miércoles, julio 3, 2024
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Producir más alimentos, reducir cultivos de coca

Por sentido común, en nuestro país se requiere acabar con distorsiones económicas y culturales que pueden provocar perjuicios para la población. Y es que, mientras, por un lado, bajan los niveles de producción de alimentos, por otro se cultiva mayores cantidades de coca, inclusive en zonas no tradicionales, como en el oriente y en el norte de La Paz. Sin embargo, se sabe que solo la hoja de los Yungas sirve para el masticado, no la del Chapare, por ser áspera y tener un ingrediente químico que la hace apta para la fabricación de cocaína.
Al respecto recordemos que, en 2017, durante el gobierno de Evo Morales, no obstante que se sabía que había más de esa hoja que la necesaria, fue cambiada la Ley General de la Hoja de Coca para legalizarla y se aumentó la cantidad de plantaciones de 12 mil a 22 mil hectáreas. Actualmente se calcula que los cultivos de coca han sobrepasado las 30 mil hectáreas y pueden expandirse a más zonas con tierras fértiles, por el deseo de obtener ganancias sin control.
Mientras tanto, siguen abandonados los sectores de producción de alimentos. En últimos años, en cientos de hectáreas de los Yungas de La Paz, antes dedicadas a la producción de papa, café, frutas y otros, se ha pasado a cultivar coca, sin que las autoridades traten de evitar ese funesto proceso que causa no solo el desabastecimiento de los mercados urbanos, sino el alza de precios y la necesidad de hacer importaciones, con fuga de divisas e incentivando a la agricultura de países vecinos.
En Bolivia se está importando muchos de los alimentos que consume y las autoridades hacen poco para cambiar esa situación, excepto anuncios sobre medidas de efecto momentáneo. El caso es dramático. Continúa disminuyendo la producción de papa y de otros tubérculos, granos y frutas. También cae la producción por plagas de insectos, sequía, el despoblamiento en zonas productivas y la falta de políticas agrarias eficaces. Lo peor es que poco se hace para impedir la deforestación de miles de hectáreas, inclusive en reservas naturales, por agronegocio, por cultivar coca, extraer oro, maderas, etc. A muchos de esos avasalladores no les importa provocar feroces incendios que acaban con valiosos recursos naturales.
En el país por ausencia de una verdadera política agraria se reduce la producción de alimentos y, en cambio, aumentan las plantaciones de coca “para pijcheo e industrialización”. Al parecer no se toma en cuenta que ese proceder ayuda a que más de esas hojas sean destinadas a fines ilícitos, como “pasta” para cocaína. En vez de mostrar indiferencia ante el crecimiento de la producción de coca, sería motivo de elogio general que se estimule la producción de alimentos. Pero, ¿cuál autoridad dará los primeros pasos en ese sentido?

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