El modelo económico boliviano está totalmente desgastado y acarrea terribles consecuencias, como incendios, sequías, aire contaminado, ríos contaminados, deforestación, chaqueo de las áreas protegidas y, por último, está matando los destinos turísticos que con tanto esfuerzo se ha logrado consolidar. “El turismo es el futuro”, no es un slogan, es la realidad, si no miren no más el impacto de la crisis climática que está viviendo nuestro país y sus consecuencias para el sector del turismo. Bolivia es el segundo país con mayor cantidad de focos de calor a nivel mundial, la mayoría se encuentran en Beni, Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, la contaminación del aire ocasionada por quemas e incendios forestales pone en jaque a las autoridades nacionales. Bolivia está en alerta roja, vivimos entre el humo y la contaminación.
Bolivia está perdiendo dinero por la falta de una política de Estado seria y responsable, para atraer más turistas a nuestro país. La política económica boliviana de extractivismo asfixiante, de explotación irracional de nuestros recursos naturales y amazónicos, está provocando el calentamiento atmosférico. Por lo tanto, deforestar miles de árboles para sembrar soya, instalar ganadería extensiva, destruir los acuíferos caprichosamente en Santa Cruz, para abrir carretas, extraer madera, instalar mega plantas gasíferas de exploración en la reserva natural de flora y fauna Tariquía, ese es el objetivo del gobierno y del MAS. Es decir, matar la naturaleza, matar el medioambiente. ¿Dónde quedó el discurso de ser amigables con la madre tierra, con la Pachamama? Todo está en contradicción con la realidad, hay un enorme costo ambiental y económico para Bolivia.
Estos líderes tradicionales jurásicos desconocen nuevos modelos económicos, como la bioeconomía y el ecoturismo. Bolivia tenía todo el potencial ambiental para impulsar el desarrollo económico del país por medio del turismo sostenible. Bolivia tiene la inmensa posibilidad de hacer un salto al desarrollo sostenible, a través de la convergencia que se logra entre la inmensa riqueza de su biodiversidad, sus destinos turísticos, el uso del conocimiento y la inteligencia de su gente. Pero el gobierno no lo ve así, para ellos es más importante convertir a Bolivia en la meca del narcotráfico y del crimen organizado transnacional; en la meca de contrabando y el tráfico de tierras, donde los únicos beneficiados son los que lucran gracias a estos negocios ilícitos.
Pero, ¿qué están haciendo nuestras autoridades nacionales, departamentales y municipales para hacer que el turismo sea el futuro de este país? Ojo que las reservas de gas se han hecho gas, el descubrimiento de una mina de plata semejante al Cerro Rico de Potosí, no es la salida ante las penurias económicas de nuestro país, pues el litio u oro blanco es un tesoro enterrado, rodeado de comunidades pobres, esperando ser vendido como la “gallina de los huevos de oro”, pero a precio de “gallina muerta” por los gobernantes de turno.
Según Mariana Sánchez Mitru, gestora de turismo receptivo, propietaria de la cadena de “Hoteles Mitru”, voz autorizada en este sector, “Bolivia hoy se consolida como único destino turístico, porque los turistas buscan vías alternativas como Chile, Argentina y Brasil para llegar a Bolivia”. “Bolivia con el paso del tiempo consolidó varios destinos turísticos, como ser el Salar de Uyuni, Rurrenabaque, la Chiquitania, el lago Titicaca, Toro Toro, Tupiza y otros, ya no recibimos como antes un turismo de rebalse del Perú”. También nos indica que “Tomará tiempo que vuelvan a estabilizarse los flujos turísticos. La reactivación económica del turismo después de la pandemia ha sido bastante complicada, pero sí hubo una reactivación bastante interesante”. Como esta joven profesional, apasionada por el turismo, muchos vemos en el turismo el futuro de este país. Pensamos que es necesario establecer una Política Nacional del Turismo, pero desde un enfoque totalmente diferente a lo que han hecho otros países. (Perú, Argentina, Chile, Brasil).
El mundo está viviendo un nuevo inicio, un nuevo renacimiento y como tal el turismo debe adaptarse a un ambiente turbulento. En el caso de Bolivia, debemos establecer una política nacional y políticas públicas que acompañen el adelanto tecnológico en el sector del turismo. Su operación desde la oferta turística y las experiencias a brindar al visitante extranjero. El turista aprecia más que nunca visitar lo natural, lo originario, pero con soluciones altamente tecnológicas. Bolivia tiene para ofrecer al mundo lugares más remotos, experiencias más auténticas que deberán ser apoyadas con asistencia digital durante las 24 horas al día y los 7 días de la semana. Esto es perfectamente posible con el avance de la inteligencia artificial y las aplicaciones tecnológicas que hacen más fácil la experiencia del visitante. Ser parte, experimentar algo auténtico y descubrir información en forma dinámica es y será lo que demandará el turista en el futuro.
En el turismo del mañana, las personas demandarán que la tecnología se integre a sus viajes para hacerlos tan cómodos como seguros. El nuevo porvenir del turismo en Bolivia debe estar enfocado en tres pilares clave: las personas, el espacio físico y la digitalización; para ello, integrará tecnología que simplifique procesos, reduzca el contacto y adapte los servicios de manera automática a las necesidades tanto del turista interno como externo. La realidad aumentada, la inteligencia artificial, los sistemas biométricos, el internet de las cosas y la infraestructura turística, serán las piezas fundamentales en el futuro del turismo. Para Bolivia debe significar solamente una cosa: “El turismo es el futuro”.
Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Posgrado.