martes, septiembre 3, 2024
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Embate contra la educación nocturna

Mercy Gladys Mamani Chambi

La retórica del Gobierno, a través del OPCE, de mejorar la calidad educativa transformándola en calidades educativas, cae en saco roto, cuando, sin una lectura previa de la realidad, son ejecutadas acciones contrarias, al atentar contra uno de los ámbitos de educación menos atendido, que alberga a estudiantes nocturnos, sin sopesar la plena época crítica pos pandemia que se vive. Lastimosamente, el gobierno, mediante el Ministerio de Educación, al no poder cumplir con su función máxima de garantizar la educación con la asignación de ítems de nueva creación a Unidades Educativas que así lo requieren, opta por recortar horas e ítems a la educación nocturna con el justificativo de la disminuida cantidad de estudiantes que fueron matriculados en la presente gestión.
Sin embargo, no se realizó el estudio socioeconómico pos pandemia sobre las causas para el abandono de los estudiantes, ni se plantea políticas educativas capaces de poder salvar la única oportunidad que tienen aquellos niños, jóvenes y adultos que pertenecen a una población vulnerable y trabajadora. Se desvaloriza su esfuerzo y lucha por cumplir una jornada laboral, ya sea como empleados, ayudantes de albañil, vendedores ambulantes u otros, para luego acudir a las aulas por la noche, con el objetivo de lograr el bachillerato o su profesionalización técnica.
Por otro lado, están los maestros y directivos de las instituciones educativas nocturnas, quienes deben hacer una planificación diversificada y adaptada a cada estudiante. También sufren por acoso laboral y atentado a su fuente de trabajo por parte de grupos de técnicos departamentales, para que se cierren cursos paralelos y de ser posible, la Unidad Educativa. Sometiendo así a los maestros a alterar sus ingresos económicos, hecho que sucede, por ejemplo, en la Unidad Educativa Nocturna “Carlos Bravo” de La Paz, que al igual que otras, faltando un mes y medio para la conclusión del año escolar, es víctima del denominado “reordenamiento”, desconociendo la normativa vigente y subsumiéndola a los desatinados procesos de optimización de horas para aparentar, posteriormente, la creación de nuevos ítems.
De esa forma, se da un retroceso en los denominados indicadores de calidad, como igualdad, equidad y la inclusión, pues no se considera que, de acuerdo con los estudios hechos, con la pandemia el 45% de los estudiantes nocturnos retornaron a sus lugares de origen en zonas rurales o dejaron los estudios en búsqueda de trabajo que les genere ingresos para contrarrestar los efectos del virus. Se generó así una baja estadística que, a partir de las siguientes gestiones iría en mejora si las autoridades educativas jerárquicas distritales, departamentales y nacionales, plantearan y ejecutaran políticas de inclusión y reestructuración de los niveles educativos por turno de atención, para salvaguardar la muy necesaria educación nocturna. Es imposible soslayar esta situación cuando toca hablar de igualdad de oportunidades, en términos de calidad educativa, por lo que es necesario repensar en la disonancia de las políticas educativas con las acciones ejecutadas, y sea en pos de la educación.

Prof. Lic. Mercy Gladys Mamani Chambi.

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