Joaquin Phoenix reconoce que no sabía mucho acerca de Napoleón antes de sumarse al proyecto, y muchas de las facetas del personaje le provocaron tremendo asombro. “Descubrí a una persona inimaginablemente compleja, sobre todo en lo tocante a la dinámica que establece con Josefina”, dice. “Me pareció misterioso, y ese misterio es interesante y digno de exploración”.
Para Ridley Scott, esta reunión con Phoenix- la primera desde la época de Gladiator- supuso un placer inmenso. “Es el único actor con el que converso semanas antes de ponernos manos a la obra: tuvimos pláticas y debates en la oficina acerca de los diversos aspectos de su personaje. Al final del día no hubo discrepancia alguna”, dice Scott. “Él es bueno para mí, porque me mantiene honesto, y yo soy bueno para él, porque lo mantengo a raya. Físicamente, Joaquin es perfecto para su papel- algunos de sus rasgos faciales son extrañanamente similares a los de Napoleón”.
“Joaquin es un talento único”, dice Kevin J. Walsh. “No hay quien se le parezca. Él desaparece cada vez que se pone de pie delante de una cámara. Además, es un trabajador incansable. Se sumerge completamente en lo que está haciendo, lo cuestiona todo a fin de mejorar la estructura general de la película. Y su sentido del humor es maravilloso. Es uno de los aciertos más grandes de nuestra cinta”.
Para Mark Huffam, la comprensión de Phoenix de los procesos de Scott facilitó su transformación en el personaje. “Ridley y Joaquin se desafían regularmente, pero jamás dejan de sonreír”, dice. “Joquin no sabía si podría aceptar el papel, porque no hay quien no le tema a un personaje como éste. Sin embargo, gracias a las conversaciones con Ridley, nuestro actor se sintió cómodo rápidamente, y, sin lugar a dudas, su desempeño es fantástico”.
Esas discusiones incluían las diferentes interpretaciones de Napoleón, así como las fuentes mediáticas de donde cada quien extraería material e inspiración. “Hablamos incesantemente acerca de lo que él mismo podría ser, de quién podría ser en realidad, y Joaquin es enfocó en su manera de hablar, de caminar, de sentarse”, dice Scott. “Vimos una buena cantidad de pinturas, a cuál más fantástica. Son, en esencia, fotografías de ese periodo. No son muy halagüeñas- puedes mirar fijamente a ese hombre y notar que el ego desempeña un papel compensatorio”.
Scott contrasta dicho ego con esa fascinación que Napoleón siente en presencia de Josefina, utilizando incluso las palabras de éste última a fin de generar Un contrapunto poderoso mientras la vida de Napoleón declina en la isla Santa Elena. “Mientras Napoleón muere, Josefina está ya muerta, pero tiene la última palabra”, dice. “Es un toque muy romántico, pero para un tipo tan apasionado, quién sabe que pudo haber cruzado por su mente en esos momentos”. Y, señala Scott, Josefina estuvo en la mente de Napoleón hasta el final- su nombre fue lo último que pronunció.
“Ella sabe cómo intoxicarle”, dice Walsh. “Es muy hermosa, pero también es suave y sutil, y esto atrapa a Napoleón. Vanessa supo explotar esos momentos con Joaquin, para engatusarle”.
En cuanto a Vanessa Kirby, ella se sumergió en su propio personaje a través de la lectura abundante y la investigación profusa. “No sé nada acerca de la historia de Francia- de hecho, mi ignorancia me sorprendió mucho”, dice. “Por ello, esto fue un placer: me encerré y leí todo lo que pude acerca de estos dos personajes. Fuimos a París, al Museo de Napoleón, al palacete conocido como Malmaison. Visité la tumba de Josefina. Me atiborré de información acerca de esa historia y ese periodo, fue un verdadero privilegio poder aprender algo acerca de esta mujer”.
Kirby comenta que dicha energía fue, muy probablemente, lo que atrajo a Napoleón, y lo que, más adelante, destruyó su relación. “Ella era rara y poco aceptada, como él”, dice Kirby, señalando que Josefina fue criada en La Martinica, lejos de la aristocracia a la que tiempo después se sumaría a través de su matrimonio. Kirby señala que esta crianza “le impide tener un lugar en una sociedad aristocrática”, pero que, al mismo tiempo, estuvo a punto de seguir a su esposo a la Guillotina durante la Época del Terror. “A Joaquin y a mí nos pareció que estos personajes simplemente se entendían sin mayor problema. Nadie quería casarse con ella- era viuda, madre de dos chicos y seis años mayor que él. Pero le cautivó. Tenían algo en común- se identificaron, se reconocieron y se comprendieron como atípicos”.
Llamando ‘sobreviviente’ a Josefina, Kirby comenta que tanto ella como Scott investigaron todo lo que el personaje hacía para sobrellevar la vida. “Charlamos una y otra vez acerca de las diferencias entre sexualidad y sensualidad”, dice. “Me parece que su sensualidad natural se debe a su crianza en el trópico- la calidez, la música, la cultura, el ambiente. Sus primeros años tienen que ver con los sentidos, no con el intelecto. Pero cuando se casa con Napoleón tiene que adaptarse, cambiar por completo, a fin de sobrevivir. Tiene que ser mejor esposa, la esposa que él desea”.