existieron 17 cooperativas que producían cerca de 2.500 toneladas de pesca cada año, en ese período se registraron ejemplares de pejerrey que llegaron a medir hasta 40 centímetros de largo.
De esas temporadas solo quedan dos botes largos de metal, volcados y agujeros, además empolvados por vientos intensos de polvo y arena que se producen por las tardes en el territorio árido.
Los dirigentes de Puñaka Tinta María continuaban arrodillados y vertían el agua de una botella al suelo, un acto simbólico para que retorne el recurso hídrico. Y profundamente consternados miraban al cielo como esperando que llueva, en ese preciso momento cayeron unas pocas gotas de lluvia, como advirtiendo un alivio para sus habitantes que estuvieron por más de un mes sin acceso al agua potable y que están inseguros de contar con el recurso de forma permanente.
La red de suministro de agua potable fue instalada para los uru muratos de Puñaka Tinta María con el respaldo del Programa Mundial de Alimentos (PMA). El recurso hídrico proviene del municipio de Poopó, distante a unos nueve kilómetros de distancia.
El Poopó se resecó el 16 de diciembre en 2015, cuando desapareció el lago por un proceso acelerado de desertificación, posteriormente, con las lluvias que se registraron en 2016 y los primeros meses del 2017 pudo recuperar un tercio de sus aguas, actualmente, solo es un desierto de color blanco con restos de salinidad.
La Nación Originaria Uru sobrevive en la región andina de Suramérica, en Bolivia se encuentran los Irohito Urus del Departamento de La Paz, los Uru Muratos del extinto Lago Poopó y los Uru Chipaya, ambos del Departamento de Oruro, mientras que en el Departamento de Puno en la República del Perú, se ubica el pueblo Urus Chulluni, otros están en algunas poblaciones del territorio chileno.

DISCRIMINADOS
Los habitantes urus durante miles de años desarrollaron un sistema productivo sustentado en la pesca, la caza y la recolección de huevos en el hábitat lacustre del lago Poopó; sin embargo, según algunos historiadores, atravesaron procesos prolongados de discriminación histórica durante la colonia española, pero también con antecedentes prehispánicos relacionados con una dominación por los pueblos agropastoriles más fuertes como los aymaras y quechuas.
En este proceso, los urus fueron un pueblo que estuvo discriminado, privándoseles como consecuencia el acceso a la tierra y confinándolos solo al espacio lacustre. Viviendo por siglos en el medio lacustre, consolidaron una identidad como la “gente del agua” que se ha mantenido hasta la actualidad, pero ahora sin el Lago Poopó, que fue el sustento principal de su superviviencia.

MUSEO
“Conocimos 38 especies de aves, cada una de ellas fueron beneficiosas para nuestra comunidad, por eso ahora queremos diseñar un museo con las aves desecadas”, explicó Abdón Choque, un joven habitante de la comunidad con conocimientos de turismo comunitario. El emprendedor uru considera que para que sobreviva su cultura, es necesario crear un museo comunitario turístico de la región.
De una cuerda colgaban una decena de aves de diferentes tamaños y una tras otra, fueron descritas por el emprendedor de Puñaka Tinta María, se pudo evidenciar el conocimiento pleno que tienen de las aves que habitaban en el lago y de las que usaron sus huevos para alimentarse, además de otras partes para la artesanía y medicina natural.
El proyecto del museo pretende completar la colección ornitológica con las 38 especies que fueron bien conocidas por los urus del lago Poopó y que tuvieron que migrar a otras zonas húmedas, las especies serán expuestas en el museo de la comunidad.
En el mismo recinto, una estructura circular, varias artesanas del lugar mostraron una serie de objetos realizados con materia prima natural de la región como los cactus y la totora, su mano de obra calificada produjo objetos artesanales utilitarios y de ornamentación, esta producción puede ser comercializada en las ciudades en la búsqueda de nuevos mercados alternativos.

RUTA DE LA SAL
Como hace milenios, la sal que es la materia prima natural en la región y que originó grandes caravanas que durante la época prehispánica recorrían prolongadas rutas para el intercambio o trueque con otros productos, como la hoja de coca y otro alimentos de los valles, existe entre los comunarios la iniciativa de producir la sal yodada.
El comunario Pablo Flores de los uru muratos de Puñaka Tinta María como la mayoría de sus habitantes, se alejaron hace años del pueblo en la búsqueda de trabajo y una mejor vida, pero retornó con un nuevo conocimiento: la manufactura de la sal yodada de mesa.
“Me fui antes de la pandemia a Colchani en el Salar de Uyuni y allí aprendí a procesar la sal yodada, retorné y junto con otros hermanos comenzamos a elaborar la Sal Yodada de Mesa Uru”, dijo orgulloso Flores y aunque lamentó la pérdida del molino para moler la sal, por las deudas que contrajeron (unos 10 mil bolivianos), comenzaron con la producción que cuenta con la certificación del Ministerio de Salud y que es vendida en envases de un kilo con la imagen del Lago Poopó con agua.

CORTOMETRAJE
Durante la misma jornada de visita al lugar, artista visual y fotoperiodista boliviana Sara Aliaga que lideró la iniciativa de la realización del cortometraje “Urus, del agua vengo” estrenó el filme para los comunarios de Puñaka Tinta María y para los colectivos que llegaron al lugar con el respaldo del Instituto de Investigaciones Antropológicas y Arqueológicas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
El cortometraje muestra la vida de los uru muratos y la carencia del agua. El material audiovisual tiene previsto ser presentado en festivales de cine de Europa con el fin de apoyar a la cultura uru que perdió su único recurso hídrico: el Lago Poopó.
Los habitantes urus coincidieron en asegurar que no permitirán que su cultura desaparezca, resistirán a la sequía y la contaminación con emprendimientos propios, como el diseño de un museo comunitario, la elaboración de artesanías y la fabricación de sal yodada, por lo que los procesos anteriores de discriminación y despojo de sus tierras, no afectarán a su cultura que aún se mantiene viva y fuerte. (Edwin Conde Villarreal – Enviado especial EL DIARIO)

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