domingo, septiembre 1, 2024
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¿Bolivia por la senda del crecimiento económico?

Hace pocos días el ministro de Planificación del Desarrollo, Sergio Cusicanqui, informó que el país logró un crecimiento económico del 2,21% en el primer semestre de 2023, a pesar de las dificultades e incertidumbre a nivel internacional. Sin embargo, es importante hacer un breve análisis comparativo entre los datos del primer trimestre con el acumulado hasta junio 2023.
El crecimiento económico de Bolivia de enero a marzo 2023 fue del 2,28%, el acumulado de enero a junio o del primer semestre fue de un 2,21%; esto refleja un “enfriamiento o desaceleración” de la economía nacional, ya que el ritmo fue menor. Lo que corroboró que no habrá segundo aguinaldo en esta gestión y que nuestro PIB crecerá más próximo al 2%, como lo proyectaron tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional.
Respecto a la variación del PIB por actividad económica, hay datos muy llamativos, hasta preocupantes. En el primer trimestre 2023 “otros servicios” solo tuvieron un crecimiento del 5,21%, pero al primer semestre el mismo llegó al 11,11%, es decir las actividades económicas consideradas “pequeñas” o con menor aporte al PIB crecieron más que cualquiera de las “grandes”.
Continuando con lo anterior, otro dato llamativo es que los “servicios de la administración pública” crecieron de un 2,06% a un 3,25% en el primer semestre, aumentando relativamente el peso del Estado en la economía; las demás actividades económicas tuvieron variaciones menores, “transporte y almacenamiento” bajó de 4,14% a 3,02% a junio 2023.
Lo preocupante fue la contracción de la Industria Manufacturera, actividad económica que en el primer trimestre tuvo un crecimiento de 1,95%, pero en el segundo decreció en 0,80%; es decir, uno de los sectores más importantes que generan valor agregado se achicó de enero a junio 2023, algo que se dio en muy pocas ocasiones. Hay que poner mucha atención en este fenómeno, analizar si es que este proceso continúa o solo fue coyuntural para el contexto económico.
Ya no es una novedad que la actividad económica de “Petróleo y Gas Natural” esté en cifras rojas, de enero a marzo 2023 decreció en 2,54%, pero los datos de este primer semestre arrojan que el mismo en 3 meses se duplicó, aproximadamente, a un 5,70% de recesión en este sector. Esta situación es realmente critica, ya que, a pesar de todo, nuestra economía se sostiene en parte con la exportación de hidrocarburos, cuya producción está en franca declinación desde el año 2014, dada la actual ley hidrocarburífera.
A lo que se refiere la variación del PIB por tipo de gasto, las importaciones de bienes y servicios cayeron en más del 50%, de 13,40% a 7,62%, de acuerdo con el dato del primer semestre. En el caso de las exportaciones, su contracción se mantuvo, en el primer trimestre fue de 18,19% y al primer semestre cerró en 14,65%; a pesar de ello, la economía boliviana ha presentado un déficit comercial acumulado de $us. 47,3 millones de enero a agosto del 2023.
Si bien el Gobierno indica que el crecimiento económico del país se basa principalmente ahora en el mercado interno, el mismo se contrajo en este primer semestre, de enero a marzo, su contribución al crecimiento acumulado del PIB fue del 10,12%, pero de enero a junio la cifra cayó al 7,27%; lo cual se explica principalmente por la caída de la formación bruta de capital (inversión), de 8,22% a 5,43%, es decir que la inversión en el país se contrajo y fue sostenida en parte por el consumo final de bienes y servicios.
Finalmente, el mercado externo tuvo un respiro, aunque sigue siendo negativo, pasó de -7,84% a -5,06%, debido a la reducción de la contribución de las importaciones al PIB; esto se explicaría sobre todo no por la sustitución de importaciones (o la industrialización nacional), de lo que compramos del exterior, sino por el encarecimiento de los productos foráneos, como también por la falta de dólares, que hace más caro traer productos de fuera del país.
Es un hecho que nuestra economía se ralentizó en este primer semestre, como también es un hecho que no creceremos como lo tenía proyectado el gobierno, al 4,86% este año; en todo caso estaremos más próximos al 2% en este 2023. Este último informe del INE corroboró que nuestra economía se desaceleró y que la tendencia seguirá hasta fin de año; en los años 2024 y 2025 se proyecta que nos estancaremos, o dependiendo del contexto externo, podríamos hasta decrecer más. Sin dudas, nuestra economía es un barco a la deriva, a la merced de los vientos de los mercados internacionales; nuestro crecimiento económico es frágil y dependiente de lo que pase en el resto del mundo, y así será mientras sigamos “vendiendo cuero y no zapatos”, como lo dijo alguna vez José Manuel Belgrano.

El autor es Presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.

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