martes, julio 30, 2024
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La industrialización y el capitalismo de Estado

Desde mediados del siglo pasado, en el país se ha insistido con que Bolivia debía ingresar en una era de industrialización para salir del atraso e ingresar en las vías del progreso. Pero tan felices augurios terminaron, en casi todos los casos, en un enorme cero. Es más, pese al conocimiento y los razonamientos que hacían ver que ese proyecto había sido fallido, otros gobiernos volvieron a lo mismo. Los intentos en la etapa iniciada en 1952 fueron frustrantes y apenas se salvó uno que otro emprendimiento, con su posterior capitalización, es decir, el remate del bien para que pase a manos privadas.
A pesar de esa sucesión de fracasos, otros gobiernos volvieron a ofrecer la industrialización como la bendición universal y por la que todo saldría de maravillas. En efecto, los gobiernos de Evo Morales entre los años 2006 y 2019, anunciaron que resolverían los problemas del país con la instalación de grandes industrias que darían trabajo a miles de obreros y originarían chorros de divisas. Así, los gobiernos de Evo Morales adquirieron unas veinte industrias, por alrededor de 20 mil millones de dólares.
La nueva iniciativa de industrialización también terminó en frustración. Las nuevas empresas no funcionan o están en quiebra. Igual medida asumió el gobierno de Luis Arce, que ha anunciado un plan de industrialización que contaría con cerca de 120 empresas, la mayoría aún en proyecto, sin que se pueda creer en su realización. Entretanto, los nuevos emprendimientos para industrialización, que fueron en realidad ilusiones, acabaron sin funcionar a plenitud, como la planta de urea de Bulo Bulo, con frecuentes interrupciones en sus labores, y el ingenio azucarero de San Buenaventura, sin suficiente materia prima para su funcionamiento.
Algunas nacionalizaciones fueron tan inoportunas que sus dueños acudieron a tribunales internacionales, donde ganaron de forma irrevisable y recibieron del país millones de dólares, que mejor hubiesen servido para comprar directamente las empresas afectadas.
La historia detallada de esas industrializaciones aún no está escrita, pero se debe resaltar que, en todos los casos, eran intentos por establecer en el país un capitalismo de Estado que salvaría al pueblo boliviano en algunos momentos. Pero ese capitalismo ha fracasado y, como los anteriores, deberá ser revisado y modificado a tiempo, antes de que sea tarde.
Es preciso señalar que el capitalismo de Estado es una manera de propiedad de un sector social llamado burgués sobre los medios de producción. Se produce cuando el dueño de las empresas no es un empresario capitalista sino el Estado capitalista. El asunto tiene un agravante. Algunas veces es presentado como medida socialista para ganar el apoyo de obreros y así mantener el imperio del desorden, atraso y engaños, porque ese capitalismo de Estado no ha dado resultados favorables, por más experimentos de toda clase que se haya hecho en cien años y después de haber sacrificado a las masas populares, hasta llevarlas a las matanzas y la hambruna.

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