Por diversas causas el país se encuentra con crecientes dificultades en la provisión de energía para seguir manteniendo en movimiento la economía. En particular, se registra un déficit en la provisión de gasolina y diésel, pues los precios internacionales de esos energéticos tienden a subir, el consumo es mayor, crece el parque automotor y surgen otros problemas.
Por otro lado, el Estado Plurinacional carece de divisas para pagar las importaciones de carburantes, aceites, derivados del petróleo y, más que todo, sus perspectivas son poco menos que angustiantes, ya que se agotan los yacimientos de hidrocarburos y las posibilidades de descubrir otros nuevos son cada vez más remotas.
En ese boscoso panorama de dificultades resalta el referido a la escasez o casi desaparición de dólares para atender las importaciones imprescindibles y solo queda el recuerdo de los tiempos de las vacas gordas, en las dos primeras décadas de este siglo, cuando la providencia hizo posible que el país pueda vender gas y otras materias primas con buenos precios y reciba grandes cantidades de dólares. Sin embargo, el gobierno populista los ha derrochado, sin prever el futuro.
Al margen de esas generalizadas disquisiciones, la realidad es que el Estado administrador se encuentra sin divisas-oro, al no poder contar con suficiente gasolina y gas. Por ello se constata que no se podrá tapar ese agujero y atender a la población.
Pero no faltan voluntariosos burócratas que ofrecen soluciones, como aumentar la producción de soya para obtener etanol, producto que permitiría abastecer el mercado de consumo y ahorrar divisas que ahora sirven para pagar importaciones de gasolina y diésel.
Al respecto, por desesperación, esos “expertos” proponen ampliar los cultivos de soya en Santa Cruz, de dos a cuatro millones de hectáreas, sin medir los efectos catastróficos que acarrearía esa medida y sin mostrar capacidad para proponer soluciones más baratas, efectivas y rápidas. En efecto, lo que se debería adoptar como política agraria es aumentar la productividad de soya en los dos millones de hectáreas donde ahora se produce este grano. Cabe señalar que los agricultores orientales, cuentan con buenos climas y tierras, así como subvenciones inclusive cuando suben los precios de exportación. Se debe recordar que la productividad por hectárea de soya en Santa Cruz es casi menos el cincuenta por ciento de la productividad que hay en Paraguay y más aún en Argentina y Estados Unidos.
Mejorar productividad del grano de soya
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