Según el último reporte del BCB, respecto a nuestras Reservas Internacionales Netas (RIN), a agosto de 2023, tenemos un valor de $us 2.147,3 millones, de las cuales $us 1.629,7 son Oro, $us 437,9 millones Divisas, $us. 45 millones son DEG y $us 34,7 millones del tramo de reservas del FMI. Si hacemos una breve comparativa con sus valores de agosto de 2022, el Oro descendió en un 32%, las Divisas en un 49%, mientras que los DEG cayeron en un 91%; sin embargo, según datos del FMI, a octubre 2023, tenemos $us 44,84 millones en DEG (33,72 millones en DEG al tipo de cambio vigente), lo que representa solo un saldo del 8,55% del total asignado este año por este organismo de financiamiento multilateral.
Se observa en este 2023, que la tendencia continúa en la reducción de las Reservas Internacionales Netas y la de sus diferentes componentes, por ejemplo, de enero a agosto, el oro decreció en un 39% y los DEG en un 92% durante el mismo período. La caída de nuestras RIN, durante estos 8 meses, fue de $us 1.468,7 millones, un 41%; es decir, por día las mismas decrecían alrededor de 6 millones de dólares americanos.
El nivel de divisas es muy bajo, lo cual limita claramente la posibilidad de importar con normalidad del exterior, claro ejemplo son los carburantes. Entrando en contexto, de enero a septiembre de 2023 se importó por un valor de $us 8.436,5 millones ($us 937,9 millones por mes), y en el caso de los carburantes un monto de $us 2.155,9 millones, es decir $us 239,54 millones al mes. Observando los datos del BCB, durante este año nunca tuvimos un nivel de divisas por encima de los $us 500 millones, a agosto solo tenemos $us 437,9 millones, con lo que solo tuviéramos para comprar menos de dos meses de diésel y gasolina. ¿Qué hacemos con el resto de productos que necesitamos importar?
Todo lo anterior, llevó al Gobierno nacional y al BCB, a intentar incrementar el flujo de divisas de la economía nacional con una mayor deuda externa y la monetización de nuestras reservas de oro, en total 17 toneladas; sin embargo tales políticas no fueron totalmente efectivas, ya que sigue reflejando un flujo neto de divisas negativo, lo cual se refleja en que no hay los recursos suficientes para pagar oportunamente a nuestros proveedores de carburantes, lo que se evidencia en la escasez y largas filas en los surtidores del país.
Mientras el gobierno central presente iliquidez financiera y baja generación de divisas por cuenta propia, poco a poco se está llevando a nuestra economía a una crisis de balanza de pagos y a una posible devaluación de nuestra moneda local; donde sería no solo insostenible mantener los subsidios a los hidrocarburos, sino inclusive no importar con normalidad los mismos y otros productos para nuestra economía.
La fórmula es simple, si las RIN siguen cayendo, porque monetizamos más oro de lo que compramos, gastamos más divisas de las que ingresan o si implementamos alguna política monetaria errada, como la del tipo de cambio preferencial, las mismas pueden llegar a un nivel tan bajo, que sería dañino para la macroeconomía boliviana; donde el costo sería una inflación mayor, con precios de mercado “reales”, pérdida del poder adquisitivo, incremento de la informalidad y un paso delante de una mayor pobreza en la población.
El autor es Presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.