Ramiro Canedo Chávez
Hoy es notoria la integración tecnológica mundial (globalización de sociedades, economía y cultura), por lo que nueva tecnología va acaparando la atención de sus usuarios, avanzando día a día con Internet, con los videojuegos más populares, desde Pac-Man, tetris, hasta Free Fire, Roblox y otros. Tenemos redes sociales como Facebook, Instagram, YouTube, WhatsApp, Telegram, etc. Estos dispositivos tecnológicos desde antes de la llegada de la pandemia (2020), han ido llegando a todos los grupos etarios (niños, adolescentes, jóvenes y adultos) …
Sin engañarnos, los dispositivos tecnológicos son útiles y tienen muchas ventajas, como que facilitan el acceso a la información, con un “clic” alígeran la comunicación, facilitan los procesos de aprendizaje en niños, adolescentes, adultos y adultos mayores. Pero también causan adicción, sedentarismo por su manejo indiscriminado. Por ejemplo, es usual ver a personas conduciendo motorizados y a la vez usando celulares manualmente (lo que está prohibido por Tránsito), con riesgo de sufrir accidentes, con peligro para conductores, pasajeros y transeúntes. Como antecedente normativo, la Ley Municipal de Tarija No. 77, de 27 de mayo de 2015, “prohíbe el uso de teléfonos celulares o dispositivos analógicos”. Empero, hacen caso omiso muchos conductores.
Las tabletas, teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles, realmente en este Siglo XXI han cambiado nuestras vidas, en algunos casos mejorando la vida y en otros creando problemas de personalidad, por adicción, baja estima, ansiedad, síntomas físicos como pérdida de visión, postura incorrecta (curvatura en la columna vertebral), somnolencia, alteración en el sueño por la emisión de la luz azul que desprenden los dispositivos. Entre otros casos, retrotraen el desarrollo cerebral de niños y adolescentes, lo que a la vez puede asociarse con un déficit de atención, problemas de aprendizaje y falta de auto control. Es que pasar mucho tiempo interactuando con dispositivos móviles es dañino. La Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró que los teléfonos celulares son un riesgo para la salud de los niños y adolescentes, por ser éstos sensibles a la emisión de radiación, con riesgo de obtención de tumores cerebrales cancerosos.
Por ello se debe concientizar desde el núcleo familiar o mediante nuestros educadores para conocer realmente los beneficios y problemas que causa la utilización constante de los dispositivos móviles. No solo por la pérdida de tiempo debido a uso desmedido; también por ser potencial causa de discapacidad física, ya que los niños y adolescentes, no son conscientes en el manejo de dispositivos y, por ende, necesitan el control de una persona adulta. Y su utilización excesiva también puede originar problemas de conducta, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Finalmente, los niños y adolescentes deben reflexionar, aprender a obedecer a los padres sobre el erróneo uso y abuso excesivo del manejo e interacción permanente con dispositivos móviles. Por su parte, las autoridades deben crear políticas de prevención que estén destinadas a proteger a estos grupos vulnerables, sobre los riesgos producidos por el mal uso de los dispositivos tecnológicos. Es un reto que debemos asumir los adultos, “ya que la educación es predicar con el ejemplo”. Entonces, debemos entender que la educación en cuanto al manejo de estos dispositivos debe ser prioridad, ya que no es solo un entretenimiento de ocio, pues causaría a la postre negatividad en lo biopsicosocial, como enfermedad (de orden biológico, psicológico, por conductas, factores sociales y culturales), y que posteriormente pueda volverse crónica e irreversible.
El autor es abogado, docente de pre y posgrado.