Según el artículo 385. I de la Constitución Política del Estado, “Las áreas protegidas constituyen un bien común y forman parte del patrimonio natural y cultural del país; cumplen funciones ambientales, culturales, sociales y económicas para el desarrollo sustentable”. Y el Art. 387.I expresa: “El Estado deberá garantizar la conservación de los bosques naturales en las áreas de vocación forestal, su aprovechamiento sustentable, la conservación y recuperación de la flora, fauna y áreas degradadas”. Lamentablemente el Estado se caracteriza por no cumplir con el mandato constitucional y no frena la depredación de la “Madre Tierra”, aunque afecta a los pueblos indígenas.
Ante el vacío de gobierno, en las capitales de los nueve departamentos, mediante las redes sociales el soberano se auto convoca, por lo que muchos jóvenes salen en marcha para protestar con pancartas y estribillos, exigiendo respeto a la naturaleza, en defensa de aéreas PROTEGIDAS, con bosques, ríos, glaciares, agua y aire limpio. Ellos solicitan la abrogación de leyes que atentan contra la naturaleza. “Ni oro ni coca, “los bosques no se tocan” “No más concesiones mineras”, “Sin agua se muere”, “Oro No, Agua Sí”, fueron los cánticos acompañados de tambores, en nombre de la “Pachamama” que se quema.
Mongabay Nelson Grima, investigador de la Unión Internacional de Institutos de Investigación Forestal, explicó que “Con pruebas científicas los bosques reducen los efectos de los deslizamientos de tierra”, porque cuando los bosques desaparecen, también lo hace esta defensa natural. Cuando los avasalladores ilegales o productores agropecuarios industriales derriban los bosques o queman vegetación natural, dejan una zona inestable, propensa a movimientos de masa, donde la ocurrencia de deslizamientos de tierra es seis veces más probable que en tierras boscosas.
En los departamentos de Santa Cruz, La Paz, Beni y Cochabamba, la deforestación de bosques, el monocultivo y la intensificación de cultivos de coca EROSIONAN suelos. En La Paz, Chuquisaca, Cochabamba y Oruro, tienen una doble presión, ocasionando la degradación de suelos por causa de avasallamientos y quema indiscriminada. En esta región la pérdida de material genético es una de las consecuencias más evidentes, según datos del Instituto Nacional de Innovación. Un estudio de CEDIB, revela que el 80% de la población vivía en el campo y el 20% en la ciudad, lo que se invirtió en los últimos 20 años. Tal cambio provocó que exista menor población dedicada a la agricultura para asegurar la soberanía y seguridad alimentaria. A nivel nacional, Santa Cruz es el departamento que concentra el 70% del uso de pesticidas y abonos químicos tóxicos, solo para las campañas de soya son utilizadas más de 8.000 toneladas de plaguicidas y herbicidas, según la investigación realizada por Marco Octavio Ribera Arismendi, de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema).
Hace cinco años fue presentada la propuesta de Ley de suelos, elaborada junto a más de 40 organizaciones, que contempla 4 ejes centrales: Conservación de recursos naturales; Manejo adecuado de suelos; Manejo adecuado del agua, semillas y, esencialmente, la FORESTACION que combate el cambio climático, purifica el aire, enfría nuestras ciudades. Son un aire acondicionado natural, ahorran agua, evitan la contaminación del agua, son el hogar de fauna silvestre y fuentes de energía renovable.
Se debe revalorizar tecnologías y sabidurías ancestrales de manejo y conservación de suelos, como métodos más efectivos hacia una agricultura sostenible, con Identidad cultural, Gobernabilidad, Conservación de ecosistemas, Ámbito productivo económico, Bajo la estructura de ayllu que permitió a comunidades rurales la conservación del suelo a través del establecimiento de relaciones sociales de reciprocidad, como el ayni, manejo del calendario agrícola, manejo del territorio en aynokas.
Exigimos la abrogación de leyes inconstitucionales que favorecen a los mineros auríferos, permitiendo el avasallamiento, la destrucción de bosques, contaminación de ríos, la muerte por intoxicación del mercurio y los alimentos que contienen alto grado de insecticidas, plaguicidas y herbicidas.
La autora es Abogada, Economista, ex Asambleísta Constituyente.