viernes, julio 5, 2024
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Por un plato de lentejas

Aunque de espiritual nada tienen, algunas actitudes de los políticos desesperados por conservar el poder se asemejan a algunas de los personajes bíblicos como Esaú, que vendió su primogenitura a su hermano Jacob a cambio de un plato de lentejas. Claro, en aquella época premesiánica, entre hermanos, ser el primogénito equivalía a la adquisición de derechos sagrados especiales. Por supuesto que de muchos políticos no podemos esperar posturas nobles y menos espirituales; y de todos modos en el acuerdo que el MAS firmó con Comunidad Ciudadana y Creemos en el Senado, primó, como en el ambicioso mellizo, el interés que le permita todavía ser el tercer hombre del país, por un lado, y del otro, el simbolismo de que su agenda forme parte del propio programa evista.
Los acuerdos políticos entre contrarios no son malos; de hecho, pueden ser muy beneficiosos, excepto el que motiva la presente nota, porque Andrónico y compañía no van a cumplir su compromiso expresado en nueve puntos, y entonces no puede calificárselo de bueno, pero tampoco de malo, sino de huero.
Pero bien, a primera vista, para Andrónico Rodríguez prolongarse en la presidencia de la Cámara de Senadores parece un rotundo triunfo político si tenemos en cuenta que es el tercer hombre del Estado; que, aunque en lo formal todavía haya un solo MAS, en los hechos se dio una división cuya brecha cada día se ensancha y, por tanto, deja al ala arcista sin posibilidad de hegemonizar las cabezas de ambas cámaras, lo cual será un sentido obstáculo para el Ejecutivo, siendo que en quien preside la Cámara Alta reside la llave de muchos aspectos relativos a la gobernabilidad. Pero a pesar del peso político que el presidente del Senado tiene en nuestro sistema constitucional, Andrónico, por su parte, tendrá que olvidarse de que en algún momento de su ejercicio al mando del Senado pueda acceder interinamente a la presidencia del Estado. Arce Catacora y Choquehuanca no cometerán la ligereza de sus antecesores Morales y García Linera de no perder ninguna oportunidad de hacer turismo al exterior del país simultáneamente, con el riesgo siempre latente de recibir una trastada por parte de quien hoy constitucionalmente debe asumir el mando de la nación.
Por cierto, las circunstancias políticas eran diametralmente opuestas a las que hoy se vive en el partido gobernante; tanto, que el acuerdo que permitió al pupilo de Evo Morales revalidar su cargo contempla, entre nueve puntos que se compromete a ejecutar, “un debido proceso a los presos políticos”. Más allá del muy probable incumplimiento del MAS (evista), la oposición logró el reconocimiento expreso de que en el país existen muchos presos políticos. Y es que en esa ala ha pesado más la desesperación de no perder el control de por lo menos una de las cámaras —lo que no ocurrió desde hace más de tres lustros, salvo en el periodo de Jeanine Añez, luego del interregno provocado tras la huida de Morales y García Linera—, y no una milagrosa concienciación de que en el país existen muchos presos políticos.
Todo es una incertidumbre. Lo seguro es que CC y Creemos no pueden valerse de ningún mecanismo legal para obligar a Andrónico Rodríguez a que cumpla lo acordado, salvo sus votos en la Cámara, que tampoco es poca cosa.
Tengo serias dudas respecto al cumplimiento de los compromisos, o siquiera de algunos de ellos —más allá de la admisión voluntaria de que existen presos políticos cuyo único delito es su disidencia con el gobierno—, porque “debido proceso para los presos políticos” es una expresión sumamente vaga y muy subjetiva, que será la argucia para que en determinado momento saquen a relucir criterios interesados de lo que en cada caso particular se entiende por debido proceso, aun cuando se siga vulnerando los derechos de todos los que, durante el gobierno autoritario de Evo Morales y en éste, fueron injustamente encarcelados, y en el peor de los casos se ampararán en la independencia de poderes (que todos sabemos que no existe). Como Esaú, CC y Creemos parecen haberle dado la presidencia del Senado a Andrónico por algo muy parecido a un plato de lentejas.

Augusto Vera Riveros es jurista y escritor.

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