Derechos humanos y pueblos indígenas

Con notable frecuencia instituciones internacionales denuncian que en algunos países son violados de forma insistente los derechos humanos de pueblos indígenas, pese a que a diario se proclama a tambor batiente que tienen protección del gobierno y que son favorecidos con una serie de disposiciones legales, considerando, además, que representantes de esas etnias forman parte del aparato político estatal.
El caso no es extraño para Bolivia, donde ese problema es agudo y se agrava día a día, dando la apariencia de que se ha retornado a etapas históricas pretéritas, cuando los pueblos indígenas estaban sometidos al abandono y algunas veces sometidos a matanzas increíbles, con el objetivo de quitarles la propiedad de la tierra y sus derechos electorales y económicos más elementales.
Denuncias de esa clase han vuelto a llegar al Comité Internacional de Derechos Humanos, para el caso boliviano, aunque dicha entidad guarda prudencia en torno a problemas de gravedad que se producen a lo largo y ancho del país e inclusive con naciones indígenas de gran importancia, como del occidente y oriente, a las que se ha puesto en el olvido.
En efecto, se recuerda con gran pompa el día de la Pachamama, se afirma que tienen toda clase de ayuda los pueblos nativos, se afirma que tienen derecho a la tierra y otros beneficios. Sin embargo, al final son solo son palabras que se las lleva el viento, pues, al contrario, no existe ese apoyo en los hechos y el respeto a los derechos humanos no llega a esas poblaciones. Inclusive se señala que, mientras en el tiempo del latifundismo feudal anterior al MNR, se quitó a los indígenas el derecho a voto, al presente se les quita hasta el derecho de propiedad de la tierra, a pesar de que en el pasado fueron declarados dueños absolutos.
Se hace referencia a la participación de los indígenas en la política, sin embargo, solo se les permite votar bajo control rígido, para asegurar el voto a favor del partido que gobierna desde hace alrededor de quince años, o sirven como arma de amedrentamiento a las poblaciones urbanas, mediante la organización de cercos, bloqueos y marchas que causan terror, pero se deja para el olvido eterno la importancia de la condición indígena. En efecto, el día del Indio o Campesino pasa desapercibido, pero se exalta el día de la Pachamama, el día de la tierra o bien la llegada de la primavera, no obstante, la figura y la personalidad del indígena no son tomadas en cuenta, aspectos que la CIDH no observa y más se dedica a cuestiones superficiales.
Por ello es necesario no solamente manifestar admiración por la naturaleza, sino prestar atención al ser humano, al valor físico e intelectual de los indígenas, devolviéndoseles todos sus derechos económicos y no solo políticos. Y, en particular, demostrar respeto a los derechos de los campesinos sobre la propiedad de la tierra. Entre tanto no ocurra lo mencionado, todo será discurso lírico.