jueves, julio 4, 2024
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Huella de Carbono – Desafío para ciudades positivas

Parte I

 

Son muchos los retos y prioridades que enfrentan los actuales Gobiernos Autónomos Municipales (GAM) de nuestro país, más aún si en una visión estratégica y sostenible de largo plazo, llegan a entender que estamos en el momento propicio para construir ciudades preparadas para el futuro.

Actores claves en la atención de estos desafíos, vienen representados por los equipos de trabajo de las unidades de Infraestructura y Planificación Urbana de todo GAM, áreas encargadas del proceso de diseño y recuperación de vías y espacios públicos, creando nuevos entornos de movilidad activa mucho más seguros, cómodos y atractivos, demandas de una nueva sociedad responsable y más exigente después de la desafiante experiencia de la pandemia.

Con base en una selección de experiencias exitosas en ciudades de América y Europa, desarrollamos a continuación ejemplos de estrategias que, de forma eficiente, atienden el desafío de equilibrar la recuperación económica-social de la población, y el nuevo diseño de ciudades positivas más resilientes, prósperas y equitativas (reducción de huella de carbono, entornos seguros y sostenibles).

 

  1. a) LA NATURALEZA COMO PRIORIDAD

Tanto la naturaleza como la acción por el clima son esenciales para la sostenibilidad de toda ciudad. Descuidar cualquiera de ellas podría provocar daños ecológicos irreversibles y poner en peligro el bienestar de las generaciones actuales y futuras, siendo necesario reformular prioridades con una visión estratégica sostenible, sopesando actuales orientaciones hacia el desarrollo urbano (vivienda). la migración campo-ciudad, y el agravamiento de la seguridad ciudadana.

En el año 2022 se consolidó un acuerdo histórico para guiar la acción mundial sobre la naturaleza con objetivos y metas a cumplir hasta 2030. Un total de 188 países (entre los cuales destaca Bolivia) dentro del Marco Global de la Biodiversidad (Kunming-Montreal, diciembre/2022) coincidieron en adoptar medidas urgentes y transformadoras a favor de un objetivo común, que para nuestro análisis se constituye en una premisa desafiante para toda ciudad positiva: «Vivir en armonía con la naturaleza».

Destacable entre las 26 metas específicas conciliadas, se plantea: Garantizar que todas las zonas estén sujetas a planificación espacial participativa integrada que tenga en cuenta la biodiversidad (Meta N. 1).

Ante una tendencia mundial de la cual somos parte y promotores, se hace necesario incorporar en nuestro compromiso ciudadano (institucional e individual) algunas de las siguientes sugerencias:

1) Las soluciones de planificación urbana, basadas en la naturaleza pueden materializarse de distintas formas en zonas urbanas, tales como edificios eco-responsables, fachadas y tejados verdes; espacios verdes conectados a infraestructuras grises (parques infantiles y árboles en las calles); parques urbanos y jardines comunitarios; así como distintos tipos de espacios verdes-azules, como lagos, sistemas de drenaje urbano, superficies permeables, humedales y bofedales.

2) Si las autoridades quieren afrontar con seriedad y celeridad este desafío, se debe diseñar e implementar programas de incentivos. La inversión privada en proyectos sostenibles puede facilitarse si son aplicados los incentivos financieros o exenciones fiscales adecuados, llámese bonos verdes, los fondos fiduciarios y subvenciones verdes que reconozcan los esfuerzos de la ciudadanía en acciones positivas con la naturaleza.

3) La reducción de la huella de carbono de toda actividad familiar, industrial y personal, se facilita con una acción responsable de fomentar la presencia de árboles. A lo largo de su vida, los árboles extraen carbono de la atmósfera durante la fotosíntesis y lo almacenan en sus troncos, ramas, raíces, hojas y biomasa (hojarasca y el suelo).

4) La armonía con la naturaleza, debemos entenderla incluso como una necesidad fisiológica, una vez que los beneficios para la salud humana son innumerables. La naturaleza y ecosistemas sanos regulan las amplias diferencias de temperaturas, resultado del efecto invernadero.

A continuación, se detalla un estudio científico de investigación, que explica los efectos positivos en la protección de la salud, resultado de plantar masivamente árboles en nuestras ciudades.

Caso Ciudad de Portland – Oregon:

Se desarrolló un experimento natural para evaluar el impacto de 30 años (de 1990 a 2019) de plantación de árboles por parte de la organización sin fines de lucro Friends of Trees (https://friendsoftrees.org), alineados a cuantificar y validar los efectos de una plantación masiva de árboles, en la mortalidad no accidental, cardiovascular y respiratoria baja de su población, estudio apoyado por información de mortalidad facilitados por The Oregon Health Authority.

Fueron plantados un total de 49.246 árboles en calles de la ciudad de Portland (con preferencia en la franja verde entre acera y área vehicular) buscando comparar el número de árboles disponibles en una zona determinada y su incidencia en las tasas de mortalidad.

Resultados:

  • En las zonas con más árboles, las muertes por enfermedades cardiacas fueron un 6% inferiores respecto a sus valores históricos. En general, la mortalidad por cualquiera causa (excluyendo accidentes) fue un 20% menor en las zonas con más árboles.
  • El efecto positivo en la salud de la población, aumentó a medida que los árboles tenían mayor edad. La reducción de las tasas de mortalidad fue dos veces mayor en los árboles plantados entre 11 a 15 años de edad, lo que da a entender que preservar los árboles maduros podría ser clave para la salud pública.

 

Conclusiones

La plantación de árboles en Portland, Oregón, se asocia con una disminución de la mortalidad cardiovascular y no accidental, y la magnitud de esta asociación aumentó a medida que los árboles envejecieron y crecieron, consolidándose una mayor correlación entre la plantación de árboles y la mortalidad de la población (Fuente https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0160412022005360)

5) El desafío ya está en curso: Gratamente hace muy pocos días se pudo evidenciar que, en nuestro país, el Programa Nacional de Reforestación, realizó una actividad en el Municipio de El Alto (zona rural de Milluni) para plantar 5.500 plantines de forma masiva, buscando impulsar esfuerzos del sector público, con un desafío de alta prioridad, dados los amplios beneficios que implica consolidarse como una ciudad/región positiva.

 

El autor es Ingeniero Industrial – MBA PUC. Especialista en Negocios Sostenibles.

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