lunes, septiembre 2, 2024
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Las memorias del abuelito Tino y las correrías de Jhony Tycons

«Que Dios me agarre confesado». Memorias del abuelito Tino y las correrías de Jhony Tycons, es la autobiografía del actor boliviano Tino Lozada que desde este lunes 6 de noviembre estará al alcance de su público que durante más de siete décadas lo acompañó fielmente.

Hoy, a sus noventa años, Lozada presenta este libro con la dirección y supervisión de su hija Katherine Lozada Salcedo. La edición estuvo a cargo del periodista Wilson García Mérida.

El libro estará a la venta inicialmente en el Edificio Colón, ubicado en la calle Colon No. 330, Oficina 2-C.

A continuación, presentamos un extracto de las memorias de este destacado actor que dio vida al recordado Abuelito Tino y a Jhony Tycons, y que aportó enormemente a nuestra niñez y cultura.

ABUELITO TINO

“A inicios de los años 60 inicié mi programa “El Abuelito Tino”, en Radio Altiplano. Yo no había cumplido aún ni mis 30 años de edad, y pese a mi juventud, la idea de encarnar a un abuelo empeñado en educar amorosamente a sus nietos, era una idea que no me dejaba dormir. Había creado ese personaje porque nuestros abuelos han sido siempre, o al menos en mis tiempos, los verdaderos jefes de la familia, la guía en nuestras vidas, enseñándonos los valores de honestidad y de respeto a nuestros mayores, contándonos cuentos de hadas y sus propias historias vividas; y porque además ese niño travieso y soñador que jugaba en las calles y los parques de Miraflores, seguía jugando en mí. Ese nexo de vida entre los abuelos y los niños, era fundamental en ese momento de mi creación artística. Pesaba también en mi decisión, el hecho de que ya a mis 12 años incursioné en el radioteatro infantil. La caracterización del personaje no era definitiva aún. A decir verdad, el Abuelito Tino era nada más que una voz de radioteatro, la voz de un ancianito sabio y bonachón que yo fingía convincentemente para dirigirme especialmente a una audiencia infantil con mensajes educativos y de sano entretenimiento, además promoviendo los diversos talentos de los niños que habitan en nuestra Patria.

Gracias a mi experiencia con los títeres, yo había desarrollado la capacidad de imitar distintos tipos de voces, entre ellas la de un abuelito, y así surgió la voz del Abuelito Tino. Hasta que llegó un insospechado día en que me vi obligado a darle cuerpo y presencia viva a ese buen viejito, más allá de la simple voz oculta detrás de un micrófono radial; la televisión era algo que todavía no estaba en mis planes, al menos de esa manera tan inesperada. Durante la etapa radial en Radio Altiplano, había caracterizado al abuelito con una simple barba postiza negra, unos lentes de aumento y un sombrero negro, ya que el programa tenía una audiencia infantil en vivo, con niños convocados para concursos y premiaciones, lo cual me obligaba a presentarme como un auténtico viejito.

Mientras trabajaba en Radio Altiplano presentando aquel programa infantil, en el año 1969 me contrataron para inaugurar la televisión en Bolivia, Canal 7 de Televisión Boliviana, la primera estación televisiva en el país, creada por el Estado mediante un decreto emitido por el entonces presidente Luis Adolfo Siles Salinas. Fue el licenciado Willy Padilla quien me hizo la invitación, la cual para mi persona fue una gran sorpresa y la acepté inmediatamente, en vista de que mi programa radial con el Abuelito Tino ya tenía mucho éxito a nivel nacional.

Fue para mí una gran responsabilidad, pues mi personaje del Abuelito Tino tenía que presentarse por primera vez en público y frente a cámaras; para ello me hice tejer una barba en cabello natural, me puse unos lentes pequeños, una cachimba que caracterizaba a los abuelos de la época y la tradicional gorrita a cuadros, además de un fino bastón que me obsequió mi señor padre.

Fue así que tuve el privilegio de que el Abuelito Tino fuera el primer programa que rompe la pantalla en Bolivia un día 30 de agosto de 1969, emitiéndose en horario nocturno estelar, a las ocho de la noche. El programa era dominical, previamente grabado, y se reprisaba durante la semana.

Es en este punto que quiero hacer un homenaje a quienes recuerdo con mucho cariño: Primer Gerente General de Canal 7, mi amigo el mayor Víctor Aguilar Dorado; el jefe de Producción don Fernando Herrera; Jefe de Programación licenciado Willy Padilla. Al señor Roberto Cozzi, a los señores directores y jefes de producción Humberto López, Waldo Vargas, Jorge Terán, Américo Machicado, Jorge Loza, y al incomparable Oscar Violeta, quien tuvo los mejores tiempos en la radio. A los sonidistas y dibujantes que aportaron a la fundación de Canal 7 Televisión Boliviana. Mil disculpas si me olvido de alguien al omitir nombrarlo, sin embargo, siempre el agradecimiento a todos por haberme enseñado lo que es la televisión en Bolivia, en la que aporté con mi arte por más de 10 años, recordando triunfos y errores que con el tiempo se fueron corrigiendo hasta llegar a la cúspide con grandes enseñanzas, que estoy seguro sirvieron de mucho, sobre todo a la niñez de mi país. Doy gracias a Dios por el talento que me brindó, a mi compañera eterna de la vida y amor eterno, mi esposa Charito, y a mi familia entera por todo el apoyo.

JHONY TICONS

A la vez que estaba en televisión con mi programa del Abuelito Tino, yo continuaba presentándome en el Teatro Municipal con la compañía de la Familia Pérez.

Decidí abrir mi propia compañía de teatro, poniendo como protagonista a mi nuevo personaje llamado “Jhony Taicons”, una versión “moderna” de Juan Ticona. Le puse “Jhony” escribiendo el nombre con un sola consonante “n”, porque era un “Jhony” paceño, no un Jhonny gringo con doble ene. Con Jhony Taicons tuve el mismo éxito que con Juan Ticona. Entre las obras de aquellos años —hablo de inicios de la década de los setenta— que voltearon taquilla en el Teatro Municipal, recuerdo uno que llamé “Jhony Tiiiiicooooommmannn”, imitando al locutor que anunciaba el inicio de Kalimán, el famoso cómic radiofónico que acaparaba la audiencia de chicos y grandes en todo el país, a través de las ondas de Radio Nueva América. También tuvo mucho éxito mi obra teatral llamada “Jhony Sambosalvito”, todavía con mi entrañable Familia Pérez llenando el Teatro Municipal.

Jhony Taicons es un simpático personaje que surgirá al influjo de la cultura pop que, entre las décadas de los años setenta y ochenta, fue acaparando los medios masivos de comunicación, ya sea mediante la televisión, la radio, el cine o la industria discográfica. Mi personaje será una parodia. Es hombre de bien, intenta ser cosmopolita y sin embargo ama el Illimani y todo lo que ello significa. Sus bromas ocultan verdades que nadie dice, pero las hace con respeto, se considera un galán de telenovela, irresistible conquistador, pero siempre con sutileza, con picardía y sin groserías.

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