lunes, julio 29, 2024
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Las aceras, un peligro permanente

Víctor Delgado Santa Cruz

Llama la atención, en estos tiempos de crisis, que una generalizada y profunda preocupación ciudadana, vinculada con la seguridad y la salud de las personas, no sea observada ni motive iniciativas inmediatas en las autoridades llamadas por ley, a solucionar dichas dificultades. Se trata de las aceras en todas las calles, avenidas, plazas y otras arterias de esta ínclita ciudad de La Paz, las cuales ofrecen condiciones de serio riesgo y peligro permanente para los transeúntes de todas las edades y, mucho más, para aquellos ciudadanos que alcanzaron o pasaron los límites de la tercera edad.
Las autoridades del gobierno municipal de esta “maravillosa de ciudad”, de manera general, no tienen interés en solucionar el problema. Muchos de estos funcionarios sufrieron las consecuencias de este peligro latente, permanente y, aparentemente, desapercibido, al tropezarse en baldosas mal colocadas, bordes resbalosos, piedras sueltas y baches de consideración, inclusive promontorios de escombros, provocando caídas, resbalones, tropezones, etc.
Las víctimas, diríamos, circunstanciales, sufren las consecuencias de cada accidente. Por ejemplo, fracturas en las extremidades inferiores y superiores, con dislocaciones de muñecas, tobillos o codos y, hasta, hombros, dependiendo de la caída. De menor gravedad, son las rasmilladuras de piel en codos, rodillas, palmas de manos y el rostro, cuando el “tropezón” es de mayor gravedad.
La discreta investigación realizada sobre el tema, nos revela que las personas “accidentadas” no tienen a quién quejarse y sólo les queda acudir, por su cuenta y riesgo, ante cualquier servicio médico cercano, sea barato o de más elevado precio. Lo importante, en ese momento es evitar el dolor y recibir la atención de emergencia necesaria. Los médicos, enfermeras o barchilones, se limitan a sostener que es elevado el número de requerimientos y se puede afirmar que diariamente, si existe algún caso, sin definir el grado del afectado.
Como dato curioso, “los médicos traumatólogos”, se consideran los beneficiarios de estos lamentables momentos o “accidentes”, porque significa “un paciente más y unos ingresos más”. En alguna medida, el tema motiva un cierto grado de sarcasmo en el área médica, en general, y preocupación en la especialidad.
E, consecuencia, constituye un problema muy serio para el común de la población, que no es tomado en cuenta porque no genera beneficios para la autoridad edil y, por el contrario, causa “molestias” para “los técnicos” que, como funcionarios, dependen del presupuesto municipal, como ocurrió en el caso del agua potable, cuyo conflicto no alcanzó el límite crucial y, sin embargo, corrió la alarma a través de una campaña mediática que género “imagen” y “admiración” pública.
No constituye un juego de información porque no tiene relación alguna entre uno y otro tema. El primero, el agua, con mucha más incidencia en el quehacer ciudadano por el consumo que es masivo en la sociedad y, el segundo, que solo despierta preocupación limitada por la prevalencia de casos de accidentes que se registran diariamente. El primero, está en la vitrina de la opinión pública y, el segundo, se muestra tímidamente entre el personal del área médica y “no tiene relevancia” en la sociedad.
Ambos hechos, sin embargo, tienen importancia para la sociedad, como una necesidad en el tema de la seguridad de las personas. Empero, en ambos casos, el gobierno municipal nos muestra solo deficientes servicios que el ciudadano común debe sortear todos los días, en las calles de esta ciudad, poniendo en riesgo permanente su seguridad y su vida.
Está claro que el servicio del agua potable, es tuición del gobierno municipal y el estado de las aceras, también. Ambos servicios, son riesgosos y deficientes y no existen respuestas concretas de las autoridades municipales.

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