jueves, agosto 1, 2024
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Bolivia, lejos de la felicidad

La felicidad es algo muy lejano para los bolivianos, en un país que tiene un grado muy bajo en ese sentido, mientras en otros se vive sin padecer por una situación de intranquilidad, y así sus habitantes se dedican al turismo, la cultura, el deporte y diversiones de todo tipo, en un ambiente propicio para expandir sus principios y valores.

La noticia que confirma esa situación social en Bolivia proviene de una empresa de investigaciones sociológicas a nivel mundial. Esa entidad señala que, según una encuesta en 137 naciones, Bolivia ocupa el 69 lugar, es decir que está en un nivel inferior al medio, lo cual, por lo demás, no es un índice optimista a simple vista y sin tomar en cuenta que se trata de datos generales.

La felicidad es el resultado del desarrollo elevado de una sociedad, donde ya han sido resueltos los magnos problemas nacionales y democráticos. Ese estado emocional, al mismo tiempo, permite que las clases sociales tengan comodidad y, además, todas las fuerzas sociales están dedicadas a producir y no a medidas de presión como paros y huelgas por parte de grupos sociales descontentos por la falta de atención gubernamental, o vacaciones inmotivadas de funcionarios estatales, etc., todo lo cual impide que salgamos del subdesarrollo.

La Paz, por ejemplo, donde se concentran muchas actividades oficiales del país, es una ciudad mártir, porque con insoportable frecuencia está asediada por acciones muy cercanas a la violencia, que paralizan el tránsito, que la enloquecen por marchas con dinamitazos, bloqueos, amenazas de golpes de Estado, terror sin fin, problemas que también paulatinamente afectan a otras capitales y que el pueblo tiene que soportar con paciencia jesucristiana.

Sin embargo, el balance que hace la entidad encuestadora requiere una complementación para ver el otro lado de la medalla. Es decir que debería hacer una encuesta para saber cuáles son las sociedades con mayor infelicidad y considerar entre ellas a la boliviana, como la que tiene el récord en cuanto a dificultades.

Diagnósticos similares y parciales no son raros de quienes evalúan la situación boliviana a miles de kilómetros de distancia. Mientras tanto, en nuestro país campea la demagogia, como afirmar que Bolivia llegará al nivel de estabilidad y progreso que tiene Suiza, que “estamos saliendo adelante”, aunque la población soporta una gran cantidad de problemas, como la crisis económica, los incendios forestales, la proliferación del narcotráfico, la inseguridad ciudadana, etc., que la agobian constantemente.

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